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Cuántas veces en las últimas semanas te has quejado de que no puedes con la vida, de que estás agotada, desfallecida... «Vivimos cansados, física y mentalmente, como si un ladrón nos fuese robando la vitalidad sin darnos cuenta», señala Héctor Castiñeira, conocido en redes sociales ... como Enfermera Saturada y autor del libro '¿Quién se ha llevado mi energía?' (Ed. Plaza Janés) en el que trata de explicar precisamente por qué nos sentimos agotados tan a menudo y cómo podemos recargar las pilas sin fórmulas demasiado sofisticadas.
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Los datos están ahí. El cansancio ya es el responsable de «hasta una de cada tres consultas en especialidades como Medicina Interna, Reumatología o Psiquiatría», informan en la Clínica Universidad de Navarra (CUN). Y las causas son múltiples. «La astenia no es una enfermedad en sí misma sino que se trata de un cuadro clínico generalmente leve, que suele remitir con el paso del tiempo sin mayores complicaciones. Lo más importante en estos casos es determinar qué causa ese agotamiento, puesto que el cansancio es un síntoma habitual de múltiples patologías y de la vida misma. Uno puede tener fatiga por estrés o porque acaba de pasar un proceso viral, pero también por un cáncer diseminado o porque tiene una disfunción en la glándula tiroidea o incluso una depresión. Cuando no encontramos una causa que explique la fatiga que siente el paciente y el cansancio se prolonga en el tiempo –más de dos o tres semanas– es recomendable consultarlo con un médico porque ese cansancio puede esconder otra patología más seria», insisten los expertos.
Independientemente de las causas que pueden desencadenar esa sensación de fatiga, los tres hábitos que más nos van a ayudar a recargar las pilas son dormir bien, mantener una buena alimentación y hacer ejercicio. Vamos por partes.
«Uno de los grandes ladrones de energía es la falta de sueño. Nuestro cuerpo necesita recargarse por la noche pero, al igual que sucede con nuestro teléfono móvil, si no lo enchufamos el número de horas suficiente, a la mañana siguiente su batería no estará a tope y arrancaremos la mañana con parte de la pila ya agotada», argumenta Héctor Castiñeira. En este sentido, es importante mantener una buena higiene del sueño: «establece un horario regular para acostarte y levantarte, limita al máximo el uso de pantallas en las dos horas previas a irte a la cama, en la cena prioriza los alimentos con alto contenido en melatonina (tomate, pistachos, huevo, nueces, plátano) y no te duches con agua fría por la noche». Un dato curioso: «las personas que duermen menos de 6 horas al día se resfrían cuatro veces más que las que duermen 8 y tienen 500 veces más posibilidades de sufrir una parada caradiaca»
«El cerebro está conectado con el sistema digestivo, así que si sientes que pierdes energía, revisa bien lo que comes», aconseja Enfermera Saturada. Presta especial atención a los alimentos que estimulan la producción de serotonina y dopamina – las hormonas de la felicidad– como los frutos rojos, nueces, almendras, semillas de sésamo, manzanas, huevos, carnes blancas o chocolate negro y borra de la lista de la compra los que afectan negativamente a las emociones: azúcar, grasas saturadas, hidratos de carbono refinados y alimentos ultraprocesados.
Aunque puede resultar contraproducente, «se ha comprobado que el ejercicio físico controlado mejora sustancialmente los síntomas de la astenia, mientras que el descanso prolongado resulta perjudicial en su evolución», argumentan en el Consejo General de los Colegios Oficiales de Farmacéuticos. «El tema del ejercicio físico está muy manido, pero la realidad es que en el caso de la astenia es lo más importante. Probablemente, buena parte de la sensación de cansancio tiene su origen en el músculo, por lo que realizar una actividad física regular y bien hecha es fundamental para mitigar la fatiga. Cuanto más agotados nos sintamos, más necesidad tenemos de hacer ejercicio, aunque sea justo lo que menos nos apetezca», coinciden los especialistas.
Ladrones de vitalidad
1 Estrés
2 Sueño de mala calidad
3 Alimentos ultraprocesados
4 Pensamientos rumiantes
5 Rodearte de negatividad
6 Exceso de actividades
7 Hábitos tóxicos
8 Aislamiento social
Recargadores de vitalidad
1 Luz del sol
2 Sueño reparador
3 Actividad física moderada
4 Alimentación de calidad
5 Centrarse en lo positivo
6 Aficiones
7 El autocuidado
8 Una postura corporal adecuada
9 Relaciones sociales positivas
Cuando no es posible identificar el origen de la fatiga y ese agotamiento dura más de tres meses y encima afecta a la vida diaria de la persona, ya sí que podríamos estar hablando de una enfermedad. Concretamente, del síndrome de astenia crónica, una patología muy incapacitante que afecta sobre todo a las mujeres. En este caso, el cansancio es bastante uniforme a lo largo del día. «Son personas que ya se levantan agotadas aunque hayan dormido bien. Además, tiene la particularidad de que es una fatiga que empeora con la práctica de cualquier actividad física, por eso también se conoce como síndrome de intolerancia al ejercicio. A veces se cansan solo con asearse. Están agotadas haciendo nada», añaden en el Departamento de Medicina Interna de la Clínica Universidad de Navarra (CUN).
La astenia crónica es una enfermedad «muy incapacitante» para la persona que la padece, puesto que afecta a todas las esferas de su vida, tanto a la laboral como a la personal y social. «Es una patología muy estigmatizada. Los pacientes sufren mucho no solo por la enfermedad sino porque nadie les hace caso y encima cuando el médico les manda hacer análisis de sangre los resultados salen bien. Muchas veces su propio entorno les acusa de vagos o cuentistas. Pero no es así, están agotados de verdad».
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