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Pablo, 52 años(Málaga). Casado y con cinco hijos
«Hemos priorizado la educación de nuestros hijos, invertido en su formación. Pagamos un colegio privado, lo que nos condiciona toda la economía doméstica. Apenas salimos a comer y a cenar a restaurantes y no viajamos fuera de España. Hacemos una compra grande semanal que ... nos sale por casi 200 euros y son siempre los mismos productos básicos, todos prácticamente de marca blanca: doce litros de leche (seis cajas de desnatada y otras seis de entera), pollo, cerdo, pasta, arroz... Si una semana ha sobrado una bandeja de pechugas, por ejemplo, la siguiente semana se compra una menos. Y no nos salimos de ahí. Mi mujer sabe de memoria en qué cadenas de supermercados están más baratos los productos, si allí la leche cuesta 53 céntimos el litro y en otro 58... Tenemos todos los gastos metidos en una hoja de Excel y somos tremendamente austeros. Aunque mis hijos estarían mejor con seis jerséis cada uno, tienen tres».
Gonzalo, 30 años (Asturias). Comparte piso
«Cuando vine a vivir a Madrid con 24 años, recién licenciado y sin ahorros, sufrí el cambio de tener la ayuda de mis padres a tener que buscarme la vida para llegar a fin de mes. Hasta que me asenté del todo, estuve dos meses viviendo con una tía mía y eso me permitió hacerme un pequeño colchón. Cuando me independicé tenía un sueldo de 1.100 euros, pero 200 se me iban en pagar la letra del coche, así que me sobraban 900. Me quedé con la habitación más pequeña de la casa que compartía con amigos para pagar un poco menos y medía el dinero en todo. En lugar de salir a tomarme una copa, me tomaba la copa en casa. No gastaba en ropa ni en viajes. Hoy gano algo más de dinero y ya no tengo que hacer tantos sacrificios, aunque todavía tengo que mirar mucho el presupuesto. Y valorar. El coche que me compré es una tartana, pero entre comprarme uno nuevo o invertir ese dinero en hacer algún viaje, prefiero lo segundo».
Susana, 45 años (Madrid). Mileurista
«Soy eventual y mileurista, así que llegar a fin de mes es un reto, comparto piso porque los alquileres de pisos decentes en Madrid son, como mínimo, 700 euros. Nada más cobrar, pago la renta, luz, agua, calefacción, internet... Tengo carné de conducir pero ni se me ocurre comprar un coche, tiro de transporte público. A primeros de mes lleno la nevera en el super y los primeros quince días voy genial. Como lo que quiero, elijo, caprichos... la tercera semana se pone la cosa más dura y la última, como lo que queda y los tuppers que he guardado en el congelador la primera semana. Soy actriz, así que me duele no poder ir al teatro todo lo que quisiera, voy una vez al mes. Salir a cenar es un lujo pero una vez cada dos meses lo hago, si es el cumpleaños de algún amigo... De vez en cuando tomo algunas cañitas y se va tirando, pero casi no llego a mes. Tengo una perrita, que también tiene su gasto».
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