El 'boom' de los test de envejecimiento Edad biológica: ¿negocio o salud? ¿Cuántos años tienes realmente?
Las pruebas que determinan la edad biológica arrasan. Un periodista de XLSemanal se somete a estos test de moda, que pueden tener consecuencias radicales: ayudarán a la lucha de innumerables enfermedades, pero también abrir el campo a un negocio millonario y cambiar para siempre nuestra percepción sobre el envejecimiento como un fenómeno natural de la vida. Lee...
Viernes, 25 de Noviembre 2022
Tiempo de lectura: 9 min
Nací en 1975 y tengo 60 años. O 46, según se mire. ¿Cómo es posible? Porque, aunque han pasado 47 años desde mi nacimiento, mi edad biológica no coincide con mi edad cronológica. No soy un caso raro. Las células y los tejidos se deterioran con los años y por eso envejecemos, pero no todos lo hacemos al mismo ritmo. La genética y nuestros hábitos, así como el ambiente en el que vivimos, influyen en la velocidad de este declive corporal, que arranca al alcanzar la edad adulta, más o menos los 20 años.
Desde hace años, los científicos buscan biomarcadores que sirvan para medir cuánto hemos envejecido. De hecho, para este reportaje, me he sometido a dos pruebas distintas en busca de mi edad biológica. La primera se centra en el estudio del sistema inmunitario: immunity clock, o reloj biológico, lo han bautizado las investigadoras de la Universidad Complutense que han desarrollado el método. Aseguran que tiene un margen de error de 4,74 años y en mi caso ha arrojado malas noticias: mi cuerpo envejece al ritmo de una persona de 60 años. La segunda atiende a la longitud de los telómeros, un biomarcador útil para medir la capacidad de renovación de los tejidos. Y en mi caso da una edad biológica de 46 años, aunque han pasado 47 desde que nací.
'Financial Times' afirma que «la longevidad es la mayor oportunidad de negocio del siglo XXI»: en el mundo ya viven más personas por encima de los 65 años que por debajo de los 5
Pero estos son solo algunos de los criterios que usa la comunidad científica para calcular el estado real de nuestro organismo. El pasado verano, por ejemplo, se publicaba en la revista PNAS Nexus un método desarrollado por un equipo internacional en el que participaron investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). En su trabajo proponen que se tengan en cuenta indicadores como la talla, el peso o la presión arterial, así como la glucosa o el colesterol en sangre. El trabajo concluye que el riesgo de morir aumenta en mujeres un 129 por ciento por cada año de edad biológica superior a la cronológica. En hombres, el riesgo aumenta en un 124 por ciento. El trabajo tiene la ventaja de que muchos de los marcadores que tiene en consideración son fáciles de medir.
También están los científicos que defienden que el envejecimiento, en realidad, es una pérdida de información. El epigenoma, el sistema de las células que controla qué genes deben activarse y cuáles desactivarse, con el tiempo deja unas marcas, algo parecido a los rasguños que el uso va dejando en los CD.
Detrás de los estudios de nuestra edad biológica está una gran oportunidad de mejorar nuestra salud, pero también un negocio millonario. Financial Times ya considera que «la longevidad es la mayor oportunidad de negocio del siglo XXI», teniendo en cuenta que en el mundo ya viven más personas por encima de los 65 años que por debajo de los 5. Las mejores universidades trabajan en ello: el MIT, Oxford, Stanford, Harvard; las farmacéuticas tienen ya una batería de medicamentos en fase de ensayos clínicos; las start-ups reciben cientos de millones de fondos de inversión. El mercado lo lideran Life Biosciences, Calico (de Google) o Juvenescence, del millonario británico Jim Mellon. En Altos Labs, por su parte, una empresa centrada en el rejuvenecimiento celular, participan ganadores del Nobel o investigadores de renombre –como el español Juan Carlos Izpisúa–. Pero mantiene mucho más secretismo en torno a quiénes son los inversores que han aportado 3000 millones de dólares. Se rumorea que Jeff Bezos es uno de ellos. Y hay más ejemplos, como la empresa Turn Technologies o incluso países como Arabia Saudí, que ya ha anunciado un plan de inversión de mil millones de dólares anuales en investigación para extender la cantidad de años que una persona permanece saludable. Más allá del cálculo de la edad biológica, lo que estas start-ups buscan es la fórmula que permita acabar con el proceso natural de envejecimiento. Desde la reprogramación celular, que ya se ha empleado con éxito en ratones –logrando, por ejemplo, que un ratón de avanzada edad vea tan bien como uno joven– hasta experimentos con las células madre pluripotentes, que permitirían, por ejemplo, crear órganos 'de repuesto' para sustituir aquellos deteriorados.
