![¿Hablo en inglés a mi hijo si no soy nativo?](https://s2.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/202206/01/media/cortadas/ingles1-kx7F-U170285262245XB-624x385@RC.jpg)
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Isaac Asenjo
Madrid
Viernes, 3 de junio 2022, 00:03
La importancia del inglés para desenvolverse en ámbitos tan diferentes como la cultura, la ciencia o la economía, ha hecho que los padres consideren el aprendizaje en idiomas de sus hijos un hecho prioritario para garantizarles un futuro profesional exitoso.
Tanto es así que cada ... vez más progenitores se plantean comunicarse en un segundo idioma con sus niños desde que nacen. Marina Sánchez y Javier Guiñales lo tenían claro antes de que naciera Alejandro, que ahora a sus tres años formula oraciones en castellano con algún chapurreo en inglés. Pese a no ser nativos en la lengua de Shakespeare, ambos lo dominan a la perfección y darle a su hijo la posibilidad de aprenderlo desde la cuna les pareció una idea estupenda. Ella lo usa a diario en el trabajo y él, además de estudiar en un colegio bilingüe y realizar varios intercambios de verano, ha vivido seis años en Inglaterra. Ahora bien, como recomiendan los expertos, el niño debe saber cuál de los dos le hablará en qué idioma. En este caso es él quien se relaciona con el con el acento aprendido en Newcastle. «Javier lo mantiene en los momentos más difíciles, cuando hay que hablar realmente en serio o hay que explicarle algo que es más complicado y necesitas mucho más vocabulario», apunta Sánchez, que añade que no solo lo pensaron para el futuro profesional de su hijo sino que también «estuviera acostumbrado a distintas expresiones y realizara ejercicio cognitivo, que desde pequeño tuviera esa plasticidad y beneficios que promueven los expertos».
Es sabido que el hemisferio izquierdo del cerebro está más involucrado en los procesos analíticos y lógicos, mientras que el derecho estaría más relacionado con las emocionales y sociales. El idioma se situaría entre ambos hemisterios. «El lenguaje es una de las capacidades cognitivas más generales, por lo que en él intervienen muchas áreas del cerebro, desde el lóbulo temporal a los ganglios basales», desarrolla Marco Calabria, profesor del Máster de Neuropsicología de la UOC, quien señala que si «desde niños les enseñamos a convivir con dos lenguas, leyendo en otros idiomas, cantándoles, jugando, viendo vídeos así como en distintos contextos, el pequeño se beneficiará de los efectos positivos a largo plazo». Uno de los que destaca el experto como resultado de sus investigaciones es la protección del deterioro de la cognición respecto al retraso de enfermedades neurodegenerativas.
El cuándo empezar es difícil, pero cuanto antes mejor, expone desde el The British School of Barcelona, la directora de infantil y primaria en el campus BSB Sitges, Rachael Symes, que subraya tener una actitud positiva. «Una de las mejores maneras de que los niños pequeños aprendan otro idioma es que utilicen el idioma de forma natural en el juego, en los cuentos, en las rimas o haciendo uso de la comunicación no verbal...».
Las interacciones regulares ofrecen los mejores resultados para el aprendizaje y la práctica del lenguaje. «Simplemente por tener unas capacidades cognitivas más favorables al aprendizaje no aprenderán una lengua extranjera por el mero hecho de exponerlos a esta, sino que entran en juego otros factores como las horas de exposición a la lengua, la calidad de esta exposición y el enfoque educativo utilizado», insiste Carmen Muñoz, profesora de Lingüistica Inglesa y Lingüistica Aplicada en la Universidad de Barcelona. Coincide en esto Nuria Esteve-Gibert, psicóloga y directora del máster de dificultades de aprendizaje y trastornos del lenguaje de la UOC, que apunta que la sola exposición auditiva no es suficiente. «Si hay una inmersión total así como calidad en la pronunciación, articulación y dicción, perfecto, si cometes errores o la forma en la que dirigirte a ellos es artificial, mejor esperar un tiempo». Hasta los seis años los niños están todavía en la fase de adquisición de su lengua materna. Sin embargo, hacia los tres años ya han desarrollado en gran parte el lenguaje hablado. «Muchos niños de esta edad ya dominan su lengua materna, lo que les proporciona una base sólida para el aprendizaje del inglés como segunda lengua», expone Symes.
Los movimientos kinestésicos -humanos- son herramientas muy eficientes para enseñar la pronunciación de una lengua extranjera. Según cuentan un grupo de investigadoras de la Universidad Pompeu Fabra (UPF), dibujar con las manos el ritmo, la entonación y el fraseo -la música de la lengua-, o palmear, ayuda a que las personas puedan expresar y pronunciar mejor los sonidos de una lengua extranjera. Las investigaciones pretenden ofrecer herramientas a los profesores de lenguas extranjeras para que puedan enseñar la pronunciación de forma efectiva. «El objetivo de un maestro de lenguas es que los estudiantes se comuniquen mejor y a veces los errores ligados a la entonación y el ritmo no permiten hacer esto bien: una exclamación puede ser confundida por una interrogación, por ejemplo», apuntan.
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