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Hoy es 27 de octubre. ¡Muchas felicidades a esos 107.039 españoles que cumplen años hoy! No sería raro que hubiera alguno entre nuestros lectores. ¿Y cómo lo va a celebrar? ¿O acaso no va a hacerlo? Bandos se pueden hacer de muchas cosas, también ... de esta: los que disfrutan como niños soplando las velas y los que llevan años sin comprar una tarta.
Pedimos a algunos compañeros que se sitúen: «Me encanta que me feliciten, me escriban, la llamada puntual de mi madre a las doce del mediodía... Cumplir años siempre es una buena noticia y hay que celebrarlo, si es con unas trufas o unas tortillas, mejor». «Me aburren las frases hechas y las convenciones sociales, solo celebro las cosas importantes. No me asusta envejecer, no pienso que cualquier tiempo pasado fue mejor, simplemente no me gusta ser el centro de atención». «Siempre he pensado que nos deberían dar fiesta en el curro, pero, como no es así, suelo llevar bombones o algo rico para los compañeros. Y me encanta entrar en Facebook y ver cómo se acumulan las felicitaciones».
Enrique García Huete, psicólogo, 66 años y entusiasta de las fiestas de cumpleaños –«antes de la pandemia reunía a más de sesenta amigos cada año»– cree que ese grupo de gente que reniega de esta celebración es más numeroso a medida que avanza el tiempo. «Hasta los 40 lo habitual es celebrar, hace ilusión recibir regalos, crees que en la vida vas ganando por goleada. Pero los 40 son un punto de inflexión, dan cierto vértigo, especialmente para quienes no llevan bien el paso del tiempo o no han asimilado bien la evolución hacia la vejez. A estos, la fecha del cumpleaños les puede generar hasta ansiedad».
– No es más que un día. Se es parecido de 'viejo' el día antes y el de después.
– Sí, pero ese día es un recodatorio de que envejecemos. De ahí que mucha gente lo evite.
Otros lo hacen no tanto porque no confesar que se van haciendo mayores, sino por el compromiso social. «Hay a quien no le gustan los convencionalismos, no quieren dar a su cumpleaños una connotación especial ni ser el centro de atención», explica Valentín Martínez-Otero, psicólogo y profesor de la Facultad de Educación de la Universidad Complutense de Madrid.
– El día de tu cumpleaños puedes llegar a recibir veinte llamadas y cuarenta mensajes de WhatsApp. Demasiado, ¿no?
García Huete: Sí, puede ser agobiante. Y, además, si algún amigo se ha olvidado te llama al día siguiente, así que la cosa es larga. Eso sí, el WhatsApp ha sido un gran invento para estas ocasiones porque te ahorra una llamada y, además, está socialmente aceptado felicitar con un mensaje escrito y cuatro emoticonos de tartas y caritas sonrientes.
Especialmente agobiante puede resultar para las personas introvertidas. «Ojo, no hay que confundirlo con timidez. La introversión es un aspecto biológico. El cerebro necesita una estimulación moderada para estar a gusto y equilbrado. Las personas extrovertidas tienen menos estimulación interna, de ahí que necesiten más estímulos externos, les guste más el jolgorio, la bulla, los cumpleaños... Pero a una persona introvertida le organizan una fiesta y puede bloquearse ante tal cantidad de estímulos».
Otro grupo dentro de los 'detractores' de las fiestas de cumpleaños son «los iconoclastas que no solo no celebran su cumpleaños, también reniegan de las Navidades y de cualquier otra celebración establecida. Lo que no quita para que luego vayan a tu fiesta y sean los más divertidos o se impliquen en organizarla», advierte García-Huete.
– ¿Hay cierta presión social por celebrar el cumpleaños?
Martínez-Otero: Depende de la edad. En el caso de los adultos no hay presión. Aunque hay empresas que cuidan mucho este aspecto y tienen detalles con sus empleados el día de su cumpleaños, hay otras en las que no resulta extraño que los trabajadores no digan siquiera cuándo es. Otra cosa diferente sucede con los niños. En el caso de aquellos que tienen menos habilidades sociales, el cumpleaños, sobre todo si es con gente que se sale de su círculo más cercano, puede suponer un mal rato. No hay que tomarlo como algo patológico, pero si un chaval de 8 años no quiere celebrar su cumpleaños habría que investigar la causa que motiva ese rechazo porque podría haber algo más que timidez.
Más allá de la timidez o de la pereza por organizar una fiesta, la psicóloga Eva Rodríguez Weisz ha atendido en su consulta del Grupo Laberinto (Madrid) a muchas personas para las que el día de su cumpleaños, lejos de ser el mejor del año, era casi lo contrario.
Apego inseguro: «Hay adultos que de niños nunca celebraron su cumpleaños, sus padres no le daban importancia al día, los amigos no les felicitaban...».
Autoestima debilitada: «Los amigos les organizan una fiesta sorpresa y pueden, incluso, llegar a sentirse culpables por ello: 'No me la merecía', 'Menudo esfuerzo han hecho...'.
Ansiedad: «La ansiedad por la llegada de este día tan señalado puede provocar que esas personas no puedan dormir bien desde días antes, tienen pensamientos anticipatorios, creen que algo va a salir mal precisamente ese día...».
Traumas no procesados: «Sucede a algunas personas cuyo cumpleaños coincide con una fecha traumática para ellos».
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