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Jueves, 4 de diciembre 2014, 19:02
Nació y vivió en ella. Aún recuerda quienes ocupaban cada casa. «El taller de Pedro el ciclista, la casa de la peluquera». Pero desde hoy es más que nunca su plaza. Una placa frente a su balcón así lo atestigua: Plazuela del Poeta Jesús Hilario Tundidor, en el homenaje «permanente» que le ha querido rendir Zamora. «La tierra que más amo. Esta tierra inmortal, tierra del vino, tierra del pan», recitó el Premio Castilla y León de las Letras de 2013.
Entre la calle de las Damas y el edificio de la Diputación Provincial, y en la plaza que hasta ahora llevaba el nombre de Sor Ignacia Idoate, el poeta descubrió la placa con su nombre y su efigie realizada por el escultor zamorano Ricardo Flecha. «Justo ha sido vivir, establecerse dentro de una edad, y ser digno e indigno, y conocer que pronto si todo pasa deja una sola verdad: la sola vida», reza la placa de bronce en recuerdo de su libro Pasiono, publicado en 1972.
«No quiero terminar llorando. Que ya lloré bastante con los palos que me daba mi padre por no ir al instituto. Quién le iba a decir que iba a estar toda mi vida con los libros», recordó Jesús Hilario Tundidor rodeado de familiares, representantes institucionales, amigos y compañeros.
«Lo agradezco de corazón y sobran las palabras», dijo el escritor tras las declaraciones, «tan guapas como ella», de la alcaldesa de Zamora, Rosa Valdeón, encargada de abrir el acto de homenaje. «Es admirable que además de tu nobleza y grandeza sepas unirnos a gente tan diferente con ese cariño y respeto que te profesamos todos», afirmó la alcaldesa, quien ensalzó la carrera y la trayectoria poética del artista.
En este sentido, aseguró que muchos han sido los homenajes al poeta desde que recibió el premio Adonais de 1962 hasta el Premio Castilla y León de las Letras de 2013, pero que faltaba uno que, según sus palabras, puede parecer el más humilde de todos pero que ha pretendido enmendar ese reconocimiento que faltaba de su tierra y de sus paisanos. «Siempre ha sido un hombre que ha querido a su tierra, la que mamó y que vio nacer a una persona que es bueno y grandullón como una luna llena recién puesta sobre el horizonte, hondo como la propia vida», señaló Rosa Valdeón, en un acto entrañable protagonizado por los versos, vivencias y bromas del autor.
La regidora destacó que la belleza y calidad de la obra de Tundidor le ha hecho reconocido entre los mejores y señaló que el poeta zamorano tiene unos valores que «nos hacen sentir aún más cómplices de esa poesía». Además, alabó su capacidad para hacer suyos los paisajes y devolvérselos al lector en forma de poesía.
«Hoy queremos que tengas el recuerdo con tu nombre, en tu ciudad, en tu calle, pero sobre todo, con tu gente», afirmó la alcaldesa dirigiéndose al artista, al que cobijó con un paraguas de la lluvia que empezó a caer durante el acto. «Y eso que lo miré ayer y ponía que no llovía», dijo emocionado Tundidor, a quien el agua y haber perdido las gafas no impidieron recitar A Alma, mi perra o La tierra que más amo.
Se trata de algunos de los poemas que ha recopilado en un nuevo poemario bajo el título Elegía en el Alto de Palomares. «He hecho un libro con mucha conciencia e incorporando cosas de creación literaria de otro que no se vendió, no se por qué», explicó el autor sobre la antología.
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