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Martín lleva un par de días en los que el simple gesto de levantarse de la silla para acercarse a la fotocopiadora le hace ver las estrellas. En la mesa de al lado, una compañera abre el cajón de su escritorio para hacerse con un ... ibuprofeno. «Es que tengo el cuello fatal», anuncia mientras se toma la pastilla. Esta escena o alguna muy similar se repite casi a diario en la mayoría de los trabajos: un tirón en las cervicales que nos deja fuera de juego, una molestia en el costado con la que tenemos que lidiar hasta terminar la jornada, una lesión recurrente en las lumbares que impide que nos concentremos en nuestra tarea...
El dolor en general y el de espalda en particular se han convertido en un «verdadero problema tanto sanitario como laboral» por la gran cantidad de personas de todas las edades a las que afecta y sus consecuencias. Después de la hipertensión, las molestias en la región lumbar son el segundo problema de salud crónico en nuestro país, además de la principal causa de incapacidad laboral en trabajadores menores de 45 años. De hecho, todos los estudios coinciden en que ocho de cada diez personas van a experimentar un episodio de lumbalgia en algún momento de su vida y el 20% lo sufrirá de forma recurrente cada año.
«Los datos son alarmantes. Nos estamos encontrando con una epidemia de dolor persistente y crónico que afecta no solo a la zona de la espalda sino también a otras partes de nuestro cuerpo y esto es debido principalmente a que somos una sociedad cada vez más sedentaria», lamenta Pablo Herrera, vicedecano del Colegio Profesional de Fisioterapeutas de la Comunidad de Madrid (CPFCM).
– Sin embargo, los gimnasios están batiendo el récord de matrículas.
– Porque sube el porcentaje de la población que hace ejercicio, pero también aumenta la proporción de gente que no hace o que tiene sobrepeso. Y luego ocurre una cosa muy curiosa y es que cada vez tenemos a más gente activa con trabajos sedentarios. Es decir, tú puedes tener muchas ganas de moverte y de hacer deporte, pero si tienes que pasarte ocho horas al día sentado delante de un ordenador o en una máquina tu cuerpo termina resintiéndose.
De esa falta de movilidad es de donde vienen precisamente la mayor parte de las lesiones de espalda «porque nuestro cuerpo no está físicamente preparado para la demanda que tiene que aguantar. Siempre se le echa la culpa a las malas posturas, pero ese no es el problema, al menos no el principal. Si mi organismo (tejidos, musculatura...) tiene capacidad suficiente para responder a todo lo que hago en mi día a día da igual cómo esté sentado porque mi cuerpo no se resentirá. Las molestias surgen cuando mantenemos una determinada postura más allá de esa capacidad. Si yo estoy en una determinada posición más horas de las que puede aguantar mi musculatura al final evidentemente me dolerá», explica el vicedecano del CPFCM.
– ¿Y cuál es la solución?
– Movernos. El cuerpo está hecho para moverse, para caminar... Lo que tenemos que hacer es conseguir que esa musculatura funcione adecuadamente y para eso, además de entrenar la fuerza, que es fundamental, también podemos realizar micropausas, que son pequeños cambios de actividad en el trabajo. Por ejemplo, si llevo un par de horas sentado delante del ordenador, pues me levanto y hago unas sentadillas o voy al baño o me acerco a la máquina a por un vaso de agua. La idea es romper con esa postura estática y moverse, insiste Herrera.
Según el estudio 'El dolor de espalda en España', la mayoría de los pacientes aquejados de lumbalgia están convencidos de que lo que necesitan para recuperarse es reposo cuando todas las guías actuales de manejo de las molestias lumbares lo desaconsejan por completo y menos en una cama. «Los datos no dejan lugar a dudas. Un paciente con distensión lumbar tiene más posibilidades de que su dolencia se repita e incluso se convierta en crónica si lo que hace para aliviar sus síntomas es reposar tumbado. El consenso actual para el tratamiento de un problema de espalda es retomar las actividades normales lo antes posible y evitar la cama, todo ello combinado con el tratamiento farmacológico y la terapia física más adecuada», señala el estudio.
Aunque se trata de una dolencia muy frecuente, su pronóstico suele ser bueno y la mayoría de las veces las molestias desaparecen en un plazo máximo de mes y medio. De todos los dolores de espalda, el más frecuente corresponde a la zona lumbar al acaparar el 70% de los casos. «En nuestro país afecta más a las mujeres que a los hombres y la edad en la que se observa una mayor incidencia de la lumbalgia es la década entre los 45 y los 55 años», precisa el estudio. Por su parte, el dolor cervical afecta al 23% de la población general y es la cuarta causa de incapacidad laboral. El motivo más frecuente de estas bajas es la tortícolis. Por último, las lesiones en la zona dorsal o dorsalgias son las menos habituales y suelen estar causadas por sobreesfuerzos.
Además de realizar micropausas en el trabajo, una de las claves para evitar molestias en la zona de la espalda y en el resto del cuerpo es trabajar la fuerza. «Y cuando hablamos de ejercicios para ganar masa muscular no nos referimos únicamente a ir a un gimnasio a levantar pesas. La fuerza también la podemos ejercitar con nuestro propio peso. Las guías también recomiendan la práctica de disciplinas como el pilates o el yoga», coinciden los expertos.
Las lesiones de espalda no solo afectan a la salud de quien las padece sino que se han convertido también en un «problema laboral». El 12,5% de las bajas que se tramitan en España están motivadas por dolores en la zona lumbar, lo que se traduce en unas pérdidas cercanas a los 16.000 millones de euros anuales, unos 2.000 euros por empleado y una pérdida de una hora semanal de trabajo, según los datos de un estudio realizado por la empresa sanitaria Alan. «La lumbalgia es un desafío empresarial que afecta a todas las generaciones en el lugar de trabajo». Se calcula que solo en nuestro país se realizan más de dos millones de consultas al año por este motivo en los centros de Atención Primaria.
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