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Frank Gehry Arquitecto "¿Por qué debería parar? ¿Porque tengo 92 años?"

Normal que no quiera dejarlo. Al fin y al cabo este arquitecto canadiense no empezó a crear lo que de verdad quería hasta sufrir su particular crisis de los 50. Así nos lo cuenta en esta entrevista este artista genial, que vive inmerso en la polémica que ha levantado su último edificio, en Arlés.

Sábado, 31 de Julio 2021, 01:20h

Tiempo de lectura: 9 min

Hay una experiencia que podría definir como un despertar o, al menos, como un punto central en mi carrera. Hace muchos años, cuando visité Delfos por primera vez, vi la famosa escultura del Auriga, una obra de hace 2500 años. Era tan hermosa, tan extraordinariamente hermosa, que no pude evitar echarme a llorar. Los artistas de aquella época crearon algo capaz de despertar emociones muy intensas muchos siglos más tarde. Desde esa visita a Grecia, siempre he buscado conseguir lo mismo: crear edificios que no sean fríos, sino que expresen sentimientos y evoquen emociones. Esa ha sido mi meta. Nunca he dejado de reflexionar, de pensar cómo puedo alcanzarla», confiesa Frank Gehry.

El último fruto de esas reflexiones se encuentra en Arlés, al sur de Francia. El edificio, con su apariencia de enorme risco metálico, es el núcleo de la colección de arte y de la fundación de la multimillonaria Maja Hoffmann (5111 millones de euros de fortuna personal, según Bloomberg), heredera de la farmacéutica suiza Hoffmann-La Roche. El proyecto le ha ofrecido a Gehry «la oportunidad única de construir en una antigua urbe romana. La forma redondeada de la base de la torre es una referencia al anfiteatro de Arlés». A pesar de ello, su obra tiene polarizada a la ciudad. Unos esperan medio millón de visitantes más al año. Otros temen que esta histórica ciudad –fundada por los griegos en el siglo VI antes de Cristo y, más tarde, una de las primeras colonias romanas fuera de la Península Itálica– pierda su personalidad.

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Un museo para Arlés. Esta torre, creada con 10.752 bloques de acero inoxidable y 2000 metros cuadrados de paneles fotovoltaicos en el techo, es la última gran obra de Gehry. Se alza en Arlés sobre un antiguo depósito ferroviario.Getty Images

XLSemanal. La ciudad también es conocida porque Vincent van Gogh pintó allí muchos de sus cuadros.

Frank Gehry. He jugado con ello, sí. La torre, para mí, es ante todo una respuesta a las estructuras romanas; como ellas, posee una robustez arcaica. Y sus colores los crea la propia naturaleza, ya que hemos elegido para la superficie un material que refleja el entorno. Puede decirse que la torre tiene un exterior siempre cambiante, en función de cómo incida la luz y también de la nubosidad. El resultado es que puedes ver un cuadro, una pintura nueva cada hora... y totalmente gratis. Por la noche se aprecia incluso esa luz residual, ese resplandor cambiante que Van Gogh captó cuando pintó su Noche estrellada. Esa luz es real, está ahí de verdad, no es una invención, pero fue Van Gogh quien nos permitió ser conscientes de ella.

La inspiración.
La inspiración.Auriga de Delfos, una de las pocas esculturas en bronce que se conservan de la Antigua Grecia. Cuando Gehry la vio no pudo evitar echarse a llorar.Cordon

XL. Como sucede con muchas de sus obras, la torre del nuevo museo se ve desde bastante antes de llegar a Arlés. ¿Por qué es tan importante para usted construir edificios que no se fundan con la topografía de una ciudad, sino que sobresalgan, que destaquen?

F.G. Si les soy sincero, me da exactamente igual si mis obras destacan o no. No soy de esa clase de arquitectos, no le doy ninguna importancia, de verdad. Mi arquitectura debe expresar sentimientos y evocar emociones, pero al mismo tiempo no debe abrumar a las personas. Y en este caso había razones claras para optar por la verticalidad. El emplazamiento donde podíamos construir nuestro edificio no nos dejaba muchas opciones.

"La gente puede decir lo que quiera. Si hace falta, también puedo demoler el edificio, así ya nadie tendría que sentirse molesto"

XL. Hay gente en Arlés que dice que la ciudad no necesita esta 'arquitectura espectáculo'. Temen que su edificio transforme el lugar, que le arrebate su autenticidad.

