![¿A qué tienes miedo?](https://s3.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/202210/17/media/cortadas/halloween_601-k2RC-U180400775019QjG-624x385@RC.jpg)
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Isaac Asenjo
Madrid
Domingo, 30 de octubre 2022
A usted algo le da miedo. Sería mentira afirmar lo contrario cuando hablamos de una emoción básica del ser humano. Los expertos afirman, incluso, que sin esta sensación ya nos habríamos extinguido hace tiempo. ¿Se imagina que nuestro cuerpo no nos avisara ante situaciones que ... nos pueden poner en peligro? Cierto es que no todas las personas reaccionan de la misma manera, pero hasta el más valiente ha sentido temor alguna vez. Trate de hacer memoria. Tal vez no es una fobia insuperable, pero sí un miedo razonable: a las alturas, a algún bicho, a quedarse atrapado o a las turbulencias del avión... «Agradeceremos su aparición siempre que se produzca ante una amenaza real, ya que estará cumpliendo una función adaptativa para nuestra supervivencia», indica Judith Forns Pous, psicóloga experta en fobias y profesora de la Universidad de Barcelona.
El problema es que a veces sentimos un miedo irracional, excesivo e incontrolable ante estímulos que no representan un peligro real, lo que limita en ocasiones nuestra vida diaria y nos genera síntomas parecidos a los de la ansiedad. Es aquí cuando los miedos se convierten en fobias, y su aparición se debe a «una mezcla de factores psicológicos, ambientales, genéticos o de malas experiencias mal gestionadas», explica Carolina Vázquez Morocho, psicóloga sanitaria y consultora académica en Deusto Salud.
«La mayoría de las fobias se mantienen por una constante evitación al objeto o situación temida, lo que hace que las personas no aprendan a gestionar el miedo que eso les genera. Muchas de ellas surgen, además, por experiencias vicarias, es decir, por observación o imitación, o por la información que nos cuentan», añade Isabel Aranda, psicóloga sanitaria de TherapyChat.
Claustrofobia (miedo a los lugares cerrados), amaxofobia (temor a conducir) o agorafobia (pánico a los espacios abiertos) son algunas de las más conocidas, pero existen decenas... y de todo tipo. En España, un 6% de la población sufre algún tipo de fobia, según los datos que recoge la Sociedad Española de Psiquiatría, porcentaje que podría ser mayor, ya que multitud de pacientes no acuden a la consulta para tratar este tipo de cuestión por tratarse de problemas psicológicos 'asumidos' socialmente.
Aparte de los que temen a las arañas o a volar, miedos generalizados y de esos que decimos 'asumidos', hay gente que tiene fobia a cosas y situaciones más extraordinarias (por poco frecuentes). Ahí están los que sienten un miedo irracional a números concretos (aritmofobia), a mojarse por el agua de la lluvia (pluviofobia), a los payasos (coulrofobia), a un color determinado (cromofobia), a contraer enfermedades venéreas (cipridofobia), al fin del mundo por los problemas medioambientales (ecofobia), a enamorarse (filofobia) o a ir a trabajar (ergofobia).
Y ya que estamos en el día que estamos, la 'samhainofobia' es el miedo atroz a Halloween, una fiesta que apela precisamente a los temores y a la que hay gente que 'teme' por todo lo que implica esta celebración, empezando por su iconografía. En el caso de esta y otras fobias, los síntomas que aparecen van desde palpitaciones, a sudores, sensación de ahogo, adormecimiento de las extremidades e, incluso, pensamientos negativos extremos relacionados con el temor a morir.
Para quienes las padecen, los expertos hacen hincapié en la importancia de recurrir a profesionales que sepan tratarlas de la manera más correcta. Si afecta al desarrollo de nuestra vida diaria, es necesario acudir a un especialista de la salud mental que nos ayude. Se hace necesario cuando la sintomatología es muy exacerbada o cuando esa persona debe exponerse irremediablemente al estímulo temido (por ejemplo, volar por cuestiones de trabajo en el caso de las personas que temen subirse a un avión).
La buena noticia en relación a estos miedos irracionales es que se curan trabajando en ellos. ¿La mala? Que debemos exponernos a la fobia que tengamos. Eso sí, de forma «controlada, progresiva y pautada, en un entorno seguro y con herramientas de terapia cognitivo conductual, donde se nos va a entrenar para poder gestionar toda la sintomatología física y hacer frente, de esta manera, a las señales que se vayan presentando, algo que trabajamos desde la programación neurolingüística», ahonda Morocho, que coincide con Forns en la importancia de «reestructurar las emociones para aprender a confiar en uno mismo», así como en la capacidad de hacer frente a cualquier situación adversa.
«El objetivo no es llegar a estar encantado con lo que provoca miedo, sino aprender a enfrentarse a ese temor de una forma adaptativa. Poder elegir si se quiere o no hacer tal cosa, ya que cuando tienes una fobia, no tienes elección», finaliza Carmen Rodríguez, directora del Área de Intervención Psicológica de Affor Health.
Tener fobias es normal y algunas pueden desaparecer con el tiempo. En el caso de los miedos de los niños, es fundamental la seguridad familiar. Por ejemplo, si les asustan los fantasmas, los monstruos o los vampiros –habitual entre los 2 y los 7 años–, «debemos permanecer a su lado, como modelo de enfrentar ese miedo, explicarles cuáles son los nuestros y cómo los afrontamos». El humor es una herramienta poderosa y también los cuentos: podemos elegir los relacionados con contenidos sobre la superación de miedos.
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