Premio XLSemanal 2023 Categoría Ciencia e innovación Juan Luis Arsuaga: «Darwin está equivocado, la selección sexual la hacen las mujeres»
Hace 30 años, sus descubrimientos y los de su equipo en Atapuerca dieron la vuelta al mundo. Paleontólogo de fama internacional, no le importa ir a contracorriente de sus colegas. Es más, hace gala de ello. Elegido Premio XLSemanal a la Ciencia y la Innovación 2023, aprovechamos que saca el libro Nuestro cuerpo para llevarlo al Museo del Prado y que, a la vista de sus estatuas, desnude al Homo sapiens y nos descubra, de verdad, cómo somos.
Le cuesta estar quieto y callado. Es un chorro permanente de observaciones y comentarios: tan pronto menciona un músculo como se sale del encuadre de la foto para apuntar algo de una escultura de la sala del Museo del Prado adonde hemos venido a hablar de los importantes hallazgos logrados durante la larga carrera de este paleontólogo merecedor del Premio XLSemanal a la Ciencia e Innovación. Al fotógrafo lo vuelve loco. Es inquieto, curioso y ocurrente y le atrae la polémica, ir a contracorriente, se atreve incluso a llevarle la contraria a Darwin. En su último libro, Nuestro cuerpo. Siete millones de años de evolución (Destino), recorre las transformaciones que hemos experimentado desde que un mono antepasado nuestro se bajó del árbol.
XLSemanal. Enhorabuena por el Premio XLSemanal a la Ciencia y la Innovación.
Juan Luis Arsuaga. Me hace mucha ilusión porque es a la sociedad, es decir, al público, a quien se dirigen todos mis esfuerzos. La ciencia consiste en descubrir y compartir.
XL. ¿Qué nos hace humanos?
J.L.A. Simplificando mucho, que somos bípedos pensantes. En esas dos cosas somos únicos.
XL. ¿Solo en eso?
J.L.A. La gran diferencia es que nos hacemos preguntas. Queremos saber por qué ocurren las cosas y ahí nace todo, la religión, la filosofía, la ciencia, el pensamiento. Todo nace ahí, en que nos hacemos preguntas.
XL. ¿Y las emociones? ¿También nos diferencian?
J.L.A. Menos porque son muy biológicas, ya que intervienen órganos: la amígdala, el sistema límbico... El amor, el afecto, es lo más fácil de explicar porque es biológico. El amor de una madre por su hijo no es diferente del de la gallina por sus polluelos.
XL. ¿Y la creatividad, el arte?
J.L.A. El arte es una característica humana y el pensamiento lógico, las matemáticas... Eso es obvio. Pero todo eso nace de la pregunta. Todo lo científico y lo artístico nace de preguntarnos.
«Lo que diferencia a los humanos es la capacidad de hacernos preguntas. Religión, filosofía, ciencia... Todo empieza con una pregunta»
XL. ¿Cómo va a influir la inteligencia artificial en la creatividad, el arte, la ciencia...?
J.L.A. En nada. Opino eso en contra de todo el mundo. Va a influir en cuestiones prácticas. Pero no va a ir más allá de la inteligencia humana.
XL. Hay gente muy crítica, el profesor Yuval Noah Harari, por ejemplo, dice que «la inteligencia artificial ha hackeado nuestra civilización».
J.L.A. No estoy de acuerdo. Harari vende un producto apocalíptico. Hay dos gurús que nos han contado las cosas tremendas que nos van a pasar: uno es Stephen Hawking y el otro es Harari.
XL. Usted ve el lado positivo de la inteligencia artificial.
J.L.A. Si la inteligencia artificial supera a la inteligencia humana, por lógica aristotélica tienen que ocurrir dos tipos de cosas, unas horribles y otras maravillosas, van en el mismo lote. Si entendemos por inteligencia artificial avanzada aquella que supera las capacidades humanas, yo le puedo preguntar a la IA cómo se cura el alzhéimer, le puedo pedir una fuente de energía barata y limpia porque como es tan lista... Pero ni va a curar el alzhéimer ni va a acabar con la civilización. Será una herramienta al servicio del ser humano.
XL. ¿El problema está en quién la controle?
J.L.A. Claro. Me preocupa como herramienta en favor de los tiranos. Pero el problema son los tiranos, no la inteligencia artificial. Me preocupan más los seres humanos, lo que somos capaces de hacer: el fanatismo, el egoísmo. ¡Vamos a preocuparnos por la IA con la que está cayendo...!
