José Ignacio Latorre Pionero de la computación cuántica «La inteligencia artificial se sentará en el Consejo de Ministros»
Con motivo de nuestro 35 aniversario y en colaboración con la Fundación BBVA, seguimos conversando con los más eminentes científicos de hoy. En este caso con uno de los investigadores más requeridos en física cuántica en todo el mundo. Barcelonés de 63 años, este catedrático de física reside y trabaja en Singapur y cree que la computación cuántica contribuirá a salvarnos del cambio climático y no descarta que también de la muerte.
Este nómada de la ciencia ha vivido en seis países y está construyendo ordenadores cuánticos en tres: España, Singapur y Emiratos Árabes. José Ignacio Latorre (Barcelona, 1959) está convencido de que la confluencia entre la computación cuántica y la inteligencia artificial cambiará el mundo tal y como lo conocemos e impulsa que el acceso a estas tecnologías sea universal. Catedrático de Física Teórica de la Universidad de Barcelona, completó su formación en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y trabajó en el CERN, el gran colisionador de hadrones. En la actualidad dirige el Centro para las Tecnologías Cuánticas de Singapur.
XLSemanal. La competencia por la supremacía cuántica es feroz: China ya entrelaza partículas elementales que están a 50 kilómetros de distancia; Estados Unidos trabaja con simuladores de 256 cúbits; y Europa ha conseguido mantener un sistema cuántico operativo durante 20 milisegundos... ¿Quién va ganando?
José Ignacio Latorre. Hay mucho quantum hype ('bombo' cuántico). Todos exageran: las corporaciones, los medios... El mero hecho de usar la palabra 'supremacía' es improcedente. El ordenador cuántico te dará una ventaja, pero no la supremacía.
XL. ¿Entonces cuánto falta para que haya ordenadores cuánticos en las casas y empresas?
J.I.L. Es una tecnología prodigiosa, pero estamos en los albores. El horizonte es de 25 o 30 años.
XL. Pero, dígame, ¿dónde está la ventaja?
J.I.L. En la capacidad de cálculo. Que se aplicará a las finanzas, a la medicina... La criptografía cuántica será inquebrantable. Y dos partículas entrelazadas permitirán compartir información entre satélites al instante.
XL. Pero si lo que tenemos ya funciona, ¿para qué arriesgarnos a que las contraseñas actuales queden expuestas o gastar una millonada por ganar unos milisegundos en una transmisión?
J.I.L. Por la eficiencia energética. Usted no lo ve, pero su banco se pasa todo el santo día haciendo cuentas. Con un ordenador cuántico, ese coste será mínimo. Cálculos que tardan semanas se harán en un momento. Quemamos mucho combustible para guardar nuestros datos en la nube, para minar bitcoins, para protegernos de los hackers...
XL. ¿Me está diciendo que la computación cuántica nos va a salvar del cambio climático?
J.I.L. Va a contribuir. El colapso ecológico es un problema energético. Y es asequible.
XL. Aunque la eficiencia energética mejore, cada vez hay más gente que coge un avión o enchufa el aire acondicionado.
J.I.L. Sí. Parte del problema es que se está ganando calidad de vida en toda la Tierra. En 1995 había 43 países en pobreza extrema, hoy solo quedan 5. ¡Cómo no va a faltar litio si hay 7700 millones de números de teléfono, más que personas! Pero la ciencia es imparable y el desfase entre consumo y recursos será cada vez menor.
XL. Si las máquinas son algún día más inteligentes que nosotros, ¿no tendrán la tentación de quitarnos de en medio?
J.I.L. Procuraremos que sean benévolas con sus creadores. Al fin y al cabo somos nosotros los que las programamos.
XL. Pero hay algoritmos opacos que funcionan como cajas negras. Nadie sabe lo que pasa por sus mentes de silicio...
J.I.L. Ya, pero la inteligencia es compasiva. La inteligencia de orden superior tiende a la creatividad, al arte, al bien común. Al principio, parece que no. Porque la lucha por la supervivencia es violenta. Pero ese gen violento desaparece con el tiempo. Los inteligentes cuidan de los mayores, de los discapacitados. Y la inteligencia artificial no será diferente. Hay miles de personas mayores recluidas en residencias y en sus casas. Ya hay aplicaciones para acompañarlas. Las últimas palabras que escucharán muchos seres humanos se las dirá una inteligencia artificial.
XL. ¿Será un algoritmo presidente del Gobierno?
J.I.L. No. Pero se sentará en el Consejo de Ministros. Y el presidente lo consultará.
