Zamora

El dueño de los perros que mataron a una joven recurre el sacrificio de los animales

Los animales fueron trasladados hasta la provincia vallisoletana después del terrible suceso que acabó con la vida de Arancha Corcero. Fueron siete los perros, pero uno de ellos falleció a los quince días a raíz de la herida ocasionada por un dardo a la hora de su captura por parte del Seprona. Desde entonces, los seis perros han mostrado una actitud «tranquila», según apuntan desde el centro canino. Divididos por parejas, una de ellas compuesta por dos machos, no han protagonizado ningún incidente en estos cuatros meses. «Estamos a la espera de que nos comuniquen qué va a pasar con ellos», añaden.

Además de resolver sobre esta cuestión, la Audiencia de Zamora tendrá que hacer lo propio con el auto de ingreso en prisión del dueño de los animales. La defensa del pastor y la Fiscalía recurrieron la entrada provisional en la cárcel. Tras valorar el contenido del atestado, las declaraciones de los testigos, la declaración del propio acusado, la autopsia y otras diligencias practicadas desde que se abrió la investigación judicial, el juez entendió que los hechos revisten los caracteres de un delito de homicidio castigado con penas de más de dos años de prisión, y considera que existen elementos «para creer responsable criminalmente» del mismo al investigado.

Asimismo, la declaración de los guardias civiles ante el juez versó sobre la agresividad de los perros, además de encontrarse «sueltos y sin control». También declaró un vecino de la zona, que filmó, los días previos al ataque, la presencia, «también agresiva», de los animales. Además, hizo la puntualización de que no era la primera vez que sufría ese percance, aunque, en esa ocasión, en otro punto más alejado a la ubicación del rebaño.

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Los hechos del ataque mortal ocurrieron en la tarde del 23 de octubre del año pasado, cuando Arancha, enfermera de profesión, salió a dar un paseo por la zona desde su casa de Roales. En su recorrido pasó cerca del rebaño que vigilaban los perros, quienes atacaron a la joven. Esta, ante el avance de los canes, llamó a su madre para pedir auxilio. «¡Mamá, que vienen los perros! ¡Vienen a por mí! ¡Auxilio!», fueron las últimas palabras de Arancha antes de que fuera presa de los perros (tres mastines, dos carea leoneses y dos cachorros).

Los forenses acreditaron en su informe que el cuerpo presentaba más de un centenar de dentelladas. La enfermera, de poca envergadura, poco pudo hacer para defenderse una vez que la manada inició la persecución de su víctima.