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Mariam A. Montesinos

«Si protegen al lobo, habrá que pagarlo entre todos»

Ganaderos que sufren ataques del cánido arremeten contra la prohibición de su caza, medida que celebran los ecologistas y que los cazadores tachan de «desproporcionada»

Alicia Pérez

Zamora

Domingo, 14 de febrero 2021, 07:57

«Nosotros nunca hemos dicho que haya que matar al lobo, pero cuando hay sobrepoblación, tienen que controlarlo y si quieren protegerlo, tendremos que hacerlo entre todos porque aquí siempre pagamos los mismos». Quien habla es Miguel Ángel Marcos Carro, el ganadero zamorano cuya explotación ha sufrido un ataque de lobo con 59 ovejas muertas en plena polémica por la protección especial del cánido.

La decisión de incluirlo en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial, lo que implica que dejará de ser especie cinegética al norte del Duero porque al sur ya está protegido, ha abierto una polémica en la que las diferentes posturas parecen irreconciliables. La medida, que fue votada en la Comisión Estatal para el Patrimonio Natural y la Biodiversidad, se ha encontrado con el rechazo frontal de Castilla y León, donde en 2020 se comunicaron 2.578 ataques de lobo con 3.685 cabezas de ganado muertas.

El último censo regional realizado entre 2012 y 2013 por la Consejería de Fomento y Medio Ambiente concluyó que existían 179 manadas. Mientras se habla de aumentar el régimen de protección de la especie, Miguel Ángel Marcos y sus hermanos calculan las pérdidas que ha supuesto el ataque en la explotación ganadera de ovino. Son los únicos ganaderos que quedan en el pequeño pueblo zamorano de Villalonso, de 75 habitantes.

En los años 90, había en Villalonso, famoso por su Castillo y situado en el alfoz de Toro, una docena de profesionales dedicados a este sector. Hoy solo quedan ellos. «Esto es el fiel reflejo de lo que hay en toda Castilla y León. Te das una vuelta por las explotaciones y ves que no hay relevo generacional y con estas cosas que están saliendo… qué ganas te van a quedar de seguir», explica el ganadero de 45 años.

En la explotación, con 2.000 ovejas reproductoras de raza Assaf y 400 animales en reposición, trabajan los cuatro hermanos Marcos Carro y otras cuatro personas a las que dan empleo. Es el tercer ataque de lobo que se produce en la ganadería desde que la pusieron en marcha en el año 2000. Este último siniestro ha sido el peor, con la muerte de 59 ovejas. La mayoría de ellas, asfixiadas y aplastadas al intentar huir del cánido. Otras han quedado heridas.

«El actual modelo de gestión mixto ha llevado al cánido a un estado favorable de conservación»

Jesús Palacios Alberti, director del Centro del Lobo Ibérico de Castilla y León Félix Rodríguez de la Fuente y jefe de la Sección de Especies Protegidas, Flora y Fauna de la Junta de Castilla y León en Zamora, considera que en España se ha demostrado, al menos en los últimos 30 años, que el actual modelo de gestión mixto, con protección estricta y actuaciones cinegéticas de gestión, ha llevado al lobo a un estado favorable de conservación.

El experto explica que la especie ha tenido un notable incremento tanto en el número de ejemplares como en el territorio colonizado, a diferencia de lo ocurrido en otros territorios, como Portugal, en los que se adoptó hace muchos años el modelo de prohibición y donde la especie «no ha progresado como en España».

Director del Centro de Robledo, al que asegura que esta decisión no afectará, considera que, en los términos que se plantea, la propuesta de prohibir la caza del lobo supone la pérdida de una importante oportunidad de abordar de forma efectiva la problemática del lobo. «Se ha realizado sin ningún tipo de consenso, enfrentando por un lado a los ganaderos y a las comunidades autónomas que albergan y gestionan las poblaciones de lobo en España, con los sectores más conservacionistas con el apoyo de algunas comunidades autónomas que no tienen lobo».

Jesús Palacios cree que el cambio que se plantea no solo va a ir en contra de los intereses ganaderos, sino también, «como ha pasado en otros países», en contra del propio lobo, «que a buen seguro sufrirá un previsible aumento de las acciones ilegales por el descontento de los colectivos con los que no se ha contado».

