![Estos son los peligros que entrañan los juguetes inteligentes](https://s2.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/202210/03/media/cortadas/ni%c3%b1os%20y%20tecnolog%c3%ada%20BC-krpH-U180253321700GBI-624x385@RC.jpg)
![Estos son los peligros que entrañan los juguetes inteligentes](https://s2.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/202210/03/media/cortadas/ni%c3%b1os%20y%20tecnolog%c3%ada%20BC-krpH-U180253321700GBI-624x385@RC.jpg)
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SARA BORONDO
Martes, 4 de octubre 2022, 00:16
Robots, relojes inteligentes, cámaras de fotos multifunción, tablets educativas... Entretienen a los niños, y no solo eso, les ayudan a familiarizarse con las nuevas tecnologías, ya que dispositivos así o parecidos los utilizarán en el futuro, aunque no sea para jugar, claro. Los fabricantes son ... conscientes del tirón de estos productos entre los más pequeños y las ventas de juguetes inteligentes están experimentando un gran crecimiento y lo hará aún más en los próximos años: la consultora Market Research Future calcula un incremento de ventas de hasta el 26% de aquí a 2030.
Pero la tecnología tiene una doble cara, un riesgo inherente, sobre todo en el caso de aquellos aparatos que están conectados a Internet. Lo que hace necesario tomar precauciones extra, aunque sean juguetes para niños. Estas son algunas preguntas que deben hacerse (y responderse) los padres para valorar la seguridad de los juguetes inteligentes que compran a sus hijos.
No, solo aquellos que se conecten a Internet, los que tienen un asistente inteligente por voz, puedan grabar y enviar imágenes y sonidos, se conectan o controlan a través de una aplicación de móvil mediante wifi o Bluetooth o los que tengan NFC. Es decir, un coche teledirigido no entraría en esta categoría, pero sí lo estaría si ese coche tuviese una cámara y pudiera verse todo lo que capta a través de una 'app' del móvil, por ejemplo. También entraría dentro de esta categoría de juguete inteligente un dron con cámara o un muñeco con el que puede hablar el niño.
En el caso de los menores hay que poner especial celo en la protección de sus datos personales. Una empresa tan conocida como V-tech fue multada hace unos años por infringir la normativa recogiendo información sobre los niños, incluyendo nombre y apellidos o fechas de cumpleaños, sin conocimiento por parte de los padres o tutores de los niños. Esa información se enviaba después y se almacenaba sin medidas de seguridad.
No ha sido el único caso, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) alertó también hace un tiempo de otros juguetes con fallos graves de seguridad que se podían controlar de manera remota para que tomasen fotografías o vídeos. En Alemania se llegó a prohibir la venta de una muñeca llamada Cayla porque cualquiera podía conectarse con un dispositivo Bluetooth al altavoz y el micrófono de la muñeca en un radio de 10 metros y si se hackeaba, se podían llegar a averiguar datos personales del niño, ya que Cayla preguntaba a los pequeños sobre cuestiones de su entorno. Esta información se almacenaba en los servidores del fabricante, que tenía acuerdos con agencias militares y de inteligencia estadounidenses. Por suerte, tanto las empresas como las autoridades tomaron nota de estas lagunas en la seguridad y ahora algo así sería ciertamente excepcional.
Por un lado, que el fabricante no se acoja a la legislación europea y también es importante fijarse en la política de privacidad: si no es clara y permite el uso comercial de los datos o su cesión a terceros o si indica que las condiciones que se indiquen pueden cambiar sin aviso a los usuarios.
Otra cosa que nos puede hacer sospechar es que esa aplicación pida demasiados permisos y que algunos de ellos no sean necesarios para el funcionamiento del juguete: por ejemplo, un muñeco no necesita acceder a los contactos del teléfono de los padres.
Desconfía si hay que descargar la 'app' desde un sitio que no es la tienda oficial de Apple o de Android. Y también si no se puede apagar el juguete o desconectarlo de Internet incluso aunque no se esté utilizando –esto indica que si tiene micrófono se podrían escuchar las conversaciones que se produzcan en la habitación en la que esté guardado el juguete–. Finalmente, tampoco es seguro si no se exige contraseña para la conexión a Intenet.
Contraseñas: Cambiar las contraseñas que vienen por defecto en las conexiones inalámbricas por otras que sean poco habituales.
Conexión segura: Comprobar que los servidores –si se utilizan– tienen certificado, están cifrados y la conexión es segura (https).
Dónde se guarda la información: Averiguar dónde almacena la empresa los datos que recopila y qué niveles de seguridad tiene. Si solo se almacenan en el dispositivo no hay razón para la preocupación.
Control parental: Configurar el control parental —si lo tiene— para asegurarse de que el niño tiene acceso a las funciones adecuadas a su edad.
Datos: No registrar en el juguete más datos de los necesarios.
'Apagar': Desactivar todas las funciones 'online' del juguete cuando no se esté utilizando.
¿Se actualiza a mano?: Comprobar si el software o firmware del juguete se actualiza automáticamente o hay que actualizarlos a mano. Si es así, hay que estar pendiente de instalar los parches lo antes posible para proteger el dispositivo de vulnerabilidades.
¿Cómo juega el niño?: Supervisar las interacciones de los niños con el juguete.
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