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Las consecuencias de la debacle de Twitter Huida masiva en la red social de Elon Musk ¿A dónde emigran los pájaros?

Hace un mes este programador alemán, Eugen Rochko, era un perfecto desconocido con una red social minoritaria. Ahora es el bote salvavidas para los que huyen de Twitter. Un millón de cuentas ya han desembarcado en su Mastodon. No es el único beneficiado –o desbordado– por el caos que ha generado Elon Musk.

Viernes, 02 de Diciembre 2022

Tiempo de lectura: 5 min

Elon Musk ha conseguido el más difícil todavía. Desde que capitanea Twitter, se le han amotinado usuarios, empleados y anunciantes. Contemplar el desmadre de la red social del pajarito es muy entretenido; el propio Musk lo retransmite en directo, entre memes y amenazas, a golpe de tuit. Es, además, un acontecimiento histórico. ¿Pero quién gana con el hundimiento de Twitter?

Muchos señalan a un vencedor imprevisto: Eugen Rochko, un programador alemán de 29 años. Rochko es el creador de Mastodon, la red alternativa en la que se está refugiando la mayoría de los usuarios que abandonan Twitter. Pero el propio Rochko aclara que él no es David noqueando a Goliat. «La gente quiere oír que está siendo genial, todo este crecimiento y éxito, pero preferiría estar viéndolo desde un rincón. Hay más trabajo, más fuegos, está siendo increíblemente estresante. Le echo catorce horas diarias, duermo muy poco y apenas pruebo bocado», se lamenta a Wired.

Eugen Rochko, de 29 años, es un desencantado de Twitter. Aunque de perfil bajo, admite que aspira a asentar las bases del 'nuevo internet' y evitar que las redes se comercialicen

Rochko maneja el bote salvavidas al que se han subido los náufragos del Titanic. Ha recogido a más de un millón, pero había 235 millones de usuarios activos en Twitter. Para atenderlos, ha triplicado la plantilla. Ahora son tres, contándole a él... En Twitter eran 7500 hasta que los despidos y las deserciones la diezmaron. A Mastodon también le entra ahora bastante más dinero del que ha manejado nunca desde que fue creada, en 2016: unos 21.000 euros al mes. Le permiten, a duras penas, mantener los servidores operativos. Pero es más o menos lo que ganaba un jefe de programadores en Twitter antes de que Musk lo comprase por 44.000 millones de dólares. El magnate echó mano de su fortuna, pero también de préstamos de una docena de inversores; entre ellos, su amigo Larry Ellison, el fundador de Oracle; Changpeng Zhao, director ejecutivo de la firma de criptomonedas Binance; o el príncipe saudí Al Waleed bin Talal. Todos esperaban dividendos casi inmediatos, a pesar de que, en 16 años de historia, la plataforma jamás ha dado beneficios.

Mastodon no puede ser la alternativa a Twitter. Ni siquiera puede defenderse en condiciones de un ciberataque. Pero señala el camino para muchos que están hartos del imperio de los algoritmos diseñados para 'ordeñar' los datos de los usuarios... Y que ven a Rochko, un muchacho idealista que era fan de Twitter hasta que se desencantó de la toxicidad de la red social, como el profeta para una refundación de Internet. Rochko cree que la manera de desactivar el acoso y los abusos es proporcionar a los usuarios el control.

Nueva filosofía: el fediverso, un universo federado

Para ello, Mastodon utiliza un software descentralizado y de código abierto llamado ActivityPub, que lo diferencia de las plataformas gobernadas por Facebook, Instagram, Amazon o Twitter. Los servidores se reparten por el mundo. Y la red se organiza en islas interconectadas; cada una de ellas, administrada por un voluntario. Ese archipiélago se conoce como 'fediverso'. Un universo federado que no tiene nada que ver con el metaverso de Zuckerberg en el que todo está a la venta, aunque no exista físicamente. Es una filosofía que respeta la privacidad del usuario. Y no es casualidad que se haya originado en Europa, en contraposición al afán de negocio de Silicon Valley o al control paranoico de China.

