ALICIA PÉREZ
ZAMORA
Jueves, 13 de septiembre 2018, 21:58
Hace dos meses que el Café-Bar Savoy de Zamora cerró sus puertas. Era un café literario con un millar de libros en sus estanterías y la organización de conciertos en acústico y conferencias incluso con la presencia de Fernando Sánchez Dragó en ... su currículum. Yasmine Smit, nacida en Formentera, y su madre, Olga Seco, zamorana, se vieron obligadas a cerrar el negocio del número 12 de la calle San Andrés de Zamora.
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Decidieron montar el bar cuando Yasmine Smit volvió de Madrid a Zamora tras estudiar Arte Dramático, pero no querían que fuera un bar cualquiera, sino un bar diferente en el que estuviera presente la cultura. Olga Seco se encargaba de gestionar los eventos culturales y su hija, de estar detrás de la barra. «Por desgracia, emprender es muy difícil y más siendo algo cultural», explica Yasmine Smit.
Tras conocer la noticia de la pérdida del 80% de los fondos de la biblioteca de Cebolla, en Toledo, por la riada, ambas se han puesto manos a la obra y han hecho un llamamiento a través de la red social Twitter para buscar a alguien dispuesto a llevar los mil libros del antiguo Savoy hasta Cebolla. Y lo han encontrado, ya que tres personas se han ofrecido a realizar el viaje.
La idea ha sido de la zamorana Olga Seco, quien ideó también la apertura del café literario en Zamora por su pasión por la literatura y la escritura. «Mi madre pensó que qué mejor forma de que los libros los puedan aprovechar y les den vida», explica Yasmine Smit.
«Nosotros hemos cerrado, pero esos libros también pueden tener un principio y un comienzo como puede ser una biblioteca, que yo creo que es algo fundamental que tiene que haber en un pueblo», afirma la joven sobre el objetivo que se han propuesto de ayudar a la biblioteca municipal de la pequeña localidad y donar sus libros para que «con ellos los escritores nunca mueran, puedan seguir enriqueciendo y se sientan queridos».
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Entre los libros del Savoy hay, sobre todo, literatura española y también alguna publicación en francés. Principalmente, son libros de pequeño formato de autores como Juan Ramón Jiménez o Camilo José Cela. Se encuentran también cuentos, enciclopedias y diccionarios. «Hay un motón de cosas», explica la promotora de la iniciativa.
Los habían ido comprando. Muchos son personales, otros adquiridos en librerías de viejo y algunos también los habían llevado clientes. De momento, no han logrado contactar con el Ayuntamiento de Cebolla, pero ya tienen todos los libros preparados y metidos en unas quince bolsas de rafia de supermercado, a la espera de que la localidad toledana les dé el «sí». Será entonces cuando organicen el traslado de los libros con alguna de las personas que se han ofrecido por Twitter a realizar el viaje, ya que las donantes no pueden hacerlo por falta de tiempo.
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En el café-bar zamorano ya cerrado, los libros estaban dispuestos en estanterías, junto a una gran mesa en la que se celebraban charlas. Estaban allí para que la gente los leyera, sin embargo, «poca gente los cogía».
Ahora, el objetivo de las zamoranas es ayudar a la localidad afectada por la riada. Creen que no hay mejor salida para los libros del Savoy que ayudar a restablecer y reconstruir una biblioteca.
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