![Secretos de profesional que delatan que una prenda es de mala calidad](https://s3.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/202302/06/media/ROPA--624x385.gif)
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Solange Vázquez
Martes, 7 de febrero 2023, 11:49
La calidad de la ropa es, como muchas cosas de la vida, difícil de explicar pero fácil de percibir... si sabemos mirar. Los profesionales del mundo de la moda pueden distinguir una prensa de calidad de una engañosamente buena incluso con los ojos vendados, solo ... con tocar, pasar los dedos por las costuras e incluso por el olor... Sí, al final la calidad (y la falta de ella) es algo que asoma por aquí y por allá. Si queremos conocer los secretillos de estilistas, modistos y diseñadores para discernir en pocos segundos una prenda buena de una imitación, de una gemelita 'low cost' o de un modelito caro que cuesta más de lo que vale solo tenemos que seguir el siguiente patrón:
1
Si alguien en una tienda se vuelve hacia a ti con una prenda y te suelta eso de '¿qué te parece?', los expertos, además de lanzar su primera impresión, hacen un gesto rápido. Cogerla para ver el tejido entre sus manos y, a continuación, buscar la etiqueta para mirar la composición: «Es importante fijarse en el tejido, en cómo está fabricado. Si es 100% natural (algodón, lana, lino), para evitar así el poliéster, que además produce alergias a algunas personas», apunta Elena Regadera, estilista y consultora de moda, que, entre otras cosas, ha vestido a muchos actores y actrices.
2
Si vemos a alguien coger una prenda, estrujarla como si le hubiese hecho algo y mirar cómo se recupera, no nos asustemos: solo está comprobando la elasticidad del tejido, otra de las claves de la ropa de calidad. «Lo bueno es que, si la estiras, vuelva al origen», indica Regadera. Si después del 'meneo', –valen cinco segundos–, se queda hecha unos zorros... mal.
3
Tras tocar el género y estrujarlo, el paso tres: levantar la prenda y mirarla a trasluz. «Si el tejido es muy traslúcido esto indica que la composición es menor...», indica. Lleva poco material bueno.
4
Una cremallera bien colocada, rematada con finura, lo más oculta posible (a no ser que el diseño pida mostrarla) y, si puede ser, de metal en lugar de plástico... Es una prueba de que la prenda que la lleva está hecha con mimo y con intención de que dure.
Esto lo saben muy bien nuestras madres o abuelas, porque casi todas saben coser (aunque sea un poco) y suelen apreciar este detalle importantísimo. ¿Cuántas prendas o accesorios que nos han gustado han 'muerto' porque la cremallera ha fallado? Muchas, ¿verdad?
5
Si ves que las costuras son flojas, tienen hilos sueltos y sus líneas no son sólidas (están trazadas como con inseguridad)... esto es un indicio nefasto. «Sobre todo, es importante revisar las de los laterales», apunta la estilista, ya que la caída de la prenda depende en buena medida de ello. ¿Dónde más debemos revisar la firmeza de las costuras? En puños y dobladillos, que deben tener centímetros suficientes: al menos tres. Si son menos, esto indica un problema en el corte y es casi garantía segura de que la prenda empezará a romperse o deteriorarse por ese bajo.
6
El secreto de lo bueno en la ropa está muchas veces en lo pequeño. «Tenemos que fijarnos en ojales, botones y remates», aconseja la estilista. Poca gente lo hace. Somos tan impulsivos con la moda que nos paramos poco a pensar en estos elementos, que delatan el modo de confección. Generalmente, la ropa cara los tiene hechos con más mimo (no se puede correr mucho con este tipo de cosas). Pero, ojo, no siempre. A veces, estamos pagando mucho por la marca y la calidad es casi tan cuestionable como la de las cosas 'baratonas'.
7
Si nos van a cobrar una pasta por una prenda y vemos que el estampano no casa... maaaal. «Los cuadros, las rayas... Todo debe coincidir», apunta Regadera. Si está bien quiere decir que quien lo ha hecho está atento a los detalles.
8
Después de toquetear una prenda, mirar etiquetas, costuras, detalles... pasamos al probador. Prueba de fuego. «Una prenda de calidad normalmente se adapta a tu figura según te la pones encima, la tela no resulta dura ni incómoda. Un tejido de calidad te 'acoge'», destaca la experta. Y la caída del tejido, su peso, debe ser bueno. Si quedan bolsas o ángulos raros la calidad está más que en entredicho.
Gabriel Azkoitia, que da clases de tendencias de moda a jóvenes, se desespera. «Les trae sin cuidado la calidad de una prenda, quieren estrenar siempre cosas. Buscan estar entretenidos con las compras y las novedades. Por no decir, que de 20 chavales, igual 18 compran únicamente por Internet. Y mirar la calidad en una foto... », lamenta el profesor. ¿Es algo generacional? Mmm... no del todo. Según Azkoitia, ¡sus padres hacen lo mismo! No se han criado en esta manera de consumir, pero se han apuntado con gran estusiasmo a ella. «Es una pena que se haya impuesto el 'choniluxe' de tener que comprarse cualquier cosa por 6 euros para el fin de semana y luego ponértela dos veces y adiós», apunta. Tampoco duran más «porque al segundo lavado pierden la textura y el color, salen bolas, rozaduras...».
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