La inquietante vida de Lottie Moss La hermana de Kate Moss que se gana la vida vendiendo fotos sexuales
La hermana de Kate Moss, siempre a la sombra de la célebre top model, triunfa en varias webs para adultos ofreciendo desnudos integrales a la carta.
Lunes, 15 de Enero 2024, 14:58h
Tiempo de lectura: 6 min
Me desnudo por completo si me lo pides con amabilidad. Estoy orgullosa de estar en esta plataforma». Así se anuncia Lottie Moss, hermana de Kate Moss, en una célebre red social de pago. Desengañada del mundo de la moda, al que llegó casi empujada a los 16 años, la modelo de 25 abrió su cuenta en 2021, pero ahora la reactiva con nuevos posados y vídeos y reclamos como este: «La primera vez que muestro mi coño, espero que estés jodidamente listo».
Lottie, que pasó unos meses en rehabilitación por problemas de alcohol y drogas en 2022 –como, en su día, lo hiciera su celebérrima hermanastra (tienen el mismo padre, aunque madres distintas)–, es hoy una estrella web cuyos clientes en redes sociales como Only Fans y Glow pagan entre 5 y 10 euros por foto, y 50 si piden algo más explícito. «Es como hacer fotos que le enviarías a un novio», justifica la modelo, que suele subir a Instagram imágenes y vídeos del tipo que deja poco espacio a la imaginación como incentivo para redirigir a sus seguidores hacia sus plataformas de pago. «Ven a saludar. Comencé una nueva página para mis favoritos», es el comentario que las acompaña.
Con este negocio, Lottie no gana tanto como cuando trabajaba para Chanel, Bulgari, Calvin Klein o Dolce & Gabbana, días en que podía llegar a cobrar 250.000 dólares por tres o cuatro días de trabajo, aunque comiera, muchas veces, «apenas una tostada al día». Hoy, sin embargo, ingresa unos 80.000 euros al mes y la propia Lotti declaró haber cancelado el año pasado unos 200.000 euros en deudas. Quizá por ello se esmera en mantener una buena relación con sus clientes e intercambia con ellos mensajes de modo, eso sí, «estrictamente profesional». Matizando, de paso, los límites de su trabajo: «Lo único que no voy a hacer es sexo».
Criticada en las redes sociales por ser una privilegiada que jamás ha necesitado buscar trabajo, ella misma ha admitido que nunca en su vida le ha costado mucho conseguir lo que desea. Suele, sin embargo, despotricar contra la situación a la que fue empujada con apenas 16 años. Tortura es un término al que recurre para describir el modo en que siempre ha vivido a la sombra de su hermanastra, sometida a constante comparación, y la dificultad de triunfar cuando un pariente tuyo ya es una estrella.
Al fin y al cabo, iniciarse en el mundo de la moda siendo una adolescente sin rumbo tuvo sus consecuencias. «Yo era superinsegura y la gente de la industria me decía que debía perder peso –confesó en una entrevista–. A menudo llegaba al set llorando y me insistían en que me encontraría mejor después de tomar un trago o meterme algo».
«Es como hacer fotos que le enviarías a un novio. Lo único que no voy a hacer es sexo», explica Lottie
Todo había comenzado poco antes, en la boda de su hermana con el roquero Jamie Hince, guitarrista de The Kills, el 1 de julio de 2011. Lottie era una de las 16 damas de honor, pero, por lo visto, no pasó desapercibida para los cazadores de talentos. Terminó el enlace y a sus padres comenzaron a lloverles las propuestas para cuando cumpliera los 16 años. Pésima estudiante, Lottie tenía 13 entonces, pero en cuanto alcanzó la edad requerida no le costó mucho dejar los estudios para entregarse a su nueva profesión, aunque ella mantiene en sus entrevistas que «se vio empujada a un mundo que no eligió».
Su vida profesional, de hecho, no fue sencilla. Impulsada por su apellido, firmó con la Storm Model Management, emblemática agencia londinense entre cuyas clientas han figurado nombres como Carla Bruni, Cara Delevingne, Anita Pallenberg, Emma Watson o, por supuesto, Kate Moss. Protagonizó portadas de icónicas revistas y campañas publicitarias para marcas de lujo, pero no conseguía librarse de la sombra de la hermanísima. Estar a su altura era una obsesión alimentada por un entorno tóxico que sólo deseaba verla convertida en una nueva Kate Moss. «Los británicos aman las dinastías, pero Kate es la reina y yo una princesita», dijo entonces.
Fue la ansiedad por librarse de todo aquello, ser la dueña de si misma y controlar su propio modo de vida, lo que la llevó finalmente a cambiar las pasarelas y focos por su actividad actual. «Soy una persona muy sexual», fue una de las explicaciones que ofreció al anunciar que empezaba a vender sugerentes fotos suyas en Internet. Pocos meses antes, de hecho, había reconocido en público por primera vez que tenía problemas: «Me estaba convirtiendo en una persona que no me gustaba. Me adormecí con sustancias y me deprimí por descuidar mi salud mental y mi salud en general. Pero estoy lista para ser mejor para mis amigos, mi familia y para mí». Su propia hermana apoyó el cambio de rumbo y aseguró que siempre estaría con ella, actitud inducida, probablemente, por un sentimiento protector.
El nuevo rumbo, sin embargo, no consiguió detener la espiral autodestructiva de Lottie, ingresada en una clínica de rehabilitación a principios del año pasado. Ingreso que hizo público en TikTok bailando la canción Mount Everest, de Labrinth, y canturreando «no necesito a nadie para salvarme». No parece la actitud de alguien interesado en rehabilitarse. Meses después, de hecho, volvió a ser noticia por las consecuencias inesperadas de una loca noche de fiesta que, de inmediato, compartió con sus más de 70.000 seguidores en Tik Tok y el medio millón largo de Instagram.
Lottie se despertó esa mañana con la palabra lover tatuada bajo su ojo izquierdo. Activó su cámara y, desde la misma cama, les contó a sus fans que no tenía mucho que explicar sobre la noche anterior, «más allá del hecho de que esto no debería haber sucedido». Y añadió un categórico: «Nunca más voy a beber». Promesa que no tardó ni un día en romper. En la retransmisión de la siguiente fiesta a sus fans cambió el mensaje abstemio por un poco creíble: «Nunca beban alcohol, niños».
Sus seguidores también tienen acceso a su inestable vida amorosa, en la que a cada ruptura le suele seguir un vídeo explicativo en TikTok. Admite, de hecho, que se le dan fatal las relaciones ya que, por alguna razón, suele acabar con novios a los que ella misma define como 'tóxicos'. Tanto desvarío, que incluye el arrepentimiento de varias cirugías estéticas a las que se ha sometido, ha llevado a que la relación con su hermana Kate se haya hecho cada vez más distante.
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