F.G. Hablar de 'arquitectura espectáculo' resulta un poco ofensivo, ¿no les parece?

XL. Pudiera ser, pero es una crítica que en Francia se repite mucho.

F.G. La gente puede decir lo que quiera. Puede decir que no soy un tipo muy alto o que llevo gafas, o que soy judío, aunque en realidad no lo soy, simplemente nací en una familia judía. Si hace falta, también puedo demoler el edificio, así ya nadie tendría que sentirse molesto... Miren, he intentado actuar con respeto por la historia y por el legado cultural de Arlés. E insisto una vez más: este edificio no pretende ser bonito ni decorativo, es un edificio que refleja su entorno, es parte de él, muestra la naturaleza que rodea a la ciudad.

Le iba de maravilla diseñando centros comerciales, viviendas, oficinas... Hasta que en 1980 un cliente le preguntó: «¿Por qué estás haciendo este centro comercial? ¿Es lo que de verdad te gusta?». Dejó todos sus proyectos, redujo su oficina y empezó de nuevo. Fue una de las crisis de mediana edad más creativas y productivas de la historia. Bajo estas líneas, el arquitecto en su estudio de Los Ángeles.

XL. Algunos creen que se va a repetir el famoso 'efecto Bilbao' o 'efecto Guggenheim'.

F.G. Pues allí están bastante contentos. Bilbao era una ciudad tranquila con un rostro triste. Los jóvenes se marchaban en cuanto terminaban los estudios. Otros muchos se iban porque no podían encontrar trabajo; los dos sectores económicos tradicionales de la ciudad, la actividad metalúrgica y la naval, habían desaparecido. Entonces construimos el Museo Guggenheim y todo cambió. Fue un proyecto bastante barato, el presupuesto era de unos cien millones de dólares nada más. El museo se inauguró en 1997, y en estos años la ciudad ha recibido muchos miles de millones gracias al turismo. La gente de Bilbao está muy contenta con él.

XL. De hecho, sus diseños han transformado muchas ciudades. ¿Es consciente del poder que tiene como arquitecto?

F.G. Nunca pensé que acabaría siendo así, tampoco lo he buscado conscientemente. Tal vez mis clientes sí esperaban algo parecido... Tal vez simplemente he tenido suerte o algo de talento.

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El 'efecto Bilbao'.Museo Guggenheim en Bilbao, el edificio que lo catapultó a la fama.Getty Images

XL. Hay un movimiento, integrado sobre todo por arquitectos jóvenes, que aboga por no construir más edificios nuevos, ya hay demasiados en el mundo. Creen que sería mejor reformar los que ya existen, rehacerlos con materiales sostenibles que no contribuyan al cambio climático. ¿Qué opina?

F.G. Bueno, es la nueva generación... No lo sé. ¿También piensan que no deberíamos tener hijos porque ya hay demasiados seres humanos en el mundo? Si llegan a ese extremo, ahí ya sí empezaría a preocuparme.

"La falta de viviendas asequibles es un problema muy serio. Tenemos que idear nuevos tipos de casas"

XL. Suele decir que sigue dudando de sí mismo y de sus diseños, que duda en cada obra y en cada fase de los proyectos que acomete. Sin embargo, todas sus creaciones parecen la expresión manifiesta de una enorme confianza en sí mismo.

F.G. Todos los artistas que conozco, y los arquitectos también lo son, están constantemente llenos de dudas cuando trabajan en un proyecto. Y creo que esa inseguridad es positiva. Es importante no emprender el trabajo con demasiadas certezas, antes de haber tenido siquiera tiempo de examinar el terreno, de realizar estudios, de averiguar qué es exactamente lo que quieren los clientes. Yo siempre he actuado así y siempre me ha ido bien. Antes, el arte y la arquitectura no eran dos mundos tan separados como lo son hoy. Algunos de los artistas más geniales acabaron interesándose por la arquitectura, piensen en Miguel Ángel o en el Greco. Ver la arquitectura como una forma de arte es parte de nuestra historia.

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Como pez en el agua.

Gehry suele exponer sus esculturas en la Gagosian Gallery, en Nueva York.

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XL. ¿Y qué ha sido de esa manera de entender la arquitectura?

