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Yo aguanto mucho mejor el frío que el calor'. Puede ser, claro. Pero, en todo caso, no es más que una sensación. En verano cuando el termómetro alcanza los 40 grados estamos molestos, sí, pero el cuerpo se 'apaña'. «El calor se regula con el ... sudor. Salvo un golpe de calor que nos pueda provocar un síncope, las altas temperaturas no provocan afecciones específicas en el organismo. Pero el frío sí». Pedro Rodríguez, miembro de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV), repasa el ramillete de consecuencias que puede tener exponerse a temperaturas tan bajas como las que tenemos desde hace días en nuestro país a cuenta del temporal 'Filomena'. Algunas afecciones son excepcionales, y fruto de estar a la intemperie muchas horas con el termómetro bajo cero; otras se manifiestan en cuestión de minutos si no vamos bien abrigados.
Pies, manos, nariz... congelados
El término en inglés es 'frostbite' y es bien ilustrativo: viene a significar 'mordisco de hielo'. Los médicos se refieren a la pérdida de un trozo de dedo (de la mano o del pie), de nariz e incluso de la oreja por causa del frío. «Cuando baja mucho la temperatura las partes del cuerpo que antes se enfrían son las que se encuentran más lejos del corazón. Ocurre porque el organismo redistribuye la sangre y prioriza el tronco, la parte donde se encuentran los órganos, para que estos funcionen correctamente. En esos momentos, a los pies, las manos, la nariz y las orejas llega poca sangre y pueden llegar a congelarse». En los casos más graves se llega a perder incluso una parte de esa extremidad o zona. «Es como si el cuerpo dejara morir una parte de la nariz o de un dedo, por ejemplo, porque sabe que no es tan importante para la supervivencia». No es extraño que eso suceda a montañeros y a personas que viven en la calle.
En todo caso, antes de llegar a ese extremo el cuerpo manda señales: «La piel de la zona próxima a la congelación se empieza a poner muy fría y blanca, pierde la coloración habitual; y también queda como 'anestesiada', como si no tuviera sensibilidad». El mecanismo automático del organismo para tratar de generar algo de calor es mover los músculos. «La tiritona es involuntaria y se produce porque el centro de control de temperatura del cerebro hace que se contraigan los músculos para 'entrar' en calor». Una suerte de mecanismo de defensa natural.
Sabañones
Tener o no sabañones no es cuestión de ser o no friolero. «Solo les sucede a algunas personas con predisposición genética», explica al dermatólogo. Esta afección se manifiesta con pequeños hematomas en las manos o los pies. «Morados que duelen y pican» consecuencia de la inflamación de los vasos sanguíneos. Las personas que los sufren lo padecen cada invierno, por muy precavidos que sean. «Bastan unos minutos con las manos al aire e incluso coger un vaso con hielos». Hasta ahora los sabañones eran una 'enfermedad' asociada al frío pero el especialista los ha visto este verano, a consecuencia del Covid. «La inflamación vascular que produce el coronavirus hace que a algunas personas les salgan sabañones. De ahí que en alguien que presente sabañones este invierno por primera vez en su vida sea difícil discernir si son causados por el virus o por el frío». En el segundo caso se tratan «con corticoides en crema».
Eccemas
En este caso no es tanto que aparezca la afección, sino que se agrava. «Tanto el frío helador de la calle como el calor de la calefacción en casa son ambientes hostiles para las personas con dermatitis atópica», explica Pedro Rodríguez. El frío provoca a todo el mundo, dice, sequedad, pero a las personas con este problema de dermatitis puede provocarles, además, eccemas en la piel.
Rosácea
«La rosácea tiene cuatro formas y una de ellas es la llamada cuperosis». Se refiere el dermatólogo a esa rojez en la cara que se intensifica con la baja temperatura. «Con el frío se cierran los vasos sanguíneos, y se abren con el calor» y es ese contraste de temperaturas que tenemos estos días, cuando sales de un sitio cálido al frío del exterior lo que provoca estos «brotes de rojeces» en el rostro.
Arritmias
Es la afección más peligrosa provocada por el frío y sucede a personas sin problemas cardiacos, alerta el dermatólogo. «Ocurre cuando nos baja la temperatura corporal del tronco, que es donde tenemos las vísceras. El punto de corte se situaría en torno a los 34,5 grados aproximadamente», un 'bajón' considerable teniendo en cuenta que nuestro termómetro corporal está en torno a los 36 grados. Para que esto ocurra debemos estar expuestos muchas horas al frío y quedarnos quietos: «Alguien que ha consumido alcohol y se queda dormido tirado en la calle o que se ha perdido en el monte y tiene que pasar la noche a la intemperie».
En algunos lugares de España le llaman popularmente 'cabrillas'. Para quien no las conozca por ese nombre se trata de quemaduras en los vasos sanguíneos más superficiales que toman la forma de «hematomas en forma de red». Están provocados, normalmente, «por el calor de los braseros o por el contacto de las mantas eléctricas y en el momento no te das cuenta», explica el dermatólogo Pedro Rodríguez.
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