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Los británicos tienen fama de super puntuales, pero ¿para tanto es? Y al revés los españoles... No digamos ya más al sur. Un ingeniero, un biólogo y dos psicólogos españoles que conocen bien las costumbres en otros países hacen su ranking de puntuales... y de ... impuntuales.
Reino Unido
«En el trabajo la puntualidad es súper importante, aunque en Londres puede ser muy difícil llegar todos los días a la hora porque siempre pasa algo con el transporte. De hecho, junto con el clima, es uno de los temas de conversación favoritos. En una de las empresas para las que he trabajado si llegabas más de cinco minutos tarde te descontaban quince minutos del salario. Pero eso era el extremo. Normalmente con llamar o mandar un whatsapp avisando del tiempo que vas a tardar en llegar es suficiente. Siempre y cuando la falta de puntualidad no sea constante, claro», relata Rubén, biólogo vasco emigrado a Reino Unido hace casi dos décadas.
Sudáfrica
«Con motivo de un viaje de trabajo, tenía que cubrir la siguiente ruta: Madrid-Johannesburgo-Durban-Ciudad del Cabo-Johannesburgo-Londres y vuelta a Madrid. Era un viaje planificado y con los transportes desde el aeropuerto atados. La costumbre europea es mandar mensajes confirmando las horas, pero en Sudáfrica el concepto del tiempo es diferente. En uno de aquellos aeropuertos tuve que esperar tres horas al taxista. Le llamé en varias ocasiones y me decía que no me preocupara, que ya estaba cerca del aeropuerto», relata el psicólogo José Ortiz, coordinador del grupo de psicología y marketing, publicidad y consumo del Colecgio Oficial de la Psicología de Madrid.
Suecia
«Una de las cosas que llevan a rajatabla los suecos es la puntualidad en citas y reservas. En alguna ocasión mi pareja ha llegado diez minutos tarde al médico y le han dicho que ya no la atendían. Lo cual es un verdadero fastidio porque aquí pagas por ir al médico, aproximadamente 20 euros por visita. Hay un tope a partir del cual ya no pagas, creo que son 150 euros al año, pero aunque estés por encima de ese límite y te hubiera salido gratis la visita, si no vas, sí te la cobran», cuenta el ingeniero bilbaíno Daniel Palomo.
Emiratos Árabes
«Me ha ocurrido en Dubai tener acordadas reuniones a las que no ha venido nadie. ¡Y ni te llaman! Si has quedado con alguien y su jefe le cambia la agenda, esa persona no se plantea otra cosa que no sea obedecer a su superior, aunque hayas ido expresamente desde Madrid, volado doce horas, para reunirte con él. Tranquilamente te dicen que vuelvas mañana, y no tienen la sensación de que estén actuando mal. Algo así sería inaceptable en España», explica José Ortiz.
Suiza
«Siete profesionales de distintos países que trabajábamos en un programa de la OMS sobre el sida teníamos que hacer una exposición en Ginebra. Yo tenía exactamente doce minutos para hablar. Cuando me lo dijeron pensé: '¡Qué exagerados!', pero no. Era la única manera de que todo el mundo pudiera hablar. Si yo me retrasaba en el inicio unos minutos se los estaría hurtando a otro. Y luego igual te ponían un descanso de 12.33 a 12.42 horas. A nosotros, por nuestra cultura, nos puede parecer absurdo, pero eso es eficacia», advierte el psicólogo clínico Enrique García Huete.
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