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CARLOS BENITO
Domingo, 17 de mayo 2020
Hay palabras que aparecen en el diccionario con los correspondientes créditos, que identifican a la persona que las inventó. Su origen no se pierde en la niebla de los tiempos, en esas cadenas etimológicas que nos hacen remontarnos de un idioma a otro, sino que ... se le ocurrieron a un ser humano concreto. A continuación vamos a repasar cuatro que parecen particularmente curiosas, pero no son las únicas que recoge la Real Academia Española: en un abanico que va de lo cotidiano a lo arcano, encontramos términos como 'gas' (una adaptación de 'caos' que hizo el químico Jan Baptista van Helmont), 'artocárpeo' (acuñado por el naturalista Linneo), 'baciyelmo' (lo dice Sancho Panza en el 'Quijote'), 'espagírico' (obra del alquimista Paracelso), 'meme' (del biólogo Richard Dawkins) o 'vitamina' (del bioquímico Casimir Funk), por no hablar de vocablos tan sonoros como 'jitanjáfora', 'taratántara' o 'merecumbé'. «Además, hay otras palabras de las que sabemos el nombre de su creador aunque no siempre se indique, como perogrullada (Quevedo), quirófano (doctor Andrés del Busto y López) o mileurista (Carolina Alguacil)», apunta una portavoz de la RAE.
De algún modo, la palabra 'cocotología', que el diccionario de la RAE define como «arte de hacer pajaritas de papel», tiene mucho que ver con su referente: igual que la pajarita, es un término juguetón, superfluo (al fin y al cabo, tenemos ahí el práctico 'papiroflexia') y agradable de leer y pronunciar. Se lo inventó Miguel de Unamuno en un texto titulado 'Apuntes para un tratado de cocotología', una parodia de los textos científicos que forma parte de su libro 'Amor y pedagogía': en él, el filósofo Fulgencio Entrambosmares, álter ego de don Miguel, analiza cuestiones tan profundas como la anatomía de la pajarita. Pero, más allá de ironías, lo cierto es que el escritor vizcaíno era muy aficionado a crear figuras a partir de una hoja de papel: el hispanista Walter Starkie evocó a Unamuno en un café de la Plaza Mayor de Madrid, «discutiendo los argumentos de sus novelas y obras mientras hacía extrañas pajaritas de papel con extraordinaria agilidad», y el pintor Gutiérrez Solana lo retrató en compañía de una de aquellas efímeras creaciones. «La palabra francesa cocotte es una palabra infantil y que se aplica en su sentido primitivo y recto a los pollos y por extensión a todas las aves. En sentido traslaticio, a las pajaritas de papel y a las mozas de vida alegre», detalló Unamuno. De esa misma raíz viene otra palabra que usamos en castellano, 'coqueto', y habrá pocas cosas más coquetas que la palabra 'cocotología'.
El diccionario nos aclara que la palabra 'escafandra' la acuñó en 1775 el cura y matemático francés Jean-Baptiste de La Chapelle, partiendo de los vocablos griegos para 'barca' y 'de hombre'. Fue lo mejor que se le ocurrió para bautizar su gran invento: un singular traje de corcho que convertía a quien lo usaba en un cuerpo insumergible. «Esta especie de coraza permite hacer mientras se nada todo tipo de maniobras, como comer, beber, leer, escribir, combatir, cargar el fusil o la pistola, disparar, cazar, pescar o salvarse de naufragios, sin poder hundirse nunca ni temer a los calambres», publicitó Jean-Baptiste. Nuestro hombre era un erudito que aportó 270 artículos a la 'Enciclopedia', sobre aritmética y geometría, pero también tenía intereses más personales: dedicó un libro a su ingenio para flotar y otro a la ventriloquía, centrado en un tendero con grandes habilidades en ese arte. Curiosamente, la palabra 'escafandra' terminó designando la vestidura y el casco que permiten «permanecer y trabajar debajo del agua», justo lo que resultaba imposible cuando uno se enfundaba en corcho.
He aquí una palabra que despierta pasiones encontradas. La RAE aclara que 'reguetón' es la adaptación al castellano de reggaetón, término acuñado en los años 80 por el panameño Michael F. Ellis, un productor musical afincado en Estados Unidos que impulsó las carreras de artistas como Killer Ranks o El General. Precisamente fue hablando sobre este último como surgió la nueva etiqueta: «Michael Ellis, el mánager de El General, me dijo que no dijera 'reggae', que lo pusiera como algo grande, y como a todo lo grande nosotros le ponemos 'ón', como cabezón, camisón, etcétera, entonces lo llamamos 'reggaetón', un reggae grande», ha relatado el DJ y músico Gringo El Original. Por cierto, la RAE no ha admitido todavía 'perreo' como baile, pero nos permite descubrir que, en Costa Rica, el hombre que perrea es el que «anda con muchas mujeres».
Claro que, en sentido estricto, el que perreaba de verdad es el inventor de nuestra cuarta palabra, el fílosofo Diógenes el Cínico, que se apodaba a sí mismo 'El Perro' y tomaba como modelo de vida a los animales. Diógenes, que acumuló un anecdotario mayor y más bestia que el de la más loca estrella del rock, fue el inventor de la palabra 'cosmopolita', porque se negaba a definirse como oriundo de un lugar y prefería proclamarse 'ciudadano del mundo', que es lo que significa 'cosmopolita' en griego. Ahora solemos aplicar el adjetivo a gente de vida sofisticada y a ambientes con aire 'chic', pero el cosmopolita original residía en una tinaja y tenía una marcada propensión a hacer sus necesidades en público.
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