Evacuados de la zona del incendio, en Ifeza. ALBERTO MINGUEZA

«Cierras la puerta y se acabó. Entonces, la incertidumbre te mata»

Las 350 personas evacuadas al recinto ferial de Zamora piden información y se muestran indignados: «¿Dos veces en un mes? No se puede aguantar esto»

Sofía Fernández

Valladolid

Lunes, 18 de julio 2022, 20:44

Las horas pasan en el recinto ferial de Ifeza y, lejos de calmar los ánimos, la situación de incertidumbre y miedo avanza al tiempo que ... lo hacen las llamas del incendio forestal de Losacio, que se dirigen ahora a la zona de la Vega del Tera. Ya son catorce los pueblos evacuados y más de 2.700 las personas que han tenido que dejar todo atrás repitiendo un escenario de pesadilla que se produjo hace apenas un mes en la Sierra de la Culebra, que vuelve a ser pasto de las llamas.

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«Supuestamente hay expertos que gestionan todo para que esto no ocurra, ¿no? ¿Dos veces en un mes? Pero esto qué es, que no hombre, que esto no se puede consentir. La que se ha preparado otra vez, ayer crucé la sierra y las llamas llegaban hasta la carretera, no había nada cortado. Esto es un descontrol. Es que no se puede aguantar esto. Estar con la incertidumbre de qué pasará y qué pasará», dice indignado el zamorano David Casas. Se lleva a sus abuelos Manuel Casas (87) y Justina del Río (85) de Ifeza. También a la hermana de ella, a Cecilia, de 91 años. Todos ellos de Riofrío de Aliste. Llama la atención cómo caminan en silencio, obedientes, ayudados por sus bastones y bajo un sol abrasador hasta llegar al parking. Ni una queja. Ni un reproche. Solo desconcierto y tristeza.

«Me los llevo porque son muy mayores y están mejor en mi casa que aquí», dice David Casas, mientras les ayuda a montar en el coche.

«¿Que cómo estamos?», comenta Manuel a sus 87 años. Pero no responde a la pregunta, solo resopla con una sonrisa irónica y ladea la cabeza mirando al frente. Como a la mayoría de las personas que se encuentran en Ifeza no le salen las palabras, porque están viviendo de nuevo una pesadilla que amenaza con llevarse por delante todo lo que tienen. Todo por lo que han trabajado y luchado.

Cecilia, Justina y Manuel, a su llegada al recinto de la capital zamorana. A. MINGUEZA

Manuel, Justina y Cecilia fueron evacuados a las cuatro y media de la madrugada de Riofrío de Aliste y con lo puesto salieron de su casa. Tras un día agotador encontrarán algo de descanso en la casa de su nieto David, pero no saben cuándo podrán volver a su hogar.

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Esa incertidumbre y ese miedo a qué van a encontrarse cuando puedan regresar es la que les genera unos sentimientos que unos pocos alcanzan a describir con dificultad.

Como les pasa a Juani García, de 65 años, y a su madre, Dolores Hidalgo, de 92, mientras esperan a que pase el tiempo sentadas con su pequeña perra Lola en brazos.

«Esta mañana no ha querido salir de su cesta y sabía que algo pasaba. No sé ni cuánto hemos tardado en llegar al pabellón porque esto es como un sueño, como si la cabeza no lo asimilara, como si estuvieras flotando. Estamos en un estado de nervios… ahora mismo no quiero pensar en nada pero, ¿cómo tendremos todo aquello cuando volvamos?», se pregunta Juani.

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A. M.

Llevaban solo una semana en Villanueva de las Peras y esta mañana, sobre las 10, han tenido que salir con lo puesto. «Somos de Asturias y siempre veraneamos en el pueblo y nos hemos encontrado con esto, por no coger no hemos cogido ni la medicación de los nervios que teníamos, pero aquí nos están cuidando muy bien. El trato es exquisito por parte de todos los que están trabajando aquí», señala Juani tratando de encontrar un aspecto mínimamente positivo a una situación límite como la del avance de este incendio que corre a una velocidad récord y que ha acabado con la vida de dos personas arrasando más de 10.000 hectáreas.

«Lo que quiere saber todo el mundo que está aquí, es cómo están nuestras casas, nuestros pueblos»

fRANCISCO mORAIS

Vecino de Tábara

«Esto no se puede explicar, es cerrar la puerta y se acabó. Había ceniza, humo, polvo…y ya hasta aquí. No sabemos nada y está incertidumbre te mata. ¿Y otra vez lo mismo en un mes? Esto no se explica», finaliza Juani antes de hacer cola para que ella y su madre puedan comer.

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En la zona sur del pabellón intenta pensar en otra cosa Francisco Morais un vecino de Tábara de 65 años. «No llevábamos ni unas horas en el pueblo -somos de Guipúzcoa- cuando nos desalojaron ayer por la noche. Desde entonces he estado con mi mujer Neme en el polideportivo de Zamora y hoy aquí, pero no sabemos más», explica con evidente molestia.

«Lo que quiere saber todo el mundo que está aquí, dice señalando a las personas del pabellón, es cómo están nuestras casas, nuestros pueblos. No nos han dejado ayudar a que pudiéramos tratar de sofocarlo y que no queme más; hay gente que puede ayudar, como es mi caso, y no te dejan», explica.

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Francisco su mujer y sus hermanos se sientan en corro y tratan de matar el tiempo, pero lo que les indigna es la falta de información.

«He preguntado a la policía que hay aquí, a los que pueden saber algo pero nadie dice nada y no sabemos nada del avance del fuego, queremos que nos digan algo que nos tranquilice», asegura Morais, vecino de Tábara, cabeza de comarca de los pueblos de la zona, que entre la indignación y el abatimiento espera ansioso la llegada de noticias.

Una mujer espera a sus familiares. a. mingueza

La historia se repite para algunos que ya fueron evacuados hace un mes, como ha sucedido con la residencia de ancianos de Ferreras de Abajo, cuyos usuarios están siendo reubicados en las tres que ha habilitado la Junta por la situación.

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La sensación que tienen muchos de los que llegan y muchos de los que llevan horas aquí es que Ifeza se va a quedar pequeño. «De momento habrá unas 350 personas porque, a medida, que llegan, muchos se marchan acompañados por familiares. La situación está controlada», comenta uno de los dos policías municipales encargados de registrar a las personas que acuden al pabellón.

A la lista de 14 pueblos desalojados se les sumaban poco después de las cuatro de la tarde Melgar de Tera y Pumarejo de Tera, pequeñas localidades con un paraje natural que destaca por sus nogales. Media hora después, Ferreras de Abajo elevaba el número a 17.

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El incendio «inextinguible» en su frente, en palabras de la Junta, avanza descontrolado mientras los vecinos de las zonas afectadas piden que se declare nivel 3 de gravedad. Una declaración que partiría del Ministerio del Interior, al calificarse la emergencia de interés nacional.

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