Fotos peligrosas, coches 'reno'... las multas 'navideñas' más raras... y también las clásicas

¿Por qué en Navidad se mete más la pata con el coche (incluso gente que no acumula ni una multa)? Tal y como explica Grégoire Destre, Country Manager de Coyote en España y Portugal, estos días convergen una diversidad de factores que hacen que las sanciones caigan con mucha alegría. Un 70% de los españoles se desplazará por carretera durante esas fechas. Y no solo hay más desplazamientos –muchos viajes vacacionales largos– también visitas familiares, compras y un montón de recados que nos llevan a los centros de las ciudades, que suelen estar abarrotados. «Además, aumentan las prisas y la impaciencia. Se corre más, se aparca peor y se cometen más imprudencias. Y las fiestas navideñas suelen conllevar también un mayor consumo de alcohol...», describe el experto.

¿Este caos en qué se traduce? Sobre todo en multas por exceso de velocidad (44%) y estacionamiento inadecuado (40%), según Destre. «Las prisas nunca son buenas compañeras y menos para conducir. La acumulación de personas, además, nos hace acelerarnos, querer terminar antes y acortar nuestros desplazamientos... y eso causa impaciencia también al volante», indica. Según los datos que maneja este portal, el 47% de las infracciones se producen en zonas urbanas, el 25% en autopistas y el 22% en carreteras secundarias.

Es una moda llegada de EE UU y, al tiempo, que parece que va a quedarse. Se trata de 'tunear' el coche con unos cuernos de reno o una nariz roja en el capó o incluso con una colita en la trasera... igual no es un 'atuendo' para llevarlo todas las navidades, pero... ¿Y en esas horas de juerga de días especiales como Nochebuena o Nochevieja? Nos puede parecer la monda, qué gracioso es sacarnos fotos con el coche 'reno' para la posteridad... Pero, ojo, que la ley no lo permite.

Existe un manual oficial de reformas de vehículos –creado por el Gobierno– donde se indica que hay cambios en nuestro vehículo que necesitan un proceso de homologación: son todos aquellos que afectan a las dimensiones exteriores del vehículo, entre otros, los 'cuernos'. Obviamente, por una 'travesura' navideña nadie se toma la molestia de homologar nada... por lo que esta tontería nos puede suponer una de 500 euros, ya que está considerada una infracción grave (lo mismo que tapar la matrícula con algo navideño, por ejemplo, una corona de muérdago o una guirnalda). Y, cuidado, que si decoramos por dentro el coche –espumillón en el parabrisas, un belén– nos pueden caer 200.

Estamos en días de excesos, fiestitas y fiestones. Y como todo el mundo está móvil en ristre... podemos caer en la tentación de sacar a alguien en algún momento delicado (con alcohol de más, en actitudes cariñosas o ridículas...) y colgarlo en las redes en plan, 'qué risa, tía Felisa'. Sin embargo, la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) alerta sobre los riesgos legales que pueden surgir al compartir estas instantáneas sin el consentimiento de los afectados. «La difusión de imágenes o vídeos publicados en internet sin el consentimiento de las personas que aparecen en ellos es un tema que se nos plantea con frecuencia», explican desde este organismo.

Si eres el que sube las fotografías o vídeos a la red social después de la fiesta, ¿te has planteado si todas las personas que aparecen quieren que se cuelguen? ¿Alguna de esas imágenes, que a priori son divertidas, puede afectar a su reputación digital», se plantean la entidad. «Si vas a subir las de otra persona a una red social, es importante que te asegures en primer lugar de que esa persona está de acuerdo», recalcan. Las sanciones pueden ser de muchos miles de euros y, en ocasiones, si se cuelgan en webs de empresas, la firma puede tener que desembolsar cantidades astronómicas.

Como explica el Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil, nada de coger musgo para el belén, ni acebo, ni muérdago, que son especies protegidas. «Conlleva una sanción económica», recuerdan. Las multas –que varían según la comunidad autónoma– pueden ir desde los 1.000 hasta los 100.000 euros, el doble si el delito se comete en una zona protegida.