!['Dry dating', la última tendencia de ligue... sin alcohol por medio](https://s3.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/202302/23/media/cortadas/dry%20dating_%20VIVIR_%20Cristina%20Franco%20Roda-1200X840px_02-kZaE-U190710531287HSB-1248x770@RC.jpg)
!['Dry dating', la última tendencia de ligue... sin alcohol por medio](https://s3.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/202302/23/media/cortadas/dry%20dating_%20VIVIR_%20Cristina%20Franco%20Roda-1200X840px_02-kZaE-U190710531287HSB-1248x770@RC.jpg)
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Solange Vázquez
Viernes, 24 de febrero 2023, 12:51
Viajemos un poco en el tiempo y recordemos cómo empezaron nuestros amoríos, rolletes e incluso algunas grandes pasiones. Y no nos referimos al cruce de miradas en la distancia, ni a esa nube de atracción previa, unas veces difusa y otras tan densa que se ... puede cortar con un cuchillo... Hablamos del momento en que se pasa a la acción con una confesión verbal, un beso o un toqueteo que ya delata que, inequívocamente, ahí hay amor o deseo. ¿Cuántas veces en torno a este salto al vacío ha habido alcohol? Unas cañas en un bar, el vino de una cena, copas en la 'disco'... La mayor parte de las biografías sentimentales tienen capítulos con estos comienzos un poco etílicos (o mucho), tan comunes que ni siquiera nos hemos hecho la siguiente pregunta: ¿Habría pasado lo mismo si hubiésemos bebido zumos?
Ahora hay gente que se la hace y, no solo eso: que empieza a sentir curiosidad –y necesidad– por estar 100% sobrios en esos primeros compases. Una tendencia llamada 'dry dating' o citas secas que se hizo fuerte durante la pandemia, cuyas restricciones hosteleras 'obligaron' a ligar y a quedar en foros distintos a los bares y restaurantes. La gente quedaba en el parque para dar un paseo, para hacer algún deporte al aire libre... y algunos se han quedado 'enganchados' a este 'modus operandi'. De hecho, la aplicación de citas Bumble realizó el año pasado una encuesta entre sus usuarios que revelaba que el 54% buscaba «citas más conscientes» y más del 60% quería tener encuentros sobrios. Poco tiempo antes, el servicio de citas canadiense Plenty Of Fish encuestó a más de 2.000 solteros y descubrió que el 80% estaban dispuestos a hacer el experimento de tener una cita 0'0. ¿Por qué?
«Con el alcohol no somos el 100% nosotros», resume Laura Solé, Country Manager de la plataforma de citas online ADOPTE. Y esto es para bien y para mal. «En una cita seca se pasa más vergüenza al principio, pero te llevas menos sorpresas. Con unas copas, exageramos nuestra personalidad y estamos más simpáticos de lo que somos y mantener luego esa ficción no es posible», indica.
En los portales de ligues como ADOPTE –con millones de usuarios en ocho países– han visto y oído de todo sobre este tema y como «normalmente aconsejamos que el día de conocer a alguien acudas a un lugar público –un bar o un restaurante–, pues suele haber algo de alcohol de por medio». Es algo cultural. Sin embargo, tras la pandemia han visto que las parejas en ciernes demandan escenarios no hosteleros para conocerse: «Ha aumentado un 30% el interés en las citas sin alcohol y esto obliga a la gente a ser más creativa, a quedar en sitios distintos».
El alcohol, en exceso, nubla nuestras capacidades cognitivas. Dicho de forma castiza: hace que de noche todos los gatos nos parezcan pardos. Y si tenemos una cita de esas de los inicios, donde deberíamos tener el instinto afilado para decidir si esa persona nos gusta o no... «En ese momento, desinhibe, sí, por eso quizá aceptemos a personas o actitudes y luego nos arrepintamos», desliza Solé. Es decir, que podemos besar a un príncipe o princesa y descubrir cuando se nos vayan los vapores etílicos que era un sapo de manual. De hecho, tras el efecto euforizante del alcohol, se produce una reacción fisiológica en el organismo que nos 'deprime' y en muchos casos nos genera ansiedad, vergüenza por lo que hemos hecho y hasta sentimientos de culpa... y oleadas de negatividad. En este estado de resaca es fácil que nos arrepintamos de cosas que hemos dicho o hecho. «Por eso hay tantas personas que encadenan una cita tras otra, algo que a la larga es muy frustrante», subraya la experta. ¿La 'culpa'? Que no hemos valorado al otro con claridad. Esas copitas...
A efectos sexuales, si es que el encuentro va por esos derroteros... el alcohol es también un arma de doble filo. «Mi impresión, y por lo recabado a nivel de consulta, es que la generación Z o post-millennial siguen recurriendo al alcohol como ritual facilitador de las primeras citas e interacciones sociales. Sin embargo, el resto de generaciones, a medida que se avanza en edad, tienden a presentar una visión más real de sí mismos y tiran menos del alcohol», explica Santiago Frago, codirector del Instituto Amaltea de Sexología de Zaragoza y miembro de la directiva de la Federación Española de Sociedades de Sexología. Y ojo con tomarse unos pelotazos antes de una cita. «Presentarte con sensación de haber bebido antes de la cita no solo perjudica tu imagen, sino que propicia dificultades eróticas si hay intimidad sexual...», advierte.
«Vivimos con miedo a expresarnos y que la otra persona nos encuentre vulnerable y tengamos que asumir la responsabilidad que existe cuando nos vinculamos con otros...», desgrana Rosa Navarro, psicólga y sexóloga de la firma de bienestar sexual Diversual. Es decir, que usamos el alcohol para apaciguar miedos. Y vergüenzas... aunque, dado como han cambiado los tiempos ya no deberíamos. «Decirle a alguien que te apetece practicar sexo y compartir momentos de intimidad ya no se percibe como algo incómodo...», recrimina.Así que ya no hay excusas para dejar la copita, ¿no?
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