Sobre el Centro del Lobo Ibérico emplazado en Sanabria. afirma que no se vería afectado por este cambio y que seguiría siendo un lugar de encuentro donde se pueden observar manadas de lobos en un escenario privilegiado como la Sierra de la Culebra, y aprender sobre diferentes aspectos acerca de «esta fascinante especie que tantas pasiones desata».

La explotación cuenta con cámaras de seguridad, un vallado perimetral y dos perros mastines. Aún así, el lobo consiguió entrar. Creen que lo hizo por debajo de la puerta tras excavar en la tierra húmeda por la lluvia.

«Nunca hemos dicho que haya que matar al lobo, pero cuando hay sobrepoblación no tienen comida, tienen que buscarse la vida y atacan. Cuando en una zona haya más animales de los que debe haber, que los retiren y los lleven a Canarias, Barcelona o a la Gran Vía de Madrid», dice con desesperación Miguel Ángel Marcos. «Si quieren proteger al lobo, que pongan una partida y paguen los daños».

Calcula que por cada animal macho muerto, en total 20, perderán 400 euros porque el seguro no cubre el gasto que supone adquirir uno de esas características. A esto suma las corderas asfixiadas, los abortos y la pérdida tanto en producción de leche como de la inversión para alimentar a los animales.

En Santa Colomba de Sanabria, zona lobera por excelencia de la provincia de Zamora, tiene su explotación de ovino el ganadero Alberto Fernández, quien apoya la protección del lobo, pero eso sí, sin que los ganaderos tengan que hacerse responsables de los daños. «La sociedad quiere lobo y tiene que hacerse cargo de esos daños lo más rápido posible. Esa protección no la podemos pagar un sector solo».

Varias ovejas abatidas por un lobo en una finca de Villalonso (Zamora). A. Mingueza

Pastoreo tradicional

El ganadero sanabrés, que tiene 17 mastines para proteger las 900 ovejas de su explotación y apuesta por otras medidas como el pastoreo tradicional, reconoce que la coexistencia con el lobo es dura, da mucho trabajo y gastos, tanto en dedicación como en infraestructuras y mantenimiento de los perros mastines. Por este motivo, reclama que se faciliten y subvencionen medidas de protección como pastores eléctricos y que se reconozca a los mastines como perros de trabajo.

La decisión de incluir al lobo en el listado de especies protegidas es una petición de las asociaciones ecologistas desde hace años. Carolina Martín, portavoz de Ecologistas en Acción de Castilla y León, se muestra satisfecha. «Han sido muchos años de litigios y de intentar demostrar que el lobo merece protección y tiene que dejar de ser cazado».

Respecto a los daños en el sector ganadero, Ecologistas en Acción apuesta por hacer un esfuerzo en formación e información, y que las administraciones inviertan en medidas de prevención para evitar los ataques. «Así mejorará la coexistencia del ganado con el lobo. La gestión basada en la escopeta no funciona», considera la portavoz.

Contraria es la opinión de los cazadores, tanto desde la Federación de Caza de Castilla y León como desde la Delegación Provincial de Caza de Zamora.

El presidente de la federación regional, Santiago Iturmendi, tilda la medida de «despropósito» y considera además que va a perjudicar a la especie. «Se ha demostrado que gestionando bien el lobo, de forma razonable y racional, la especie ha ido a más de una forma espectacular en los últimos años. La regulación del lobo es necesaria, como ocurre con las poblaciones de jabalíes, corzos y ciervos».

En Zamora, el delegado provincial de la Federación de Caza, José Antonio Prada, entiende que prohibir la caza es «desproporcionado» y una medida sin sentido. «La provincia de Zamora tiene casi los mismos lobos que Francia. No entendemos dónde está la especie vulnerable, posiblemente lo digan porque desconocen los problemas que supone la convivencia del lobo con los ganaderos en esta tierra», señala.

Mientras se debate sobre un tema muy polémico, el temor sigue presente en la única explotación ganadera que queda en Villalonso. «La incertidumbre de que el lobo pueda volver a atacar siempre está ahí», afirma el ganadero Miguel Ángel Marcos, todavía con el susto en el cuerpo.

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