«La cópula humana es mucho más larga que la de los primates. Nuestro coito y el orgasmo femenino son una conquista de las mujeres»
XL. ¿A qué se refiere?
J.L.A. Hay una limitación de recursos naturales en este planeta y la economía está basada en el consumo de energía y recursos. El problema gordo es que todas las guerras de la humanidad han sido por los recursos. Todas. Se habrán disfrazado de religión, de teología, de lo que tú quieras, pero han sido por los recursos. Y ahora estamos abocados a una competición aún mayor. Estas crisis siempre se han disuelto de la misma forma, con un baño de sangre.
XL. ¿Es pesimista?
J.L.A. Lo era. Hasta que leí a Karl Popper. Era judío austriaco y a su familia la gasearon. ¡Algún motivo más que yo tenía Karl Popper para ser pesimista! Pero escribió: «Es obligatorio ser optimista». Obligatorio porque el pesimismo es una excusa para no cambiar las cosas. Es obligatorio creer que las cosas pueden cambiar y hay que colaborar. Karl Popper dice que no tenemos derecho a decir a nuestros hijos que han nacido en un mundo horrible cuando hay tanta gente que merece y podría ser ayudada. O sea, que hay mucho que hacer. Yo debería ser pesimista, estar de vuelta, soy mayor y debería decir eso de «no creo en nada», que queda muy bien. Pero es obligatorio ser optimista.
«Atapuerca es un retrato de la especie humana. Había cuidados, cariño y cooperación dentro del grupo, pero también asesinato y canibalismo con los otros»
XL. Se define como epicúreo.
J.L.A. Me gusta el epicureísmo porque es la búsqueda de la felicidad. Me divierto con todo, con este rato, con ese rayo de sol. Hay una frase muy epicúrea de Thoreau, el autor de Walden, que dice: «Me fui a vivir al bosque porque quería vivir deliberadamente». A mí me gusta vivir así, deliberadamente.
XL. Se cumplen 30 años de la portada de los hallazgos de Atapuerca en la revista Nature.
J.L.A. Aquello fue un hito para la historia de la ciencia. El editor se cayó de la silla cuando recibió nuestro artículo. Fue una bomba porque para la comunidad científica el dogma era que Europa se había poblado hace medio millón de años. Era algo reciente comparado con Asia. Pues nosotros hemos encontrado una cara de hace 1.400.000 años. Hemos ampliado la historia de Europa en un millón de años. No está mal.
XL. Defiende una teoría feminista sobre la evolución basada en el grosor del pene humano.
J.L.A. En promedio, es un tercio más largo que la vagina; por lo tanto, el tamaño no importa porque casi siempre es más largo que la vagina. Pero el grosor sí importa y el pene humano es muy grueso. Obviamente, el grosor está seleccionado por el placer femenino.
XL. Elige ella al hombre que más placer le proporciona.
J.L.A. Sí, claro. Hay una selección. Pero no solo eso, yo creo que las mujeres nos han hecho ser como somos.
«Me hace mucha ilusión el premio de XLSemanal porque es a la sociedad a quien se dirigen mis esfuerzos. La ciencia es descubrir y compartir»
XL. ¿De qué manera?
J.L.A. Todo el mundo piensa que la selección sexual la ejerce el hombre, que es el hombre el que ha elegido. Yo pienso todo lo contrario, que son las mujeres. Somos buenos padres y pacíficos gracias a ellas.
XL. ¿Somos pacíficos?
J.L.A. Para ser un mono, lo somos. Superpacíficos. Mira, esto está lleno de gente (estamos en la cafetería del Museo del Prado). ¿Ves aquí peleas? Pues eso no ocurre en ninguna otra especie. Juntas a gente que no se conoce, que no son del mismo grupo ni familia y mira qué bien nos llevamos todos aquí. Hay violencia en nuestra especie, sí, pero lo normal es la tolerancia.
XL. ¿Y eso se debe a las mujeres?
J.L.A. En lo que tiene que ver con la vida social y familiar, la selección sexual es femenina. En eso pienso todo lo contrario que todo el mundo: soy un paleontólogo feminista. Ellas prefieren padres que se comprometan en el cuidado de las crías. Eligen hombres que no sean agresivos, los prefieren pacíficos. Somos una especie domesticada. Alguien ha seleccionado a los individuos menos agresivos, más sociales, más gregarios. Y esa es la selección femenina, claro.