Si estas cosas nos suenan a ciencia ficción, lo cierto es que los análisis de edad biológica han llegado para quedarse. Ya están al alcance de cualquiera dispuesto a pagar su precio. «Estamos buscando sistemas que sean fáciles de desarrollar, sensores que implicarían una analítica que puedas hacer, por ejemplo, en tu propio centro de salud», explica Mónica de la Fuente, investigadora y catedrática de Fisiología en la Universidad Complutense de Madrid, que dirige el equipo que ha realizado mi prueba de edad biológica. Entre tanto, son muchos los laboratorios y empresas de seguros que ofrecen este servicio en España. QuirónSalud, que ha realizado la prueba de longitud telomérica que hemos empleado en este reportaje, ofrece el servicio por unos 400 euros. Otros test genéticos, realizados por ejemplo a partir de muestras de saliva, pueden costar 250 euros.
¿Negocio o salud? Ambas cosas pueden ir de la mano. Los test de edad biológica arrojan resultados fiables y contrastados que pueden ayudarnos a corregir ciertos hábitos. No prometen la vida eterna, pero dan pistas que nos permiten evitar o retrasar la aparición de enfermedades. Al mismo tiempo, su extensión puede tener muchas otras implicaciones. Las empresas aseguradoras ya tienen en cuenta hábitos como el tabaquismo o antecedentes de enfermedades familiares a la hora de contratar sus pólizas. ¿Podrían emplear estos test para subir –o bajar, en función de los resultados– sus pólizas si el cliente está dispuesto a monitorizar su edad biológica? Ya se ha incorporado el desarrollo de tecnologías –las llamadas 'insurtech', un neologismo que suma los términos en inglés para 'aseguradora' y 'tecnología'–, con aplicaciones móviles que monitorizan nuestra actividad física, por ejemplo. Un estudio realizado por la aseguradora Vivaz el año pasado demostraba que el 60 por ciento de los españoles se siente más joven de lo que marca su DNI. Pero es un criterio subjetivo. Ahora se puede objetivar con análisis clínicos y métodos estadísticos.
Definir la vejez como enfermedad divide a los científicos: unos defienden que no se puede patologizar un proceso natural. Los otros replican que ser natural no lo hace aceptable
También tiene otras implicaciones. Conocer el grado de deterioro 'real' de nuestro organismo ¿nos llevará a patologizar la vejez? La propia OMS estuvo en un tris el año pasado de definir el envejecimiento como una enfermedad en vez de un proceso natural de la vida. Tras meses de debate, el pasado mes de enero publicaba su Clasificación Internacional de Enfermedades (ICD en sus siglas inglesas) sin incluir el término 'vejez' o cualquier otra alusión al envejecimiento como una enfermedad. La decisión causó revuelo, con respuestas enfrentadas: algunas entusiastas y otras abiertamente críticas entre la comunidad médica y científica. Los que rechazaban su inclusión afirmaban que no se puede patologizar un proceso natural, como no se puede considerar una enfermedad la adolescencia. Los defensores sostienen, en cambio, que el hecho de que el envejecimiento sea natural no lo hace aceptable. «La exclusión actual del envejecimiento como una enfermedad significa que los médicos dudan en recetar medicamentos que potencialmente pueden brindar a las personas muchos años de vida más saludable», asegura sin tapujos David Sinclair, el científico de Harvard que posee 35 patentes y ha fundado o está involucrado en varias empresas de biotecnología, entre ellas, Life Biosciences.
