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Anthony Fauci Epidemiólogo y asesor del presidente de EE.UU. «Nunca financiamos en Wuhan procedimientos que fuesen más allá de los límites permitidos»

Es el principal epidemiólogo de Estados Unidos. Ahora asesora a Joe Biden... pero también asesoró a Donald Trump y a los cinco presidentes anteriores. Amenazado por negacionistas y antivacunas, a sus 81 años sigue en primera línea contra la Covid y no duda en responder a todas las polémicas sobre la evolución y el origen del virus.

Miércoles, 02 de Febrero 2022, 12:33h

Tiempo de lectura: 6 min

En la dividida América de hoy, Anthony Fauci, de 81 años, es una figura odiada por unos y alabada por otros. Este médico e inmunólogo dirige el Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas, un gigante de la investigación del sida, la tuberculosis, la malaria y los trastornos autoinmunes, dotado con un presupuesto de más de seis mil millones de dólares. Fauci ha asesorado a todos los presidentes de Estados Unidos desde Ronald Reagan. Con Joe Biden, ya son siete.

XLSemanal. En agosto de 2020 afirmó que, con una vacuna eficaz, la pandemia concluiría a finales de 2021. ¿Qué ha pasado?

Anthony Fauci. Simplemente que el virus ha hecho lo que los virus tienden a hacer: sorprendernos. Por ejemplo, no esperábamos que surgiera una variante como delta, que, además de ser más contagiosa, provoca cuadros más graves. Después descubrimos que la protección de la vacuna remite pasados unos meses, así que empezamos a administrar dosis de refuerzo. Y justo cuando empezábamos a tener la cosa más controlada llegó ómicron.

«Los extremistas dicen que el virus lo creé yo. El simple hecho de velar por la salud pública hace que me odien»

XL. La nueva variante, que se transmite aún mejor que delta.

A.F. Sí, se trasmite de una manera realmente excepcional. Pero ya hemos visto que los cuadros provocados por ómicron son mucho más leves, lo que ha sido una buena noticia. De todos modos, ahora se ha contagiado tanta gente que incluso un porcentaje mínimo de casos graves representa un desafío muy serio para los sistemas sanitarios.

XL. ¿Habrá nuevas variantes después de ómicron?

A.F. Sigue habiendo muchos países, especialmente aquellos de ingresos medios y bajos, en los que el porcentaje de personas vacunadas es muy escaso, así que vamos a seguir teniendo focos latentes de contagio. De esa forma lo que hacemos es darle al virus la posibilidad de mutar… y es posible que la próxima variante no solo sea más contagiosa, sino que también provoque cuadros más severos.

XL. Poco antes de las Navidades, la Policía detuvo a un hombre con un rifle semiautomático, munición y una lista de objetivos en la que figuraba su nombre. ¿Cómo un investigador puede acabar convertido en blanco de ese odio? 

A.F. Hay gente que está instrumentalizando con fines políticos la división que reina en nuestro país. A mí se me ha convertido en una figura polarizadora, no es algo que haya hecho yo. Los extremistas aseguran que el virus lo creé yo, lo que es totalmente absurdo, claro está. También dicen que ataco la libertad individual de las personas por decirles que deberían vacunarse, llevar mascarilla, evitar los lugares concurridos. El simple hecho de velar por la salud pública me ha convertido en blanco del odio de mucha gente. Se han inventado mentiras sobre mí, mentiras que, si se repiten lo suficiente a través de las redes sociales, llevan a que algunos individuos que no están del todo en sus cabales acaben sintiendo que deberían deshacerse de esa persona que presuntamente quiere arrebatarles su libertad. Creo que es algo muy muy preocupante. Cuando está en juego la salud de todos, deberíamos remar en la misma dirección para combatir a nuestro enemigo común. Y ese enemigo común es el virus, no las autoridades sanitarias que están intentando controlar la pandemia.

