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Julio Arrieta
Domingo, 5 de enero 2025, 19:16
Si consultamos en Wikipedia el término 'asexualidad' nos encontramos entre las imágenes que la ilustran una foto del activista David Jay, fundador de AVEN, la Red de Visibilidad y Educación Asexual. En la foto, Jay, estadounidense de 42 años, viste una camiseta en la que ... se puede leer el lema «Asexuals party hardest», que podría traducirse por «las personas asexuales son las más fiesteras». Puede parecer una frivolidad, pero no lo es, porque forma parte del empeño que mantiene Jay por que los asexuales no sean vistos como raros. «A la gente le cuesta aceptar que pueda existir una ausencia de deseo sexual», mantiene Jay. «No soy un mojigato. Puedo hablar de sexo con mis amigos, pero el acto sexual no me interesa», resume.
El comentario de Jay es destacado por la sexóloga francesa Magali Croset-Calisto en 'No sex: pequeño tratado de asexualidad y abstinencia' (Ed. Carpe Noctem), libro en el que aborda estas dos realidades en «una era aparentemente hipersexualizada». Las personas asexuales suponen entre el 1 y el 4% de la población occidental. No hay datos equivalentes a las personas abstinentes. En todo caso, parece haber una cantidad de gente notable que, por alguna razón u otra, vive sin sexo. «Sin embargo, el asunto molesta. Porque cuando no hay sexo, la sociedad tiembla de miedo», afirma Croset-Calisto.
Aunque la experta reúne la asexualidad y la abstinencia bajo el paraguas del 'no sex', deja claro que son dos cosas bien diferentes. La primera es una orientación sexual, la segunda una opción que se adopta por diferentes motivos, incluidas las razones morales, filosóficas, religiosas y hasta políticas. AVEN, la red de David Jay, que está dedicada al colectivo asexual, aclara así estos conceptos.
– ¿La asexualidad se elige?
– No. La asexualidad no es una elección, como tampoco lo son la heterosexualidad ni la homosexualidad.
– ¿Es lo mismo que la abstinencia?
– No. Los abstinentes se privan de las relaciones sexuales, mientras que los asexuales no tienen ganas de tenerlas.
– Si alguien es asexual, ¿no puede enamorarse?
– No tiene nada que ver. Sentirse atraído sexualmente por alguien y enamorarse son dos cosas muy diferentes. Un asexual puede experimentar sentimientos amorosos sin desear mantener relaciones sexuales con la persona amada.
Por su parte, Julie Sondra-Decker, ensayista canadiense a la que Croset-Calisto también cita, señala que la definición de una persona asexual es cambiante. Insiste en algunos rasgos: «La asexualidad no es ni una enfermedad ni un trastorno. Las personas asexuales pueden entablar relaciones si así lo desean. Pueden querer una pareja sentimental o de otro tipo». En definitiva, sus sentimientos no se diferencian en nada de quienes no son asexuales.
En cuanto a la abstinencia, el hecho de privarse voluntariamente de ciertos placeres, que tampoco es una enfermedad ni un trastorno, es una realidad todavía peor entendida en una sociedad en la que el sexo está por todas partes y se ha asumido la idea de que la única sexualidad sana es la que contempla que se mantengan relaciones sexuales. «Mientras que la asexualidad tiende a democratizarse gracias al compromiso de los investigadores, de los medios y de las personas afectadas, la abstinencia continúa siendo un no-sujeto, una realidad todavía vergonzosa o camuflada, relegada al olvido de la sociedad», critica Croset-Calisto. Provoca «incomprensión e incomodidad en nuestras sociedades hipersexualizada» y se ha convertido en «uno de los últimos tabúes».
¿Por qué las personas asexuales y las abstinentes son incomprendidas? Porque la idea de que «la sexualidad forma parte de la 'buena' salud mental y constituye uno de los principales placeres de la vida es una opinión aún muy extendida», explica la experta. La propia Organización Mundial de la Salud (OMS) mantiene esa percepción, pues en su definición de 'Salud sexual', actualizada en 2006, que gira en torno a «un enfoque positivo y respetuoso de la sexualidad», literalmente, «parece ocultar sin embargo una mención importante: la de la asexualidad como parte integrante de los espectros de las sexualidades», apunta Croset Calisto.
Asexualidad y abstinencia son incomprendidas. Pero, según mantiene la experta, esto está cambiando, quizá incluso como reacción a la hipersexualización de la sociedad. Para las generaciones Y y Z, esto es las de las personas nacidas entre 1981-1993 y 1993-2010 respectivamente, «los códigos de la libertad sexual han cambiado. No sentir atracción física hacia nadie, u optar por no mantener relaciones sexuales forma parte ya de las nuevas formas de vivir su intimidad», asegura.
«El acto sexual ya no hace soñar a las generaciones jóvenes», remata. El 'no sex' supone «una bocanada de aire fresco en un mundo que se asfixia», concluye la autora. «Un lugar vital para los derechos y la libertad, un lugar que debemos comprender y respetar».
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