Entretanto, la buena noticia es que frenar o incluso revertir el proceso de un envejecimiento prematuro es posible y está a nuestro alcance. «El estudio de la edad biológica sirve para motivar a que la persona adquiera hábitos saludables. En un mundo perfecto no haría falta, porque todo el mundo caminaría diez mil pasos al día, tendría una dieta equilibrada y no estaría expuesto a la contaminación. Pero lo cierto es que no es así», explica María Orera, profesora en la Universidad Complutense de Madrid y miembro de la división genética de QuirónSalud.
Por su parte, Mónica de la Fuente recalca que tan importante como la dieta o el deporte es la actitud emocional. «Cómo manejamos las situaciones de estrés tiene una influencia directa», explica la investigadora, que lleva 40 años estudiando los procesos de envejecimiento. «Hemos hecho análisis de edad biológica a artistas, modelos, gente de la nobleza… incluso a la familia real. ¡Por aquí ha pasado mucha gente!», recalca.
Entre ellos, José Mota, que quedó tan satisfecho que se lo recomendó a otros amigos actores. «Pero a uno de ellos le dio un resultado un poco malo y estaba un poco molesto. Cuando hablé con él, le expliqué que quizá estaba pasando un mal momento y eso se nota mucho en los resultados».
Mantenerse joven implica hoy un esfuerzo personal: dieta saludable, ejercicio físico… Pero ¿y si dieran con una fórmula que permita conseguir los mismos resultados tomando una píldora? ¿Quién la rechazaría? ¿Y quién se beneficiaría?
LOS TEST, TESTEADOS
LOS CHIVATOS DEL ENVEJECIMIENTO
¿Cómo saber cuál es el grado de envejecimiento de una persona? Los científicos buscan chivatos que les den pistas. Los llaman 'biomarcadores', pero los investigadores no se ponen de acuerdo sobre cuáles de ellos son verdaderamente reveladores. El periodista de este reportaje, de 47 años, se sometió a dos test, con distintos resultados finales.
Resultado del primer análisis | Edad: 60 años
En la Universidad Complutense de Madrid, me extrajeron sangre. La muestra la centrifugaron para aislar las células inmunitarias: neutrófilos y linfocitos.
LOS NEUTRÓFILOS
Los neutrófilos son los primeros en llegar a la zona de infección. Son de vida corta, dos o tres días, y devoran cualquier partícula extraña que entre en nuestro cuerpo. En mi caso, según el informe, funcionan bien: son capaces de seguir el rastro químico que genera el foco infeccioso y de ingerir los microorganismos para eliminarlos. «El paciente presenta valores propios de su década de edad», concluye la evaluación.
LOS LINFOCITOS
Peor paradas salen mis células natural killer, un linfocito encargado de la defensa del organismo. En este caso, su misión no es eliminar invasores externos, sino destruir las células malignas que produce nuestro propio cuerpo, como las cancerosas. Las natural killer las descomponen antes de que se conviertan en problema… y en mi caso dan valores inferiores a los que me corresponden por edad. ¿Debo preocuparme, doctora? Mónica de la Fuente, catedrática de Fisiología en la Complutense, responde: «Esto es un reflejo de la velocidad a la que envejeces en el momento de la analítica. Y es reversible», asegura.
Resultado del segundo análisis | Edad: 46 años
Otro de los biomarcadores utilizados para la estimación de la edad biológica es la longitud telomérica. QuirónSalud ofrece el servicio y con ellos realicé la prueba.
LOS TELÓMEROS
'Telómero' significa en griego 'parte final' y son, de hecho, los extremos de los cromosomas. Son como una cápsula protectora que evita la degradación del material genético, una especie de escudo protector para el ADN de nuestras células. Ocurre que, cada vez que una célula se divide –y esto ocurre constantemente a lo largo de nuestra vida–, estos telómeros se acortan. Este acortamiento progresivo de los telómeros es lo que los convierte en un biomarcador que indica la capacidad de renovación de los tejidos y, por tanto, del envejecimiento de los organismos (cuanto más cortos, más envejecimiento). Su longitud se indica en kilobases (Kb). En mi caso tienen una longitud media de 12 Kb y una mediana de longitud telomérica de 10,7 Kb. Comparando con las bases de datos, el análisis ofrece una edad biológica estimada de 46 años. No obstante, si se mejora la nutrición, se disminuye la ingesta de tóxicos, se minimiza el estrés y se duerme bien, se pueden controlar estos biomarcadores.
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