Borrar
Descifrando a Bruegel: los mensajes secretos del pintor más mordaz

Por el Jefe de Conser­vación de Pintura Flamenca del Prado

Descifrando a Bruegel: los mensajes secretos del pintor más mordaz

Crítico, mordaz, sarcástico... así era Pieter Bruegel el Viejo, uno de los grandes de la pintura flamenca. Alejandro Vergara, experto del Museo del Prado, nos descifra los símbolos y mensajes que esconden sus cuadros; algunos de ellos, denuncias implacables de su tiempo. «Bruegel —sostiene—  es el pintor anterior a Goya más parecido a Goya en su visión de la vida y del mundo». Nos lo explica.

Miércoles, 30 de Octubre 2024, 16:46h

Tiempo de lectura: 8 min

Un campesino con la camisa manchada de excrementos y una pareja manteniendo relaciones sexuales. No figuraban en el paisaje original. Los añadió Pieter Bruegel. Era una broma. Al autor de la obra, Hans Vredeman de Vries, no le hizo ninguna gracia, pero Bruegel era bromista y socarrón, no se pudo reprimir. Su primer biógrafo, Karel van Mander, lo describe como un tipo cómico y divertido. Cuenta también que lo apodaron Pieter den Drol ('Pedro el Bufón').

alternative text
Crítica simbólica. «Pasear llevando sobre los hombros una carga» (imaginar que las cosas son peores de cómo en realidad son); «Cagar por el mismo agujero» (ser inseparables, 'uña y carne'); «El pez grande se come al chico»; «Tirar el dinero al agua» (nuestro 'echar la casa por la ventana'). Hasta más de cien refranes inspiran las escenas de Los proverbios flamencos, el cuadro en el que Bruegel explica fábulas, citas bíblicas y lanza un mensaje moralizante.

Tenía, además, Bruegel mucho desparpajo. Se colaba en las bodas populares haciéndose pasar por un pariente de los novios, incluso llevaba regalos. Le encantaban las fiestas campesinas y fijarse en todo: en las costumbres, vestimentas, gestos... Luego lo plasmaba en sus lienzos detallistas al milímetro, repletos de personajes –hasta 119 pueblan Los proverbios flamencos–, regados también de símbolos, secretos y mensajes. Y de chistes. «Los monstruos, las fantásticas criaturas híbridas e imaginativas estructuras se consideraban una fuente de entretenimiento y humor. Puede que el espectador de ahora crea que tienen un significado simbólico profundo. Y puede que no lo tengan». Lo dice Maximiliaan P. J. Martens, experto en Brueghel.

Para conocerlo y entenderlo mejor, Alejandro Vergara –jefe de Conservación de Pintura Flamenca y Escuelas del Norte hasta 1700 del Museo del Prado– nos guía por El triunfo de la muerte, uno de los dos únicos Bruegel del Prado. Es un cuadro inquietante que muestra cómo la muerte, implacable, puede con todos. «No sabemos para quién se pintó ni para dónde. Sería para una colección particular, no para una iglesia», explica Alejandro Vergara. No sabe uno hacia dónde mirar: abundan los personajes y están revestidos de detalles. «Este tipo de pinturas que después también hicieron el Bosco y Teniers son los cómics, que salen de Bélgica», cuenta Vergara.

Pieter Bruegel el Viejo nació en los Países Bajos del siglo XVI, donde vivió las convulsiones de la revolución luterana; él era católico, pero mantuvo una postura crítica. Y fue contemporáneo de Miguel Ángel. Llama la atención porque, mientras en Italia se buscaba el ideal, Bruegel soltaba demonios, monstruos y bestias terribles en sus lienzos. No era novedad: además de que ya lo había hecho Jheronimus van Aken, el Bosco, no hay más que fijarse en los claustros románicos para ver algo semejante. Lo llamativo de Bruegel es que desplegaba campesinos borrachos, gente defecando y criaturas monstruosas a la vez que en Italia se buscaba la pureza. A veces también hace una mezcla muy suya de lo flamenco y lo italiano, y en medio de lo grotesco suelta unas figuras de belleza exquisita, muy italianas.

alternative text
¿Era Bruegel antiespañol? Hay quien cree que Bruegel se pone del lado de Flandes en su conflicto con España y por eso españoliza a los soldados de sus obras. No lo cree Alejandro Vergara: «Pintaba para la élite de los Habsburgo, para gente próxima al régimen. Además, los Países Bajos se sublevan contra Felipe II en 1568, después de sus cuadros: Bruegel muere en 1569», explica.

