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Pero cómo no me voy a comer un trocito de bizcocho si es domingo, viene mi sobrino a comer y nos hemos pegado una caminata de cinco horas por el monte?». Habrá pocos que no se apunten al postre que ha preparado Giuseppe Russolillo, director ... de la Academia Española de Nutrición y Dietética. Porque el bizcocho es casero, claro. Pero hoy es martes, así que toca fruta. Y mañana, y pasado... «El dulce de postre solo debe tomarse excepcionalmente, dos veces por semana, no más. Yo me permito bollería casera o hecha en horno artesano los sábados y una tostada con mantequilla y mermelada los domingos». Nos sentamos a la mesa con el reputado nutricionista, que derriba mitos y aclara las controversias que rodean al postre. «¿Que es eso de que no se debe tomar naranja por la noche? Claro que se puede tomar. Por la noche y a cualquier hora del día». Especialmente ahora que es temporada.
La fruta, ¿mejor antes que después de comer?
Lo habrá escuchado más de una vez y puesto en práctica si ha hecho dieta. Sepa que mal no le hace, pero más beneficio que tomarla como postre, tampoco. «En los años 70 se popularizó en Estados Unidos un régimen llamado 'El peso ideal'. Hicieron hasta anuncios de televisión y te lo mandaban a casa por correo traducido al castellano. Los dietistas americanos utilizaron como estrategia poner dos piezas de fruta antes de comer. Con ello conseguían que la persona llegara a la comida saciada, que el hipotálamo, la glándula que controla la saciedad, recibiera la información de que el estómago estaba lleno y, así, la alarma por hambre disminuía. Una especie de 'engaño' al organismo». Como muchas personas perdieron peso con aquella dieta, lo asociaron al hecho de adelantar la ingesta de la fruta, «pero no hay estudios científicos que avalen que es mejor que comerla después. Los celtíberos la tomaban entre horas y durante la época medieval se comía antes, pero casi siempre la costumbre la sido dejarla para el postre», explica Giuseppe Russolillo.
¿Qué frutas podemos tomar? «Cualquiera, siempre que sean de temporada; ahora mismo naranjas, mandarinas, peras, manzanas y ciruelas». Tómenlas sin miedo, insiste el experto. «Hay frutas, como el melocotón y el kiwi, que son más alérgenas, pero si no hay problema de tipo alérgico todas se pueden tomar a cualquier hora. Anoche mismo comí dos mandarinas de postre en la cena y una naranja antes de ir a la cama, así no como dulce». No es cierto, prosigue el experto, que la fruta ralentice la digestión, «de hecho se recomienda precisamente tras la comida y la cena». ¿Cuántas piezas hay que comer? «Tres, aunque, si alguien quiere comer seis, no le va a hacer mal tampoco».
El capricho de la onza de chocolate
«Yo no recomendaría por sistema comer todos los días una onza. Pero, en el caso de esas personas 'adictas' al chocolate, mi recomendación es que, si lo tienen de hábito diario, coman chocolate con un 70% de cacao o más, que resulta un potente antioxidante».
La 'bollería', dos veces a la semana máximo
Viene el director de la Academia Española de Nutrición y Dietética a darnos esa buena noticia que nos era esquiva: «¡No hay que eliminar el dulce de la dieta!». Sostiene el especialista que ese bizcocho con el que festeja que ha venido su sobrino a comer el domingo tiene «un valor simbólico» que no hay que desdeñar. «Nuestro primer alimento es la leche materna, que tiene un sabor dulce. Si durante la semana comemos catorce postres (después de cada comida y cada cena), doce de ellos deberían ser fruta, pero un par de ellos pueden ser dulces: un bizcocho, un arroz con leche, un flan, un trozo de tarta de queso...». Recomienda dejar el 'vicio' para el fin de semana «para que lo identifiquemos como algo excepcional». Y que sean siempre postres caseros «o comprados en un obrador artesano».
Fruta desecada, la alternativa
Dátiles, orejones, uvas pasas... Pueden tomarse de postre, pero ojo. «Por la cantidad de azúcar que tienen, deben ser de esos postres de fin de semana. Los consideraremos a esos efectos excepcionales, como el resto de los dulces».
«No nos dicen la verdad con los yogures»
El yogur es un postre que no está libre de controversia. «No nos están diciendo la verdad. Un lácteo de sabores, aunque solo sea aromatizado, tiene una cantidad extra de azúcares tremenda, como un refresco. De modo que deben consumirse también de forma muy esporádica. No más de dos a la semana y nunca como sustituto de la fruta», advierte Giuseppe Russolillo. El yogur, continúa, debe ser natural y sin azúcar «y en la etapa infantil no importa que se coman de manera más frecuente».
Se está investigando aún, pero no parecen desencaminados quienes sostienen que, si nos vamos a dar el capricho de un croissant, mejor hacerlo a primera hora del día. «Cuando te levantas tienes unas necesidades energéticas incrementadas por las horas de ayuno, de ahí que sea interesante consumir carbohidratos (pan, pasta, galletas, legumbres...) en el almuerzo o la comida, pero no después. A partir de la hora de la merienda es más aconsejable priorizar la proteína vegetal o animal, porque necesitas menos energía, ya que el cuerpo se prepara para ir a descansar por la noche. Parece de sentido común no cenar alubias con chorizo, ¿no? Pues sucede igual con ese bollo antes de ir a dormir. ¿Para qué meterle al cuerpo un chute de calorías que no va a gastar?».
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