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No hace tanto era relativamente habitual que cada curso faltasen varios alumnos a clase durante unos días por varicela, sarampión o paperas, enfermedades que a los escolares de ahora les suenan a batallitas del abuelo cebolleta, pero que eran el pan de cada día en ... muchas familias, sobre todo en las que había niños. Se contagiaba uno y caía el resto como piezas de dominó. Ahora, sin embargo, son la excepción. «La vacunación masiva y los tratamientos antibióticos han logrado reducir al máximo el número de casos de enfermedades que antes eran muy frecuentes como, por ejemplo, la escarlatina, la difteria, la tosferina, la rubeola o la polio hasta prácticamente hacerlas desaparecer. En estos momentos, solo podemos decir que tenemos erradicada la viruela, una patología con importantes secuelas para quien la padecía. El resto, están muy controladas pero, de vez en cuando, reaparecen», aclara Adrián Aginagalde, experto en Medicina Preventiva y Salud Pública de la Academia de Ciencias Médicas de Bilbao. Estas son algunas de las enfermedades casi olvidadas, pero de las que todavía se registran nuevos casos cada año.
Aunque nos suene a una patología casi de otra época, todavía se dan algunos casos aislados. Uno de los más mediáticos fue el de un niño de Olot (Girona) de 6 años que murió en 2015 por las complicaciones derivadas de esta enfermedad, de la que no estaba inmunizado. «Es muy poco frecuente, pero a veces la bacteria causante de esta infección respiratoria encuentra un hueco para colarse, sobre todo en pequeñas bolsas de personas no vacunadas», explica Aginagalde.
La también llamada tos convulsa es una enfermedad tremendamente contagiosa que puede llegar a ser mortal en el caso de los bebés menores de 6 meses. «En adolescentes y adultos suele ser una patología leve», precisan en el Instituto de Salud Carlos III. El número de casos ha descendido significativamente desde que hace unos años se recomendó vacunar a las embarazadas en la última etapa de la gestación para proteger a los recién nacidos en sus primeras semanas de vida frente a esta enfermedad, que se caracteriza por una tos incontrolable que dificulta la respiración.
Pese a que en nuestro país apenas se registran una media de diez casos al año, se debe tener muy presente que las complicaciones de esta enfermedad pueden acabar con la vida del paciente si no está inmunizado. «La antitetánica es una vacuna que forma parte del calendario vacunal desde la década de los 70 y en la actualidad se pone a los 2, 4 y 11 meses, junto con la de la difteria y la tosferina. Cuando el niño cumple 6 años se le inocula una nueva dosis de recuerdo, que se repite a los 14. Con esas cinco inyecciones se considera que una persona está protegida frente al tétanos hasta los 65 años, edad en la que el paciente tiene que volver a vacunarse», precisa Jaime Jesús Pérez, vocal de la Asociación Española de Vacunología (AEV)
Se trata de una enfermedad exantemática (lesiones en la piel) propia de la infancia causada por un virus, aunque puede padecerse a cualquier edad. De hecho, en los adultos suele tener peor pronóstico, sobre todo en el caso de personas inmunodeprimidas y durante el embarazo.
Precisamente para prevenir la varicela en la etapa adulta, en 2005 se decidió inmunizar a los adolescentes de 10 a 14 años que no hubieran padecido la enfermedad. «Y un año después se incorporó, además, la vacunación universal en la infancia con dos dosis», precisan en la web de la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica. Cada año se comunican en España unos 100.000 casos, cuatro veces menos que los registrados antes de que la vacuna de la varicela se generalizase.
Esta enfermedad también de origen vírico prácticamente se ha erradicado en nuestro país por la vacunación, pero de vez en cuando surgen pequeños brotes asociados a comunidades antivacunas. «Lo que ocurre es que muchas veces se pierde la percepción del riesgo que supone una patología como el sarampión porque no ves casos cercanos», señala el expertos en Salud Pública. En África y Asia, por ejemplo, todavía está muy extendido.
Esta enfermedad, causada por una bacteria, sigue considerándose una patología endémica en determinadas zonas de nuestro país, «pero ya está mucho más controlada», aclara Aginagalde. Según los datos de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR), cada año se registan unos 4.000 nuevos casos en España.
De la misma manera que muchas enfermedades están en retroceso, también se da el fenómeno inverso. Es el caso del dengue autóctono (presente desde 2018) o la fiebre del Nilo Occidental (77 casos en 2020), «que en su momento no nos preocupaban demasiado porque los insectos transmisoresno eran capaces de sobrevivir en nuestro país, pero que de unos años a esta parte han logrado adaptarse debido al cambio climático. Hemos tenido casos en Cataluña, Valencia, Andalucía, Extremadura... Cuando el vector está con nosotros (mosquito tigre, por ejemplo) solo necesita animales o personas que porten el virus», explican los expertos.
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