XL. ¿También ellas influyen en el placer sexual?
J.L.A. La cópula humana es infinitamente más larga que la de los primates. El orgasmo femenino es una conquista de la especie humana.
XL. ¿Las otras hembras no disfrutan?
J.L.A. Algo disfrutarán porque, si no, no se dejarían. No las violan. Pero no hay comparación. La sexualidad humana es sorprendente para ser un primate. Comparado con lo que hacen los primates, que es como el chiste ese del «¡ya ta!»... Así es el sexo de los chimpancés. Y, si me apuras, y un poco disparatando, a los hombres no nos va mal con eso del «ya ta» [se ríe]. Pero hemos sido seleccionados para tener un coito que satisfaga a la mujer. La sexualidad femenina, incluyendo el orgasmo femenino, es un logro de las mujeres. Ellas han conseguido el coito humano. Lo digo en contra de lo que dice todo el mundo. Y, como estoy seguro de tener razón, me fumo un puro. Darwin no lo veía así. Su planteamiento es que los hombres compiten para llevarse a la más guapa. Yo opino todo lo contrario.
XL. ¿Y la sociedad heteropatriarcal entonces?
J.L.A. Eso es más complejo. Claro que existe. Pero mi perspectiva es diferente porque yo sé que venimos del mono, ¡del mono! La gente dice: «Parece mentira que seamos tan poco racionales», y yo digo: «¡Dios mío, pero si venimos de un mono! Así que bastante hacemos». Si descendiéramos de los ángeles, esto es una mierda, pero venimos del mono: hemos ascendido un montón.
XL. ¿Por qué nos bajamos del árbol?
J.L.A. Hubo un cambio climático y la selva lluviosa, el bosque continuo... empezaron a reducirse. Se abrió una oportunidad. Algunas líneas evolutivas continuaron en la selva (chimpancés, gorilas...). Y otras líneas se adaptaron a esta nueva oportunidad, que era un tipo de bosque más abierto, más diverso, más extendido. Se adaptaron a un medio en el que no podías desplazarte por las copas de los árboles porque no había tantos. Del árbol había que bajar porque ya no tenían continuidad, había que ir al suelo y buscar recursos. Andar a cuatro patas es un sistema muy malo, la postura bípeda es bastante mejor solución. Tiene sus ventajas.
XL. ¿Cuáles?
J.L.A. Sirve para transportar cosas. Y para pelear. Los animales cuando se pelean se ponen de pie, es mucho más fácil pegar con las extremidades delanteras; incluso las liebres se yerguen.
XL. Dice que somos humanos por nuestra forma de correr y nuestra complexión estrecha.
J.L.A. Hay un debate importante. Hay un bloque que opina que el cilindro corporal estrecho apareció con el Homo erectus y que nosotros simplemente lo hemos conservado. Yo creo que están equivocados, pienso que aparece con el Homo sapiens. Este es un tema muy polémico en los congresos. Yo les digo que su teoría is wrong, wrong, wrong, completely wrong. No hay posible negociación, is wrong, wrong, wrong.
XL. ¿Nadie más piensa como usted?
J.L.A. Va costando porque ellos son los americanos. Pero la batalla está ganada. Tengo un convencimiento absoluto y se va sumando gente. Estoy diciendo que el Homo sapiens es diferente de cualquier homínido que ha existido nunca. O sea, que somos completamente distintos de todos los demás, completamente porque tenemos un cilindro corporal estrecho. Los demás eran de cilindro corporal ancho.
XL. ¿En qué afecta esa diferencia?
J.L.A. El ancho corporal sirve para esfuerzos explosivos. Por ejemplo, la caza en emboscada, la caza al acecho. Se emplea mucha fuerza, pero en poco tiempo. Según mi teoría, eso era lo común, pero el Homo sapiens está pensado para la carrera de resistencia. Los maratonianos somos nosotros. Nuestros adversarios opinan que eso apareció en el Homo erectus hace dos millones de años .Nosotros opinamos que en el Homo sapiens, hace quizá 200.000 años o mucho menos. En otras palabras, que la especie corredora de la evolución humana es el Homo sapiens. Hemos nacido para correr.
XL. Pero los neandertales tenían el cráneo más grande que nosotros.
J.L.A. Aquí hay un argumento muy provocativo, y es que normalmente las especies domésticas tienen menos cerebro que sus antepasados salvajes, son más tontos que ellos: un perro, por ejemplo, tiene menos cerebro que un lobo, es más tonto. Nosotros nos hemos autodomesticado. Somos la especie doméstica de nuestros antepasados y el cerebro ha disminuido.