«La muerte es un problema de ingeniería y los científicos darán con la solución»
XL. ¿Por qué un centro investigador de Singapur contrata a un científico español para dirigirlo?
J.I.L. Porque estamos muy bien considerados, a los españoles nos cuesta creernos lo buenos que somos. Singapur tiene un magnífico sistema educativo, pero un problema de creatividad. Los estudiantes se preparan para aprobar exámenes... y punto.
XL. ¿Y qué ha aprendido usted de Singapur?
J.I.L. Que es posible eliminar la corrupción. Y que solo cuenten los méritos de cada cual. El primer ministro, Lee Hsien Loong, es un matemático educado en Cambridge. Aquí conviven religiones e idiomas. La inversión per cápita en investigación cuadruplica la de España. Y no se pierde un duro. Singapur ha entendido que el poder de un país está en su ciencia. Otros países pequeños también se han percatado, como Holanda, Finlandia, Emiratos Árabes...
XL. En Abu Dabi, por cierto, usted también está construyendo un ordenador cuántico. ¿Esto va a ser como lo del café para todos?
J.I.L. [Ríe]. Están preparándose para cuando se les acabe el petróleo. ¡Pero España también está en la carrera cuántica! Cuantos más países tengan esta tecnología, mejor. No debemos caer en el error de la era atómica, que creó centros de poder.
XL. Hablando de ello, usted es el biógrafo del Nobel de Física Roy J. Glauber, el último testigo del Proyecto Manhattan [que creó dos bombas nucleares]. Y acaba de publicar un libro sobre él, con María Teresa Soto-Sanfiel: La última voz (Ariel).
J.I.L. Sí, lo invitamos a un mojito, el hombre tenía 86 años, nunca lo había probado y aquello dio pie a largas conversaciones durante tres años. ¡Qué privilegio hablar con alguien que estuvo en Los Álamos! Nunca hubo tanto talento reunido en un solo lugar.
XL. Haciendo bombas atómicas...
J.I.L. Muchos eran jovencísimos. Glauber tenía 18 años. Pero sabía dónde se metía. Estaban muriendo miles de norteamericanos. Era una carrera contra los nazis. Pero nadie hablaba de bomba. Ni de explosión. Esas palabras estaban prohibidas por los militares.
XL. ¿Y cuándo se percatan de que han creado un monstruo?
J.I.L. Después de Hiroshima. Los científicos pidieron por carta que no se usase en ciudades, solo en demostraciones en islas desiertas. Pero los militares lo cortaron de raíz.
XL. ¿La mecánica cuántica no se utilizará para hacer el mal?
J.I.L. La ciencia siempre tiene potencial para el bien y para el mal. Pero nunca he visto a tanta gente en todo el mundo hablando de la necesidad de un debate ético como ahora. Eso me da esperanzas.
XL. Jeff Bezos está fichando a científicos para alcanzar la inmortalidad o, por lo menos, alargar la vida. ¿Qué opina?
J.I.L. Hay que invertir en universidades potentes, no en fichajes rutilantes. Pero los magnates de Silicon Valley tienen razón en una cosa: la muerte es un problema de ingeniería.
XL. ¿Y tiene solución?
J.I.L. Sí. Y darán con ella. Antes mucha gente tenía úlcera. Hasta que se descubrió que la provocaba una bacteria. Se puso un antibiótico y se acabó el problema. Cada año, la humanidad gana un mes de vida en longevidad.
XL. ¿Usted es de los que piensan que van a vivir para siempre?
J.I.L. Para mí, la solución va a llegar tarde. Voy para 64 años. Y me sabe mal morirme porque se avecinan años extraordinarios y me hubiera gustado verlos... Dicho esto, los verdaderos problemas empezarán cuando seamos inmortales.
XL. Y eso...
J.I.L. La inmortalidad tiene alicientes, claro, pero plantea problemas de superpoblación, de empobrecimiento genético, de decidir quién tiene derecho a ella o cuánto va a costar.
-
1 Leonardo da Vinci, en busca de la llave que descifre todos sus códigos (y delitos) ocultos
-
2 Cuando los nazis quisieron imponer la poligamia para procrear más niños arios
-
3 «Hice todo lo que me propuse»
-
4 Pódcast | Drogas, abortos, abusos... el dolor de Maria Callas en el rostro de Angelina Jolie
-
5 El duque de Alba abre por primera vez sus salones privados: «Yo no tengo una idea burguesa de la familia»