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A micrófono abierto. El pasado 11 de enero, Fauci declaró en el Senado. El republicano Roger Marshall insinuó que el científico estaría en connivencia con las compañías farmacéuticas para obtener beneficio económico. Tras refutar sus acusaciones, y creyendo tener el micrófono cerrado, el mundo entero le oyó murmurar: «¡Menudo idiota!». |Greg Nash/Pool

XL. Algunos opinan que el SARS-CoV-2 podría haber sido fruto de un experimento de 'ganancia de función'. Se trata de un tipo de experimento con el que los científicos investigan qué alteraciones genéticas hacen más peligroso un patógeno concreto. Usted declaró bajo juramento ante el Congreso que los Institutos Nacionales de Salud (NIH) –la principal autoridad en cuestiones de salud pública de Estados Unidos– jamás han financiado una investigación de ese tipo en Wuhan. Sin embargo, más tarde, la prensa sacó a la luz un documento que probaba que en realidad los NIH habían concedido una ayuda económica a un importante proyecto que incluía experimentos con ratones y virus alterados de murciélago. ¿No era una investigación del tipo ganancia de función?

A.F. La expresión 'ganancia de función' resulta muy engañosa. El hecho de que todos los años podamos producir vacunas específicas para cada temporada de gripe se basa en investigaciones de ese tipo, pero la gente esgrime el concepto sin saber lo que significa. Estados Unidos llevó a cabo un proyecto que se prolongó durante tres años, de 2014 a 2017, para determinar qué investigaciones están permitidas y fijar los límites. No fui yo quien se encargó de hacerlo, fue la Oficina de Política de Ciencia y Tecnología de Estados Unidos, es decir, se hizo a nivel gubernamental.

XL. ¿Y la ayuda concedida a la ONG EcoHealth Alliance quedaba dentro de los límites aprobados?

A.F. Aquella ayuda, de escasa cuantía, se le concedió a la organización EcoHealth para supervisar el tema de los murciélagos y buscar la causa última del virus original del SARS. Y se hizo utilizando unas tecnologías que, según la valoración de los expertos, se encontraban dentro de los límites permitidos para una investigación de ese tipo. Se trató de un trabajo de enorme calidad que confirmó de dónde vino el SARS original. Algunas personas lo interpretaron como una investigación de ganancia de función. En definitiva, cuando se me preguntó si alguna vez habíamos financiado en Wuhan procedimientos que fuesen más allá de los límites permitidos, la respuesta fue: por supuesto que no.

XL. El debate sobre la investigación de ganancia de función es tan acalorado porque tras él se encuentra la sospecha de que el SARS-CoV-2 podría haber surgido en un laboratorio...

A.F. Cualquiera con conocimientos y experiencia en virología evolutiva y filogenia vírica sabrá que los virus con los que se trabajó en el marco de la investigación financiada por los NIH en ningún caso pudieron evolucionar hasta dar lugar al SARS-CoV-2.

«El enemigo común es el virus, no las autoridades sanitarias que están intentando controlar la pandemia»

XL. ¿Estaría abierto a debatir la conveniencia de establecer directrices más rígidas para este tipo de investigaciones?

A.F. Por supuesto. Si la opinión pública quiere que las volvamos a revisar, estaré encantado de hacerlo.

XL. Si echa la vista atrás a estos dos años de pandemia, ¿hay algo de lo que se arrepienta? Aunque bueno... quizá no tendría que mirar tan atrás para encontrar algo de lo que arrepentirse: hace pocos días, el mundo entero le oyó murmurar «¡qué idiota!» durante una comparecencia ante el Senado retransmitida en directo. Se refería al senador republicano Roger Marshall, que le había preguntado por sus finanzas personales. Imaginamos que, cuando pronunció esas palabras, pensaba que su micrófono estaba cerrado…

A.F. Miren, lamento haberlo dicho, pero el senador había insinuado que estoy en connivencia con las compañías farmacéuticas para obtener beneficio económico. El senador no sabía que el estado de mis finanzas personales está a disposición de todo el mundo. De todos modos, no debería haber dicho lo que dije, no es mi estilo. Pero resulta muy frustrante ver a un senador de Estados Unidos planteando una pregunta tan ridícula.

XL. En la misma comparecencia, también fue objeto de violentos ataques por parte de otro senador republicano, y en estos momentos hay desatada en las redes sociales una verdadera campaña de odio contra usted. ¿No preferiría estar tumbado en la playa disfrutando de la vida?

A.F. Soy médico y científico, y como director de una institución científica mi tarea es desarrollar las vacunas y tratamientos que nos permitan estar preparados y responder a las pandemias. Nos encontramos en mitad de un estallido pandémico de proporciones históricas, y en los últimos dos años no he tenido ni un solo día libre, pero es igual. Tenemos que poner fin a esta pandemia. Cuando haya acabado, me pensaré lo de irme de vacaciones a la playa. Pero de momento no.


© Der Spiegel


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