Los tesoros de Juan Manuel de Prada
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Los tesoros de Juan Manuel de Prada
Martes, 18 de Junio 2024, 14:00h
Tiempo de lectura: 4 min
«Esta cinta de Cecil B. DeMille contiene escenas muy osadas para su época. Y para hoy incluso. Ambientada en la Roma de Nerón y la persecución de los cristianos, es uno de los grandes ejemplos de cine religioso del autor de Los diez mandamientos o Sansón y Dalila, maestro en combinar religiosidad y sensualidad; lascivia incluso. Contiene imágenes inolvidables, como el baño de Claudette Colbert desnuda en leche o esta de Elissa Landi, en pleno martirio en el Circo, con un gesto que no se sabe si es de sacrificio o de entrega y deseo».
«Es una de las películas más influyentes de la historia, uno de los primeros colossal, el cine histórico de gran presupuesto y grandes movimientos de masas, batallas y decorados. El más impresionante es el del altar del dios Moloch, donde se inmolaba a niños para favorecer la victoria en la guerra. Precursora de clásicos como Intolerancia, de Griffith, o del propio DeMille, está ambientada en las Guerras Púnicas, entre Roma y Cartago, y cuenta la historia de amor trágico y apasionado entre Sofonisba, hija de Asdrúbal, y Masinisa»
«En cuanto ves a Peter Lorre en la pantalla, ya se masca el peligro. Es uno de mis actores favoritos, con un físico único, que siempre hacía papeles de villano con un componente de trastorno mental, lascivia, paranoia; siempre inquietante. Aquí hace de un extraño mayordomo, custodio de la memoria de su amo recién fallecido. No sabemos si el monstruo es real o una creación de su mente perturbada, pero la mano cortada es, en todo caso, uno de los grandes hallazgos del cine de terror. Una idea, por cierto, sobre la que Luis Buñuel ejerció siempre una reivindicación de autoría».
«Esta película muda es la primera versión cinematográfica del personaje. Walt Disney se inspiró de forma descarada en ella y es muy superior a todas las demás versiones, incluida la de Spielberg. Es una obra deliciosa, con la que cualquier niño puede disfrutar todavía. Y contiene el gran logro de que Peter está interpretado por una actriz, Betty Bronson. Esto dota a la cinta de una ambigüedad sexual muy interesante, ya que Campanilla y Wendy se disputan el amor de una chica... En mi libro hay títulos muy oscuros, pero este es de los más luminosos».
«Edgar Neville es el cineasta más chocante y osado del cine español; capaz de unir vanguardia y tradición, casticismo y modernidad, y esta es una de sus obras más sorprendentes. El expresionismo de Fritz Lang y La parada de los monstruos, de Tod Browning, son referentes inevitables en esta historia situada en el Madrid de los Austrias. Un fantasma encomienda una misión, amoroso-policiaca, al protagonista, Antonio Casal. Es una trama disparatada y llena de imágenes maravillosas que rezuma un humor muy madrileño, muy chulapón. La mezcla es fascinante.
«Rafael Gil, gran maestro de nuestro cine por versatilidad, magisterio técnico y sensibilidad, adapta aquí una poética obra de José María Pemán. Es una historia de amor, con comedia, drama y esa sabiduría tan suya para pasarte de la risa al llanto. Como a todos los que desarrollaron su obra en el franquismo, se le puso el remoquete, injusto, de franquista, pero fue ante todo un cineasta fiel a su modo.
«Al igual que el Peter Pan mudo, sigue siendo idónea para los niños de hoy. Se trata de una fantasía surrealista, con algo de proyección freudiana sobre el vacío del padre ausente, que parte de una historia del Doctor Seuss, el de El Grinch. Es una pesadilla colorista, como de un mundo de caramelo, donde el villano trata de crear un arma con notas musicales que destruya a la humanidad. La vi de niño en las sesiones matinales sabatinas en la biblioteca de Zamora. Me fascinó. Tim Burton, por cierto, la saquea por completo en Charlie y la fábrica de chocolate».
«Es un clásico menor, muy kitsch, hortera por momentos, pero muy vistosa y atractiva. Me gustan esos colores arrebatados, destellantes, y esa imaginería llena de júbilo estético. Tiene la peculiaridad de que Silvana Mangano interpreta a un tiempo a Penélope y a Circe, mitigando así las tentaciones de Ulises. Se ha enamorado de esta pájara, pero, claro, ¡es que es igual a su mujer! Este es un hallazgo que resta crudeza al abandono de Penélope. De niño me gustaba mucho Kirk Douglas porque es ágil, risueño, fortachón; idóneo para estos papeles físicos y positivos».
«Es una crítica a la deshumanización, la falta de piedad de la burguesía, tema muy propio del cine francés a partir de esa época. Dirigida por Georges Franju, director de sensibilidad morbosa, trata de un cirujano plástico obsesionado con reconstruir el rostro de su hija, abrasado por un accidente. Se siente culpable y le arranca la piel a mujeres jóvenes para trasplantársela a ella, a quien tiene encerrada. Desasosegante, con un estilo seco e imágenes muy perturbadoras, ha sido imitada hasta la saciedad. Sin duda, influyó a Jesús Franco en El siniestro doctor Orloff y a Almodóvar en La piel que habito».