Nelson Mandela 60 años de lucha contra el “apartheid” El líder que supo luchar sin odio
Nelson Mandela fue el preso más famoso del mundo durante casi tres décadas. Condenado hace ahora 60 años por defender los derechos de los negros contra el régimen sudafricano del 'apartheid', pasó a la historia como uno de los grandes líderes políticos del siglo XX, sinónimo de paz y reconciliación.
Rivonia, Suráfrica, 1964. Un juzgado, abarrotado de público y periodistas, guarda unos instantes de silencio. En pie, en el banquillo de los acusados, un hombre negro de mediana edad, porte elegante y ademanes distinguidos, acaba de pronunciar su alegato final. Se trata de Nelson Rolihlahla Mandela, dirigente del Consejo Nacional Africano (ANC). Poco después, el tribunal cerraba el juicio más famoso de la historia africana con ocho condenas a cadena perpetua contra otros tantos líderes del ANC, la organización política que llevaba medio siglo luchando por los derechos de los negros surafricanos.
Al día siguiente, el Times de Londres publicaba en la crónica final del proceso: «La sentencia de la Historia será que el verdadero culpable es el Gobierno y este es ya el veredicto de la opinión pública mundial». Nelson Mandela salió de la cárcel en 1990, tras haber cumplido 27 años de reclusión. La frase del prestigioso diario británico fue absolutamente precisa: el régimen segregacionista, impulsor de la política de apartheid, fue universalmente condenado, tuvo que abandonar la Commonwealth y sufriría los embargos y condenas de gran parte del mundo.
Ese sacrificio por la causa de la libertad y los derechos de los africanos fue una de las constantes en la vida de Mandela, que dejó sus raíces en 1934 para ir a la Universidad, donde conoció a varios de sus futuros compañeros de lucha política y vivió las primeras huelgas. Luego, retornó a su tierra, pero sólo para rechazar el tipo de vida y de matrimonio que su familia le había preparado. Huyó a Johannesburgo, donde pasó grandes privaciones.
Toda petición negra se contesta con violencia
En esa época se afilió al ANC, una vieja organización nacida hacia 1912 que, en palabras del novelista y político catalán Alfred Bosch, «había sido poco más que una tertulia» hasta esta época: profesionales liberales partidarios de la resistencia pasiva –por influencia de Gandhi– para conseguir derechos civiles y nacionalistas autóctonos, más interesados en la salvaguarda del folclore y de la historia guerrera y mítica de sus antepasados que en combatir por los derechos civiles de los negros.
Pero a finales de 1940 se concretaron las demandas del ANC: derecho a la ciudadanía, al sufragio universal, a la compra y posesión de tierras… ante las que el Estado blanco replicó con violencia y leyes segregacionistas. El ANC mantuvo, pese a la tremenda represión, su política de resistencia pasiva: huelgas y desobediencia civil, lo que marcó el camino de lo que serían las movilizaciones negras en Estados Unidos de la década siguiente.
En 1958, Mandela se casó con Winnie Madikizela, una decidida activista a la que conoció al fijarse en ella en una parada de autobus cuando aún estaba casado con su primera esposa Evelyn Mase. Se casaron un año después, justo cuando la fama de Mandela comenzaba a crecer conforme se multiplicaban sus éxitos en burlar las leyes racistas. Tanto que comenzó a ser calificado como la 'Pimpinela Negra'. En 1960, sin embargo, el ANC fue ilegalizado bajo la acusación de ser una organización comunista. Sus líderes, encarcelados y acusados de alta traición, lograron la absolución, pero Mandela perdió su bufete.
Después de la matanza de Sharpeville, en la que murieron 69 manifestantes negros, la paciencia del ANC se agotó. En 1961, Mandela fundó La lanza de la nación (Umkhonto), que proponía la lucha armada selectiva y el sabotaje de instalaciones estatales. Sus actuaciones, antes de su captura y encarcelamiento en 1963, no fueron numerosas ni de verdadera relevancia, suficiente, sin embargo, para inquietar al régimen racista.
En el proceso de Rivonia se acusó a los nacionalistas de subversión, sabotaje y traición. El fiscal pidió cinco condenas a la pena capital y tres a cadena perpetua, pero el juez las dejó todas en cadena perpetua, en vista de que no había habido derramamiento de sangre y admitiendo, implícitamente, que al ANC no se le había dejado más salida que la violencia.
En la prisión de Robben Island pasó Nelson Mandela 27 años seguidos (a lo largo de su vida acumula más de 30 de reclusión). Soportó su cautiverio gracias a su buena salud y su carácter optimista y generoso: desconocía el odio y eso le permitió centrarse en la lectura de los clásicos, en el cultivo de las flores, en largas meditaciones políticas y filosóficas y en sus ensayos. Durante media hora cada 15 días podía ver a su esposa, Winnie, que debía recorrer 1400 kilómetros para visitarlo e informarle de la vida clandestina del ANC.
En los años 80, el régimen de Pretoria estaba aislado. Las últimas colonias africanas importantes, Angola y Mozambique, tenían ya sus propios gobiernos. Los disturbios raciales aumentaban y disminuía la prosperidad económica del país. Su preso insignia era universalmente recordado y, de vez en cuando, honrado con los máximos honores. En 1988, ya con 70 años de edad y 24 de reclusión continuada, contrajo la tuberculosis. Temiendo que su muerte en prisión desatara una oleada de protestas y condenas internas e internacionales se le permitió recuperarse fuera del presidio, al que ya no volvería. El 11 de febrero de 1990 fue puesto en libertad. Las cosas empezaban a cambiar en Sudáfrica.
En 1992 se suprimieron las leyes del apartheid y en mayo de 1994 Mandela ganó las elecciones. Tras cuatro años rodeado de la popularidad y la admiración del mundo, entregó la presidencia a Tabo Mbeki, un político veterano y sólido, y, con 81 años a cuestas, optó por el retiro político en compañía de una nueva esposa, Graça Simbine, viuda de Samora Machel, el que fuera presidente y padre de la independencia de Mozambique.
Contradicciones de un Nobel de la Paz
Luces
Fue un luchador por la libertad capaz, valeroso y partidario siempre de las soluciones menos violentas y traumáticas. Como gobernante se mostró magnánimo con sus antiguos enemigos y no se le conoce ningún tipo de venganza o represalia. Buscó, además, que su país olvidara el apartheid y que blancos y negros convivieran en paz y seguridad. Desde 2010, su fecha de nacimiento, 18 de julio, es el día oficial de la ONU por la lucha a favor de las libertades.
Sombras
Fue incapaz de resolver con éxito su crisis matrimonial y hubo de afrontar un grave escándalo político al separarse de su esposa Winnie. Tampoco solucionó el problema de la violencia: Suráfrica arrojaba en su época presidencial la tasa de criminalidad más elevada del mundo. A lo que se añade una mediocre gestión económica. La mala situación que se encontró empeoró bajo su mandato.
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