F.G. Después de la Segunda Guerra Mundial, la arquitectura se volvió fría e industrial; adoptó el lenguaje de los promotores inmobiliarios. Simplemente, su forma de construir parecía más barata. En mi estudio optamos por emprender un camino distinto, usamos un software especial para hacer una arquitectura diferente sin superar los presupuestos especificados.

XL. Tienen fama de ser uno de los pocos estudios que se ajustan milimétricamente al presupuesto.

F.G. Es algo de lo que estamos muy orgullosos. También lo estamos de que nuestros edificios aporten una energía nueva a los lugares donde construimos. Para mí, esa es mi misión. Y muchas veces funciona mejor en una ciudad pequeña que en una metrópoli de varios millones de habitantes.

"Bilbao era una ciudad tranquila con un rostro triste. Entonces construimos el Museo Guggenheim y todo cambió"

XL. También ha construido viviendas sociales en muchos lugares. ¿Cree que los arquitectos, en general, deberían asumir una responsabilidad mayor con la sociedad?

F.G. Creo que sí, que deberíamos hacerlo. Cuanto más viejo me hago, más tiempo dedico a iniciativas filantrópicas. Hace siete años creé con la activista Malissa Shriver la Fundación Turnaround Arts, con la que ayudamos a enseñar arte en colegios de barrios problemáticos o con dificultades económicas. Gustavo Dudamel, el director de la Orquesta Filarmónica de Los Ángeles, sabe muy bien lo que puede hacer la cultura; de niño, en Venezuela, disfrutó de una excepcional educación cultural. Él y yo llevamos tiempo trabajando juntos. Hemos diseñado una escuela para músicos jóvenes que se va a inaugurar dentro de poco en Inglewood, una ciudad del condado de Los Ángeles con población mayoritariamente negra. Ser creativo abre las puertas a una vida diferente, más positiva. Hace que los niños y los jóvenes tengan algo a lo que aferrarse.

Arquitectura y moda.
Arquitectura y moda.En 2009 le diseñó este sombrero a Lady Gaga para la gala del trigésimo aniversario de un museo de Los Ángeles.Getty Images

XL. ¿También está orgulloso de esos proyectos en un plano puramente arquitectónico?

F.G. Sí, mucho. Si pasan con el coche por delante de la escuela de música, es probable que no se den cuenta de que está ahí, no destaca. Solo ha costado 14 millones de dólares, pero en su interior todo está pensado para hacer música. También intento diseñar viviendas para personas sin techo y hacerlo a un precio que resulte aceptable para los constructores, pero es complicado. La falta de viviendas asequibles es un problema muy serio. Tenemos que idear nuevos tipos de casas. Es algo en lo que llevo años trabajando, pero nunca ha habido un verdadero mercado.

XL. Para usted, los arquitectos son artistas, y a lo largo de su propia actividad profesional ha diseñado multitud de museos y salas de conciertos. ¿Cree que el arte puede hacer del mundo un lugar mejor?

F.G. Absolutamente. Siempre lo ha hecho, no tienen más que pensar en escultores como Bernini, en pintores como Picasso. Y piensen también en la música, Bach, Beethoven, todas esas figuras geniales a las que tanto admiro. Podría estar todo el día escuchando su música.

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En familia.Con Berta, su segunda esposa. Se casaron en 1975.Getty Images

"Me da exactamente igual que mis obras destaquen o no. No soy de esa clase de arquitectos. Mi arquitectura debe expresar sentimientos, evocar emociones"

XL. Ya tiene 92 años. En la web de su estudio sigue figurando: «Todos los proyectos de Gehry Partners son diseñados personal y directamente por Frank Gehry». ¿Por qué no lo deja, por qué no para ya?

F.G. No puedo parar. Sigo trabajando todos los días de la semana, como he hecho siempre.

XL. ¿Y por qué lo hace?

F.G. ¿Por qué debería parar? ¿Porque tengo 92 años? Puedo seguir haciendo grandes cosas, y no solo en arquitectura. Acabo de diseñar una instalación de arte para la Gagosian Gallery, una cosa muy loca. Tengo proyectos maravillosos que la gente me encarga, y con los años he ido creando un equipo estupendo y único. ¿Tengo que dejar todo eso solo porque ya voy siendo un poco mayor?

XL. Señor Gehry, muchas gracias por esta conversación.

© DER SPIEGEL

Etiquetas: Arquitectura
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