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Isaac Asenjo
Madrid
Lunes, 20 de junio 2022, 00:02
En el clásico comentario 'ese deportista está hecho de otra pasta' hay mucho de verdad. Tanto es así que los últimos estudios señalan que los grandes campeones comparten genes claves para su rendimiento. Los científicos se preguntan desde hace décadas hasta qué punto nuestra vida ... y nuestras capacidades vienen determinadas por la herencia o más bien son maleables y graduadas por el ambiente. David Varillas, responsable de la Unidad de Apoyo a la Investigación en la Facultad de Medicina de la Universidad Francisco de Vitoria (UFV) ha analizado el uso de los test genéticos para detectar el talento deportivo, optimizar el nivel de entrenamiento y prevenir las lesiones relacionadas con el ejercicio. Un trabajo que puede resultar clave para realizar en un futuro una 'caza' de talentos jóvenes en las escuelas deportivas y que ha sido publicado en la prestigiosa revista 'European Journal of Applied Physiology' con el título 'Genética y rendimiento deportivo: el presente y el futuro en la identificación de talentos para el deporte basada en pruebas de ADN'.
¿Podríamos llegar a saber a través de muestras de ADN quién está llamado a ser el próximo Nadal, Alejandro Valverde o Ana Peleteiro? «Lo que podemos es encontrar a alguien que genéticamente concuerde con estos deportistas, luego ya para que llegue a esos niveles hay otros condicionantes que le rodean. La genética sería un 25% de lo que es la persona», apunta el experto, que completa el otro 75% restante con alimentación, descanso, compromiso, dedicación, acceso a las mejores instalaciones, equipamiento óptimo o empeño por ser mejor cada día. No obstante, si uno sabe que pertenece a ese grupo de genética privilegiada, puede tener una motivación extra para moldear de alguna manera su entrenamiento para intentar llegar a lo más alto.
Eso sí, no es lo mismo querer que poder. El estudio desvela algunas claves que ayudan a elegir la modalidad deportiva más adecuada en función de la persona y también de sus genes. «Hay marcadores que son específicos de una modalidad de resistencia y otros que están más enfocados en los velocistas de atletismo o natación, según sea la distancia de la prueba (50 metros, 800 metros o 1.500 metros). Esta predisposición condiciona la fisiología muscular de los deportistas y se puede saber de antemano. Trabajándolo con entrenamiento y una alimentación adecuada se podría potenciar para que ese deportista quizás pueda llegar a ser un gran Usain Bolt, Kipchoge o Bekele», señala David Varillas.
«Hacemos asesoramiento a deportistas en base a su genética para evitar que tengan problemas de anemia o lesiones, además de adaptarles el tipo de alimentación para optimizar su recuperación y esfuerzo según la modalidad deportiva y el número de partidos o competicones que son capaces de realizar según sus genes», desarrolla Varillas. Para un deportista profesional resulta crucial descubrir qué parámetros determinan su óptimo rendimiento en cualquier ámbito, tanto en el entrenamiento como en la competición.
Según explica Varillas, en la investigación se han analizado perfiles genéticos de grandes estrellas del deporte que, comparados con los de la población en general, revelan «una selección increíble». ¿En dónde están las diferencias? Además de las características que influyen en el rendimiento biomecánico, como la capacidad para transportar oxígeno o construir los músculos de una determinada manera, otros genes pueden favorecer la capacidad para entrenar con mayor intensidad y concentración.
En los análisis genéticos llevados a cabo por los investigadores de la Facultad de Ciencias de la Salud de esta Universidad, se han detectado diversos marcadores clave como el gen de las fibras musculares, llamado ACTN3 –«apropiado para las pruebas explosiva y genotipo propio de velocista–; el HFE, que «ayuda en la absorción del hierro para mejorar la resistencia»; el gen de la EPO –hormona responsable de la producción de glóbulos rojos, que en el caso de los deportistas hace que lleve más oxígeno–; la CK-MM, localizada en los músculos esqueléticos y el corazón; o el del IGF1, que puede ser modificado mediante 'dopaje genético' para mejorar el rendimiento deportivo.
La investigación diferencia claramente las modalidades deportivas de resistencia (atletismo en maratón, ciclismo, etc.) y las de potencia o fuerza (atletismo en cien metros lisos, fútbol, etc.). «Tener estos genes en tu organismo ayuda a que puedas llegar a ser un deportista de élite con mayor facilidad que otra persona. Hablamos de predisposición más que de predestinación», apunta Varillas.
Los resultados de las pruebas genéticas no deben usarse como un resultado excluyente sobre cómo será el rendimiento del deportista. Al contrario, deben de servir como «una herramienta de asesoramiento y optimización» del entrenamiento deportivo. Una fuente de conocimiento para mejorarlo.
Mediante la secuenciación del genoma completo, las personas tienen toda la información que puedan querer sobre sus genes. El genoma comprende todo el ADN contenido en el núcleo de nuestras células. Hablamos de aproximadamente 3.200 millones de pares de bases de ADN, que corresponden a unos 30.000 genes. Toda esta información es complementaria a la que pueden sacar sobre una persona los sociólogos, psicólogos, economistas o antropólogos, y que en conjunto van a determinar los caminos más posibles por los que vamos a transitar en nuestra vida.
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