Lo que impera en Bruegel, sin embargo, es lo flamenco, sin idealizaciones. «Mientras que en Los borrachos, de Velázquez, y en los cuadros de los italianos se transmite la idea de que el vino nos hace felices, Bruegel saca a gente vomitando», cuenta Alejandro Vergara. Es como Goya. Tienen en común la pasión por el grabado y la denuncia de los vicios del mundo. «Bruegel es el pintor anterior a Goya más parecido a Goya en su visión de la vida y del mundo. Coincide con él también en su mensaje moralizante», dice Vergara.

Cuando Bruegel nació, el Bosco llevaba muerto nueve años, pero seguía teniendo tirón. Pieter comenzó versionándolo en sus grabados; se lo pidió el impresor: para vender más. «Bruegel comienza haciendo grabados bosquianos, así hace carrera. Y solo lo versionó en grabados», puntualiza Vergara. Lo hizo tan bien que lo llamaron 'el segundo Bosco'.

A Bruegel le interesaba lo popular. Se colaba en las bodas campesinas simulando ser pariente de los novios, incluso llevaba regalos. Así podía fijarse bien en todo. Luego lo plasmaba en sus cuadros

A Alejandro Vergara le entusiasma Bruegel, sobre todo por sus paisajes. Los pintores de los Países Bajos muestran horizontes muy profundos porque su paisaje habitual no contiene montañas. Bruegel viajó a Italia. Cruzó los Alpes y eso le impactó: por eso a veces los picos alpinos se cuelan en sus cuadros. Otra consecuencia de este viaje italiano es que se quitó la hache del apellido porque le parecía muy germánica. Sus descendientes sí mantuvieron la hache y son Brueghel.

alternative text
Combate entre insensatos. En El combate entre Don Carnal y Doña Cuaresma hay dos posturas enfrentadas: se oponen el hombre y la mujer; la gordura y la delgadez; la carne y el pescado; lo profano y lo clerical; lo luterano (hay quien dice que el rostro de Lutero es el de Don Carnal) y lo católico. Bruegel no toma partido: todos se comportan con insensatez.

Pieter el Viejo fue el creador de una dinastía de pintores notables. Tuvo dos hijos, Pieter Brueghel el Joven, que hizo copias de las obras paternas y fue su mayor propagandista, y Jan Brueghel el Viejo, que fue muy amigo de Rubens y dicen que es el mejor Brueghel. Siguieron la dinastía Jan Brueghel el Joven y David Teniers el Joven –sus nietos– y luego Abraham Brueghel, su bisnieto.

Fundador de una dinastía

Pero el más reconocido es Pieter el Viejo. Sus obras siguen fascinando. Jürgen Müller y Thomas Schauerte explican en Bruegel. Obra completa (Taschen) cómo denuncia la hipocresía y se mofa de la alquimia, la brujería, la falsa erudición o la charlatanería. Lo dice con imágenes. Su obra Los proverbios flamencos es como un gran manual de su pensamiento. Hay allí todo un repertorio de fábulas, refranes y citas bíblicas. Hay que fijarse porque pinta figuras que parece que realizan labores cotidianas y luego descubrimos que hacen cosas absurdas: un hombre arroja dinero al agua, lo que significa que lo gasta en cosas superfluas; otro atrapa una anguila por la cola, lo que quiere decir que se embarca en tareas difíciles...

alternative text
Gente defecando y borracha. Bruegel lo muestra todo. «Es una manera de ofrecer una visión crítica a través del humor, Bruegel lo hace con un tono satírico. Y, por otro lado, así se transmite la idea del mal olor. También en las obras flamencas salen borracheras y no se idealizan, se ve a gente vomitando», explica Alejandro Vergara, experto del Museo del Prado.

Bruegel fue crítico y le fue bien. Tuvo buena clientela, a pesar de que no recibió muchos encargos eclesiásticos y no pintó bodegones ni retratos. Se centró sobre todo en representaciones del Nuevo Testamento, cuadros de género y paisajes. Fue mordaz, sarcástico... Interpretó el mundo a su manera. Pintaba lo que pensaba. Ah, pero cuando vio que se moría sintió miedo. Le pidió a su mujer que quemara «gran cantidad de sátiras dibujadas con gran esmero y provistas de leyendas, algunas de las cuales eran demasiado mordaces y sarcásticas», contó su primer biógrafo. Su mujer no las destruyó.


