¿Sabría qué hacer si le roban la documentación en el extranjero?

En caso de advertir la falta del DNI o el pasaporte, lo primero es acudir a la comisaría más cercana y presentar una denuncia. Conviene hacerlo tanto en caso de robo como de pérdida, incluso aunque tengamos otro documento identificativo que nos permita continuar el viaje o regresar a casa sin problemas, ya que así evitaremos cualquier responsabilidad en el caso de que alguien utilice la documentación robada o extraviada para usurpar nuestra identidad.

A continuación, hay que acudir a la embajada o consulado español más cercano. Si estamos en un país sin delegación diplomática propia, podremos ir a la de otro miembro de la Unión Europea. Allí deberemos solicitar la expedición de un pasaporte, que puede ser sólo provisional si no podemos esperar a su tramitación ordinaria. Si ese es el caso, hay que tener en cuenta que éste sólo tendrá validez durante doce meses. La tasa por la tramitación de una solicitud de pasaporte en las oficinas consulares es de 30 euros, la misma que le cobrarían en España, salvo que sea familia numerosa. En ese caso es gratis.

Para hacer la solicitud es necesario presentar la denuncia, firmar una declaración y, obviamente, demostrar nuestra identidad, algo difícil sin otro carné con foto. Si no disponemos de ningún documento que pueda acreditar quiénes somos, necesitaremos que otro ciudadano español –debidamente identificado– realice una declaración jurada.

En caso de que tengamos especial prisa por contar con un documento que nos permita volver a casa –y lo podamos justificar mostrando, por ejemplo, un billete de vuelta–, debemos pedir un salvoconducto. Se trata de una acreditación gratuita, que, como especifican en el Ministerio de Asuntos Exteriores, únicamente permite a su titular viajar desde el lugar de expedición a España. Es decir, solo podremos utilizarlo «el tiempo estrictamente necesario» para regresar. De hecho, no tendrá validez pasada la fecha indicada en él –la prevista para nuestra entrada en el país– y, al llegar, se ha de entregar a la Policía en un plazo de tres días hábiles.

Si lo que nos roban o perdemos es una tarjeta bancaria debemos avisar rápidamente a nuestro banco o a su emisor –normalmente, Visa o MasterCard– para anularla tan pronto como sea posible. Si no sabemos si nos la han robado o la hemos perdido y, por tanto, cabe la posibilidad de recuperarla, podemos optar por bloquearla. Muchas entidades permiten que lo hagamos nosotros mismos desde su aplicación o en el área de clientes de su plataforma online, pero también se puede solicitar por teléfono. Además, debemos comprobar los últimos movimientos porque, quizá, haya cargos que aún se puedan retener. A continuación, hay que denunciar para que no nos responsabilicen de un posible uso fraudulento.

Para poder disponer de dinero a partir de ese momento podremos solicitar el envío de una tarjeta de sustitución –si no tenemos prisa– o acudir al servicio Hal-Cash de nuestro propio banco, que permite sacar dinero de nuestra cuenta desde cualquier cajero sin necesidad de la tarjeta gracias a un código que la entidad nos enviará al móvil.

Si lo que echamos en falta es el móvil y lo empleamos para pagar podemos solicitar al banco que bloquee la tarjeta virtual vinculada al dispositivo sin necesidad de dejar inoperativa también la tarjeta física. Antes de denunciar el robo, podemos tratar de encontrarlo a través de las herramientas desarrolladas por Android o Apple para localizar los móviles. Si finalmente comprobamos que nos lo han sustraído, también podemos bloquearlo de manera remota e incluso eliminar nuestros datos para que no puedan acceder a nuestro perfil en las redes sociales, a sistemas de pago o a información bancaria. Si nada de esto es posible, ya que hace falta otro dispositivo con conexión a Internet, también podemos llamar a nuestra operadora para que desactive la tarjeta SIM o bloquee el IMEI.