Arturo Dueñas
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Arturo Dueñas
Víctor M. Vela
Martes, 15 de agosto 2023, 00:08
Le hubiera gustado estrenar en sus salas todas las películas de Hitchcock, de Erice, de Buñuel, de John Ford. Imagínate, y que luego participaran en un coloquio desde el patio de butacas. Arturo Dueñas (Esguevillas de Esgueva, Valladolid, 1962) ya soñaba con fotogramas en aquellas ... noches de verano en las que las imágenes conquistaban una sábana colgada en la plaza de su pueblo. Hasta los 13 años no fue a una sala de cine. Hoy es el dueño de una. Cuando el proyector se apaga en tantas ciudades, él lo enciende de nuevo en Valladolid. Nominado a los Goya por su corto documental 'Dajla: cine y olvido', acaba de terminar 'Secundarias', rodada en un solo plano secuencia y que espera estrenar en otoño.
– ¿Por qué vamos al cine?
–Propongo una pregunta alternativa.
– A ver.
–¿Por qué hay una generación que va al cine y otra que no?
– ¿Quiénes van?
– De 50 años para arriba. Puedes bajar un poco la edad, pero no mucho. Quizá porque esa generación, cuando era joven, prácticamente no tenía más alternativas de ocio. Pero los menores de 40 y, fundamentalmente, los adolescentes ya no van al cine.
– ¡Exagerado!
– Sí, sí. Solo van cuando de niños les han llevado sus padres a ver una película infantil o cuando hay algo de Marvel, 'Avatar'. Fíjate, a 'Indiana Jones' tampoco están yendo, porque no es su héroe. Van a cosas muy concretas.
– ¿Por qué?
– Porque no lo tienen como un hábito. Porque disponen de miles de alternativas de ocio. Y, sobre todo, porque ven cine constantemente, a todas horas, en otros dispositivos. ¡Hasta en el móvil!
– Y usted, ¿por qué va al cine?
– Ir al cine es una experiencia extraordinaria. Por la calidad de la proyección y por verla con más gente. Se crea una atmósfera especial que enriquece la película.
– Pero las toses, las palomitas…
– Los papeles de los caramelos, sí. Pero piensa en la risa de un niño con una peli infantil. O el grito y el susto de las de terror. Eso es impagable. Ir al cine es un acto social, aunque vayas solo. Tenemos que recuperar al público joven porque si no, en unos años, las salas desaparecerán.
– ¿Y cómo se recuperan?
– Es difícil. Nosotros intentamos muchas cosas, pero con relativo poco éxito. Hacemos sesiones 'after', combinaciones de cine y cerveza, precios más populares...
– ¿Qué se pierde por no ir al cine?
– El cine, la literatura... son productos culturales que reflejan nuestra sociedad y te ayudan a comprenderla. Aprendes más sobre cómo era la vida en el siglo XVI con el 'Lazarillo de Tormes' que con muchos tratados históricos. Ahora muchos jóvenes solo ven esas películas americanas típicas que hablan de mundos imaginarios y que te desactivan, que son pura evasión. Pero hay otras películas que te abren los ojos y la mente, que te hablan de emigración, de precariedades. Y eso lo hacen también desde la comedia, con triángulos amorosos… La cultura es importantísima.
– Y parece sufrir ahora un repunte de la censura.
– Fíjate en el caso de 'Orlando', de Virginia Woolf, que se escribió hace casi un siglo. O en la reescritura de novelas para quitar lo políticamente incorrecto. No tiene sentido. Un lector adulto sabe que las obras son el reflejo de su época y si hay una escrita en los años 20 o 30 que es machista o tiene expresiones contra los gordos… lo tienes que mantener porque refleja la sociedad de ese momento. Es tremendo que por un extremo o por otro se esté reescribiendo la Historia. Esto me recuerda la novela '1984', con ese funcionario que cambia las portadas de los periódicos antiguos.
– ¿Qué ha aprendido en una sala?
– Me ha abierto mucho los ojos. El cine te descubre otras culturas, sociedades, historias que te parecen inimaginables. Incluso, hubo una época en la que las películas de Almodóvar te mostraban, en una ciudad de provincias, otros modos de vida. Piensa en esas mulas con orejeras que les obligan a mirar solo hacia adelante. Pues el cine te quita eso y te permite mirar hacia todos los lados. Cuando vas al cine, firmas un contrato.
– ¿Con quién?
– Con el director, con los actores. Les dices: 'Quiero que me engañes lo mejor posible'. Si la película es buena, te olvidas de que están actuando y te ves a ti mismo como un espía que se cuela en la vida de los demás.
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