Un clásico, analizado por el experto del Museo Del Prado

'El triunfo de la muerte', explicado por Alejandro Vergara

alternative text

1. La composición: «No tiene una jerarquía clara. No sabes bien dónde mirar. Que haya un grupo principal de figuras con forma piramidal es muy italiano. Aquí es diferente. Como en las portadas de las iglesias románicas o los grandes retablos, todo está repartido por todas partes».

2. El paisaje: «Evoca la distancia de manera maravillosa. Hay una línea del horizonte muy elevada. Se transmite que hay una distancia enorme, que las casitas ya son pequeñas. Me gusta mucho esa parte de los cuadros de Bruegel y el Bosco».

3. Los peces: «A los autores contemporáneos los inspira el cine, la televisión… Al Bosco y a Bruegel los ilumina la cultura clásica, la religión cristiana, lo satírico a través del humor y la cultura popular recogida en proverbios y fábulas como las de Esopo. El proverbio del pez grande se come al pequeño lo pintan mucho el Bosco y Bruegel. Aunque aquí estos peces dan más idea de putrefacción, de muerte».

4. Criaturas horribles: «Son lo demoniaco, el mal. Muestran la presencia del mal en la Tierra, que estamos en un mundo lleno de trampas puestas por el demonio. Este bicho aparece en otro cuadro del Bosco».

5. El infierno: «Es la puerta del infierno, una especie de nave o un vehículo en el que se los van a llevar. ¡Qué maravilla el esqueleto de arriba tocando el tambor! Está marcando el ritmo con el que avanzan los ejércitos de la muerte».

6. La muerte: «La muerte es un tema muy de la época porque era una presencia constante: los niños morían al nacer, había peste, guerras… Este es el cuadro de Bruegel más oscuro y pesimista con diferencia. Aquí no hay salvación ni Dios; esto es definitivo: llegan los ejércitos de la muerte y se llevan toda la vida al infierno».

7. Los relojes:«El esqueleto que sujeta al rey tiene un reloj de arena en la mano. Y hay otro reloj en una pared con un esqueleto que mueve las agujas. Es para transmitir la idea de que ha llegado tu hora. También lo transmiten las campanas, situadas en un árbol muerto. Anuncian la hora del fin».

8. La pierna atrapada en la rueda: «No sé lo que quiere decir, pero lo pintó exactamente igual el Bosco en El carro del heno. Es una cita que reconocerían los conocedores del Bosco de entonces».

9. No se salva nadie: «El rey, la Iglesia, el peregrino, el soldado elegante, los enamorados… nadie escapa a la muerte. Esta secuencia inferior es la única parte del cuadro ordenada formalmente. Tampoco se salvan las distintas razas: hay negros en la red de pesca y turcos con turbante entre la multitud».

10. La hilandera: «Corta el hilo de las parcas, el hilo de la vida, es una referencia clásica frecuente en la poesía, la pintura y los grabados: cuando se quiere representar el destino de la vida, se hace con una mujer hilando. A esta le va a atropellar un carro en el que los esqueletos han recolectado calaveras». ¿Como si se suicidara? «No, yo creo que como si reconociera que es el final de la vida».

11. El soldado de rojo: «Formalmente es un escorzo, herencia de la cultura clásica. Bruegel ha viajado a Italia y hace un guiño a los ideales del arte italiano. Los pliegues de la ropa también son clásicos».

12. El caballero elegante: «Parece el único que se resiste. Pero aquí no hay nada que dé lugar a la esperanza. Está aislado sobre este paño blanco: el pintor quiere que te centres en él. Esta figura es de una belleza exquisita: tiene un diseño italianizante. Las figuras de Bruegel son muy creíbles. En sus rostros hay una tristeza o un miedo real, generan empatía emocional».

13. Los enamorados: «No se han enterado. La muerte viene por detrás. Les está engañando tocando música. La música es seducción. Cuando los pintores quieren hablar de amor y seducción como algo ilícito, pintan la música. En El jardín de las delicias, del Bosco, hay varios instrumentos enormes en el infierno».