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El Wattenberg, segundo centro infantil que anuncia su cierre en cuatro díasLa gratuidad de la educación para los niños de entre dos y tres años que se ha puesto en marcha este curso, y la que ... vendrá el próximo para los pequeños de uno y dos años, está «acorralando» a los centros infantiles privados de toda la comunidad y Valladolid no iba a ser menos. El Centro Infantil Emaús anunció a finales de la semana pasada su cierre para el próximo curso y hoy ha sido el Centro Infantil Wattenberg el que ha hecho público que no volverá a abrir sus puertas cuando finalice este ejercicio lectivo.
La Escuela Infantil Emaús lleva 63 años trabajando para formar a las nuevas generaciones de vallisoletanos desde el barrio de San Pedro Regalado, mientras que el Centro Infantil Wattenberg abrió sus puertas en 1985 frente al Museo Nacional de Escultura. Ambos cuentan con una dilatada trayectoria en el cuidado y formación de los pequeños, pero han anunciado su cierre con solo cuatro días de diferencia. ¿Cuál es la razón de esta coincidencia? Ahora arranca el proceso de matrículas para el siguiente curso y las directoras de ambos centros aseguran que la implantación de la educación gratuita en edades tempranas les ha dado la puntilla.
La puesta en marcha de la educación gratuita para los más pequeños ha hecho que muchos padres decidan llevar a sus hijos a centros públicos, mientras que los que funcionan de forma privada están haciendo todo lo posible para adaptarse a los requisitos que pide Educación, con el fin de poder ofertar sus servicios de forma gratuita. Pero no todos los centros de educación infantil que operan desde hace años en la ciudad cumplen con esas exigencias. Este es el caso del Wattenberg, que necesitaría hacer una obra integral de su local para cumplir con la norma vigente, que señala que «los diferentes espacios educativos serán independientes entre sí, debiendo tener acceso directo desde los espacios propios de circulación».
«Yo no puedo meterme en una reforma integral del centro. He preguntado si había alguna ayuda que amortigüe esa inversión tan dura, pero no me han garantizado nada», explica la dueña del centro, Cecilia de la Red poco antes de que la directora, Cristina Vega, augure un negro futuro al sector. «Van a caer prácticamente todos. No podemos competir con los coles. Por muy buen trato que demos, la gente tiene este servicio gratis aquí al lado. Podíamos aguantar de manera privada, pero sería prolongar la agonía», señala la directora.
Detrás del cierre del Centro Infantil Wattenberg hay un drama humano que se encarga de explicar su dueña. «Yo he crecido en este centro. Mi madre lo cogió dos años antes de que yo naciera. Esto es parte de mi vida. No ves que intenten ayudar. Se están cargando un sector en el que la mayoría somos mujeres y no hay opciones de recolocación en otros centros. Te vas a la calle», explica emocionada Cecilia, mientras la directora del centro se pregunta qué sucederá con su vida cuando diga adiós al que ha sido su medio de vida durante 22 años. «Tener que cerrar esto con todo lo que hemos luchado y que te vayas con una mano delante y otra detrás, sin posibilidades, es duro», añade Cristina Vega.
Actualmente, el Centro Infantil Wattenberg contaba con cuatro bebés, nueve niños de entre uno y dos años y otros diez niños de entre dos y tres años, y ahora las familias de estos pequeños tendrán que buscar otro centro en el que poder llevar a sus hijos. «Los padres han recibido la noticia con mucha tristeza», afirma Vega en unas palabras que se pueden extrapolar al Centro Infantil Emaús, cuya directora, Nati Herguedas, también se ha visto abocada al cierre por razones que tienen un denominador común, pero que son diferentes a las del Wattenberg. «Nosotras vinimos al barrio ante una demanda de la sociedad de la época en la que abrimos. Los tiempos han ido cambiando y hemos ido dejando actividades que estaban cubiertas por otros estamentos. No hay niños, estamos en un barrio alejado, hay mucha competencia en el entorno y, como no tenemos niños, no podemos acceder a la gratuidad porque no nos llega la ratio. Por eso tenemos que cerrar», apunta Nati con franqueza y tristeza.
La escuela infantil Emaús está gestionada, como siempre desde 1961, por la Congregación de Misioneras de Jesús, María y José. Con el cierre del centro se abre la pregunta de qué sucederá con las cuatro monjas de la congregación que residen en una parte de la casa en la que está ubicada la escuela infantil, una cuestión que la directora se encarga de responder. «El centro se cierra, pero nosotras en un principio continuamos en el barrio, que es nuestro deseo», explica Nati, que se verá obligada a abandonar, el próximo curso, una labor a la que ha dedicado buena parte de su vida.
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