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Isaac Asenjo
Madrid
Lunes, 13 de junio 2022, 19:00
Vanessa, Andrés y Rodrigo miran hacia arriba y calculan los movimientos totalmente concentrados. Unos segundos después, levantan una pierna y luego el brazo. Las manos, blancas del polvo de magnesio para el agarre; el cuerpo, asegurado con un arnés. Cada uno sigue el sendero de ... color que le marca el camino y con los pies de gato se aferran a los salientes de resina. Después de impulsarse, agarran con la mano otra de las sujeciones de la pared, un poco más allá hay otra, flexionan las piernas, hacen fuerza con los brazos y siguen. Están a punto de llegar arriba, 12 metros de altura. Si les dicen hace un año que iban a ser capaces de esto... Los tres amigos llevan meses trepando por los muros de madera de Sharma Climbing, uno de los templos de la escalada en Madrid. Confirman sus dueños que hay una auténtica fiebre por los rocódromos.
Hasta hace poco era una práctica minoritaria, pero hoy esta modalidad vive su época dorada. Y los espacios que acogen a los aficionados de la escalada en espacio cerrado se han ampliado porque ya no es cosa de unos pocos. Además, no es solo una cuestión de ejercitarse, los rocódromos sirven de espacio para socializar en un ambiente deportivo.
España cuenta actualmente con unos 200 rocódromos, según el recuento realizado por CMDsport. La escalada se ha democratizado y ha experimentado un auténtico 'boom' desde el oro de Alberto Ginés en los Juegos de Tokio 2020. Ya no es necesario llenar el coche con instrumentos variopintos ni distinta indumentaria, irse de viaje a la sierra desde primera hora o pasar así el día en la montaña. Hay una alternativa, urbana y muy cómoda.
«Al publico de siempre, al escalador habitual con experiencia en la roca que acude a entrenar al rocódromo, se ha unido aquel que no ha pisado en su vida la montaña, pero se ha dejado seducir por una actividad tentadora y sugerente que requiere prestarle una buena atención», señala Alberto Alfonso, director de Sharma Climbing Madrid.
Trepar por un muro, dar con el agarre adecuado e intentar movimientos que al principio parecen imposibles requiere de una gran concentración y eleva el cuarteto de hormonas compuesto por la adrenalina, la dopamina, la noradrenalina y la serotonina. Un buen chute antiestrés.
En el centro que visitamos para este reportaje tienen muros de hasta 18 metros de altura, con vías de todos los niveles y una veintena de autoseguradores, que es un sistema que permite escalar con arnés sin necesidad de que haya otra persona sujetando la cuerda en el suelo.
Las rutas se clasifican en función de su dificultad con números romanos, del I al V y un + o un - para ajustar el nivel. Y del VI al IX con el subíndice a, b, c y +/-. Por norma general, si eres principiante tu recorrido será el IV y V y se puede ir solo o en grupo. Las clases con monitor duran alrededor de una hora, contando el calentamiento.
Una vez puestos en faena, ponemos a trabajar gran parte de nuestro cuerpo, por lo que es un ejercicio efectivo: «Participan muchos grupos musculares. En el agarre, por ejemplo los flexores de los dedos y la muñeca. Al movernos de un lado a otro, entran en juego los pectorales, hombros, trapecio y bíceps», explica el experto, sin olvidarse de que la zona abdominal estabiliza el cuerpo frente a la pared. Cuando nos desplazamos, las piernas trabajan gemelos, isquiotibiales y cuádriceps y, además, se potencian la elasticidad, la fuerza y la propiocepción.
¿Cuáles son los tipos de agarre?
Tipo Cazo: Es el de más tamaño y posibilita el agarre con toda la mano.
Tipo Romo: Agarre casi liso. No tiene partes en las que fijar o introducir los dedos.
Presa de agujeros: Son agarres de poco tamaño y de profundidad variabled que pueden cogerse con uno, dos o tres dedos
Regleta: Agarre plano o ligeramente inclinado, con apenas 3 centímetros de profundidad. Requiere mucha técnica.
Pinza: Estas presas pueden resultar muy cómodas o ser todo un reto, todo dependerá de su grosor.
Invertido: La dificultad de este agarre reside en el hecho de que obliga a colocar la palma mirando hacia arriba, de ahí su nombre.
¿Qué material necesito?
Pies de gato: Se trata de unas zapatillas especiales para escalada con suela y punta adherente.
Casco: No es de uso obligatorio y dependerá de varios factores, pero es aconsejable para tu seguridad.
Arnés: Sin duda es uno de los equipamientos clave en esta actividad, es el elemento básico de seguridad al escalar.
Magnesio: Para anular el sudor de nuestras manos y evitar que estén resbaladizas al escalar.
Ropa cómoda: Atuendo ligero que te permita libertad total de movimientos así como una buena flexibilidad.
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