¿Qué velocidad de internet necesitas en casa?

Para saber qué velocidad nos conviene contratar, hemos preguntado a Guillermo Marín, country manager de la firma devolo en España: «Un usuario básico (conexión a internet y redes sociales) necesita aproximadamente entre 1 y 3 megabytes por segundo (Mbps) para navegar con fluidez. Quienes, además de lo anterior, se comuniquen habitualmente a través de videollamadas o transmitan vídeos necesitarán unos 8 Mbps, una velocidad similar a la que consumen generalmente los 'gamers'. Si las videollamadas son en alta definición nos iremos a los 16 Mbps y, si se transmiten vídeos de gran calidad (Ultra HD 4K), la velocidad requerida estará entre los 25 y 45 Mbps».

Estos valores, extraídos de la tabla publicada por la Comisión Federal de las Comunicaciones, están calculados con una única persona conectada, por lo que toca sacar la calculadora si somos varios en casa: «Tres usuarios de un hogar conectados al mismo tiempo, uno transmitiendo vídeos Ultra HD 4K y los otros dos jugando una partida a 'Fornite', necesitarán entre 60 y 75 Mbps aproximadamente», precisa Marín.

Una vez sabemos qué velocidad necesitamos, conviene comprobar si tenemos contratada más o menos de la aconsejada para nuestro caso. Para ello no basta con desempolvar el contrato de nuestra operadora, ya que la velocidad que recibimos en casa varía. De hecho, la propia Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) registra numerosas reclamaciones por este motivo.

Para comprobar nuestra velocidad de conexión efectiva debemos recurrir a alguna de las herramientas que ofrecen algunos sitios web de manera gratuita, desconectando todos los dispositivos que tengamos en casa, salvo el equipo desde el que vayamos a realizar la prueba. Entre estas páginas, Marín destaca las siguientes: «Speedtest.net, de Ookla, es una de las más populares. Otra herramienta interesante es Cloudfare, que directamente hace el test de conexión cuando entramos en la página. Quienes busquen algo sencillo cuentan con Fast, cuya interfaz simple y minimalista muestra únicamente la velocidad de descarga, una de las métricas que más interesan a los internautas. En el otro lado de la balanza encontramos M-Labs, que asegura tener la mayor base de datos abiertos de rendimiento de Internet».

El experto lo explica: «Podríamos decir que Internet es una red que está compuesta por servidores que son los silos en los que se almacena el contenido: páginas web, servicios en streaming, vídeos... Esos servidores están interconectados entre sí a través de fibra óptica y, a su vez, con los hogares y equipos (ordenadores, tablets, móviles...) de los internautas. Los tests de velocidad envían paquetes de datos entre el ordenador que se somete a prueba y un servidor y cronometran el tiempo que tardan en transmitirse. Las herramientas de medición escogen el servidor más adecuado para que la prueba sea lo más precisa posible. Estas páginas suelen medir también la latencia (ping), que es el tiempo que pasa desde que se da una orden hasta que se ejecuta. Es una cualidad muy importante, por ejemplo, en los videojuegos multijugador, en los que muchas personas están conectadas al mismo tiempo y el retardo o latencia puede hacernos perder la partida si la conexión no es buena, porque las órdenes se transmitirán tarde».

Al hacer un test de velocidad, lo mejor es probar varias veces a lo largo del día, recomiendan en devolo: «La noche es el momento en el que más gente se conecta a Internet, y durante la madrugada, cuando menos. Realizar varias mediciones nos dará una media ponderada de la velocidad que se disfruta». Otro consejo es que la prueba se realice conectando nuestro ordenador al router mediante un cable Ethernet, ya que la conexión inalámbrica (Wi-Fi) puede verse afectada por múltiples factores. Con todo, Marín advierte de que «los cables y ordenadores antiguos pueden inhibir considerablemente el rendimiento de la velocidad» y, por tanto, arrojar resultados que nada tienen que ver con la realidad.

También puede darse el caso de que la velocidad de conexión decaiga especialmente en algunas habitaciones de la casa (el grosor de los muros suele afectar), lo que compromete el visionado de Netflix desde la cama, por poner un ejemplo. Contratar una tarifa de fibra superior no tiene por qué acabar con el problema. Lo más recomendable en estos casos es recurrir a dispositivos como repetidores Wi-Fi (extensores de la señal inalámbrica) o adaptadores powerline, que utilizan la instalación eléctrica del domicilio para llevar Internet a cualquier estancia.