Muchos que ahora han abierto cuenta en Mastodon ni siquiera habían oído hablar del sitio hasta que Elon Musk se burló de él en un tuit. «Sinceramente, fue publicidad gratuita, y él hizo el ridículo –dice Rochko–. Estaba burlándose de alguien que tenía problemas para publicar después de registrarse. La cuestión es que la afluencia masiva de nuevos usuarios pone a prueba esta red. Así que no debería sorprender que la gente tenga problemas con la carga. Es solo una cuestión de escala».

Mastodon utiliza un 'software' descentralizado y de código abierto. Respeta la privacidad del usuario. No es casualidad que se haya generado en Europa

El fediverso no está a salvo de los discursos de odio. Sin embargo, hay un par de diferencias esenciales con las plataformas dominantes. La primera es que, al menos de momento, no ha sido colonizado por millones de bots y cuentas falsas. Y la segunda es que está libre de los llamados 'algoritmos de compromiso', que tienen como objetivo abducir a los usuarios. La gran paradoja de Twitter es que empleaba a cientos de moderadores para evitar los ataques virales y la desinformación, pero al mismo tiempo su algoritmo está diseñado para que sea el contenido más controvertido el que le aparezca primero a cada usuario.

Momento 'retro': los blogs y las 'newsletters' repuntan

Pero los que hablan de la refundación de Internet, ¿a qué se refieren? Pues a lo que era la web hace 15 años. Fue la época dorada de los blogs, del correo electrónico y de la mensajería entendida como un asunto privado y que murió cuando Twitter, Facebook e Instagram acapararon la atención de miles de millones. Y es precisamente en estos ámbitos donde están apareciendo los otros 'pescadores' que triunfan en el río revuelto de la debacle tuitera.

Ahí está un viejo conocido, Tumblr, la plataforma de blogs creada en 2007 por David Karp. Y se ha consagrado Substack, el servicio de newsletters que proporciona a informadores y expertos un nuevo canal de comunicación con los lectores, y que fue fundado por el periodista tecnológico Chris Best en 2017. También pisa fuerte Discord, una plataforma social que permite y fomenta la creación grupos de chat, diseñada por Jason Citron en 2015, y que le hace la competencia tanto a Twitter como a WhatsApp; supera los 350 millones de usuarios.

Pero quien dé por muerto a Elon Musk es que no lo conoce. Algunos analistas consideran que, independientemente de que su táctica actual lleve a Twitter a la bancarrota para librarse de las cargas contraídas, su estrategia a largo plazo es que renazca de sus cenizas reconvertido en una superapp al estilo chino, la versión americana de WeChat, un ecosistema que ofrece de todo: llamadas, buscador, juegos, compras, banca móvil... Y Musk no es el único. Lo que estamos presenciando solo es el primer asalto de un combate apasionante y despiadado entre la vieja guardia de Internet y los que quieren reinventarlo.


Jack Dorsey, creador de Twitter, tiene otra alternativa

«No cometeré los mismos errores»

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Jack Dorsey, cofundador de Twitter, se ha unido a los que aspiran a desbancar a la red social del pajarito, en una suerte de parricidio corporativo. En este caso, movido por la voluntad de expiación. «Twitter ha sido mi mayor pesar», confesó. Acaba de lanzar la plataforma Bluesky Social, ya la está probando en beta (recibió 30.000 solicitudes en dos días) y aspira a «no cometer los mismos errores» de la red del pajarito azul y a recuperar el espíritu desenfadado de sus comienzos, en 2006. Dorsey renunció a su cargo como CEO de Twitter hace un año y se desvinculó por completo poco después. Sin embargo, en un intercambio de mensajes que se filtró durante el culebrón legal que siguió al anuncio de Elon Musk de que estaba dispuesto a comprar la red social, le dijo: «Hace falta una nueva plataforma. Pero no puede ser una compañía. Por eso me marché». Y dejó un par de pistas sobre Bluesky: protocolo de código abierto y renunciar al modelo de financiación basado en publicidad.


Etiquetas: redes sociales