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Soledad impuesta en Valladolid
Xabi Portu: «Vivo solo, pero nunca me he sentido solo»Xabi Portu, de 38 años, es una de esas personas valientes que no temen a los cambios. Hace cuatro años que decidió dejar atrás toda ... su vida en Placencia de las Armas (Guipúzcoa), para asentarse en solitario en Mota del Marqués, el pueblo de sus abuelos maternos, donde veraneó desde pequeño.
Es mecánico de profesión y regentaba su propio taller hasta que en 2020 vendió su parte a su socio. En 2021, durante una visita vacacional en Mota del Marqués, un confinamiento obligado de 10 días por contacto con un positivo en COVID le llevó a tomar la decisión de cambiar radicalmente de vida. «Me encontraba tan a gusto en el pueblo que llamé a mi madre para decirle que me quedaba a vivir aquí de forma definitiva. No se sorprendió para nada. Me dijo que llevaba mucho tiempo esperando esa llamada. El pueblo siempre me ha tirado mucho y ella sabía que tarde o temprano me vendría a vivir aquí», comenta. «En ese momento no tenía pareja, ni responsabilidades, ni cargas en el País Vasco y pensé que, o lo hacía en ese momento, o ya no lo haría nunca. Y aquí me quedé», cuenta.
Mota del Marqués no llega a los 400 habitantes, pero para Xabi es suficiente. «Una vez que te acostumbras a vivir solo cuesta a vivir con alguien. No me cierro a nada y tal vez en un tiempo acabe compartiendo mi vida con una pareja, pero a día de hoy, estoy muy feliz así. Tengo muchos amigos en el pueblo y también parte de la familia. Vivo solo, pero nunca me he sentido solo y eso es algo que valoro mucho», reconoce. «Yo no necesito muchas cosas para vivir y aquí lo tengo todo. Tengo paz, espacio, aire limpio, tranquilidad y, sobre todo, tiempo», cuenta mientras restaura una motocicleta en el pequeño garaje que ha habilitado para su pasión, la mecánica.
Al principio se instaló en la casa de sus abuelos. Buscó trabajo y lo encontró en Adalia, en la agricultura. Con el tiempo, encontró un empleo como mecánico en Valladolid y actualmente trabaja en Toro. En junio del año pasado también le surgió la oportunidad de comprarse su propia vivienda. «Los astros se alinearon y me compré una casa por 15.000 euros. En el País Vasco por ese dinero no hubiera podido comprar ni una plaza de garaje. En Mota del Marqués he encontrado calidad de vida. Cuando salgo de trabajar, me gusta dar un paseo con mi perro y disfrutar del campo. Con mi casita, mi patio y mi cochera, me sobra todo lo demás», afirma. «Además, estoy a sólo 20 minutos del trabajo y ese es un gran lujo. Es cierto que echo muchas cosas de menos del País Vasco, como a mis padres y el mar, pero aquí tengo otras cosas que allí no tengo, por ejemplo, el clima y, sobre todo libertad», concluye.
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