XL. Dice también que hemos nacido para pelear.
J.L.A. En Atapuerca hemos visto que ha habido violencia para aburrir. Pero hemos conseguido suprimirla dentro del grupo. Y, sin embargo, somos muy excluyentes con otros grupos. En Atapuerca tenemos las dos caras de la moneda: tenemos cuidados, cariño, tolerancia, cooperación dentro del grupo y lucha a muerte, asesinato y canibalismo con los otros grupos. Tenemos el retrato de lo que es la especie humana.
XL. ¿Por qué está tan seguro de que no estamos adaptados a la promiscuidad?
J.L.A. No somos promiscuos. Tendemos a la monogamia. Lo deduzco por el tamaño de los testículos. Además, con crías tan dependientes no sería viable.
XL. ¿El tamaño de los testículos?
J.L.A. El tamaño está relacionado con la competición espermática. En las especies de primates y mamíferos en los que hay promiscuidad, los machos compiten a nivel espermático y tienen los testículos grandes, el doble que los humanos por lo menos. En los chimpancés, por ejemplo, la hembra tiene un periodo de celo cada cinco años, pasa cinco años sin sexo. Y luego, cuando tiene el celo, puede copular 20 veces al día con 14 chimpancés. La confianza en la paternidad es nula.
XL. Estaba hablando del tamaño de los testículos...
J.L.A. Sí, en la especie humana, la confianza en la paternidad es muy alta, no hace falta tener los testículos grandes. Somos una especie monógama y también lo deduzco por otros factores como la movilidad y resistencia de los espermatozoides... Somos una especie monógama. Y no me refiero al matrimonio que hace las bodas de oro.
XL. ¿A qué se refiere entonces?
J.L.A. La playa es el mejor sitio para ver la biología humana. Ves a unos niños jugando con la arena y cerca de ellos a sus padres. Amplías la imagen y puede haber unos cuñados o unos abuelos por ahí. Cualquier situación en la que hay niños te da la foto fija de la especie humana. Y muestra que vivimos en parejas y pertenecemos a familias. La playa es lo más paleolítico del ser humano. Sobre todo, en Cádiz los fines de semana en verano, porque va allí media Sevilla y come en la playa. Y ahí ves a toda la tribu. La familia extendida entera. Un domingo en una playa de Cádiz es perfecto para conocer la estructura social de la especie humana.
XL. Veranea en Cádiz.
J.L.A. Sí, en El Puerto de Santa María.
XL. ¿No se plantea la jubilación?
J.L.A. No me retiraré jamás porque me divierto mucho. Tengo excavaciones, doy clases, está el Museo de la Evolución Humana, que es un proyectazo... Ha sido un gran esfuerzo, pero ha estado bien. No ha sido una vida tirada a la basura. Pero he de decir que estoy empezando. Estoy de ida.
El cuerpo al desnudo
Juan Luis Arsuaga es un apasionado del arte, una afición que le inculcó su madre. Ella le dijo que el mejor culo del mundo era el del Diadúmeno de Policleto, la escultura del siglo V a. C. que ha elegido para ilustrar algunas de sus observaciones sobre la evolución de la anatomía humana.
1 | La frente: «Hemos ido perdiendo el toro supraor-bitario (cresta craneal a la altura de las cejas) que reforzaba el cráneo y lo protegía de los golpes, pero que no era útil para evitar flechazos».
2 | La nariz: «Solo nosotros tenemos un apéndice nasal que sobresalga tanto de la cara. Quizá sea el resultado de que la cara ha retrocedido».
3 | La mano: «Está diseñada para dos tipos de agarre: uno de fuerza y otro de precisión. Se desarrolló para lanzar piedras hace dos millones y medio de años. Es estupenda para golpear. Es así porque hemos nacido para luchar».
4 | El pie: «A diferencia del resto de los primates, nuestro pie es rígido. Un pie blando no permite ponerse de puntillas ni hacer palanca. El nuestro es un prodigio gracias a la bóveda plantar, un excelente amortiguador. Los otros primates no la necesitan porque no son bípedos».
5 | El culo: «Ya lo decía Aristóteles: somos la única especie que tiene culo. Tenemos nalgas abultadas para correr y para ponernos de pie, solo nosotros nos ponemos de cuclillas. Pero esas funciones mecánicas no justifican el que sea el músculo más desarrollado del cuerpo humano. Eso se explica porque también es un carácter sexual secundario. Sirve para gustar».
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