La canción esperanzada de Siloé
Siloé reivindica en 'La vida que me das' los pequeños placeres que hay que salvaguardar y a las personas que hacen el camino más sencillo, incluso a pesar de las zancadillas que pone la pandemia
Había frases, acordes sueltos, un esbozo de canción que se agotaba sin cerrar la estrofa, una melodía que no llegaba ni siquiera al estribillo. Era el año 2019, cuando la vida era otra vida y los músicos llenaban estadios y salas de conciertos, cuando cantar era hacerlo sin mascarilla y bailar se podía sin tener en cuenta la distancia de seguridad. En un viaje de bolo a bolo, en una carretera tal vez perdida de la sierra de Madrid, el grupo vallisoletano Siloé comenzó a trabajar en una canción que al final quedó atrapada en un callejón sin salida. Pensaron: ya vendrán tiempos mejores para la inspiración. Al final, esos tiempos por venir no fueron mejores. No.

La letra de 'La vida que me das', de Siloé
Hoy he vuelto a la vida una vez más
Hoy te doy desde el balcón lo que no tengo
Y tú
Simulas que estás bien
Decides afrontar
Los miedos de este frío invierno
La vida que me das
Parece tan bonita
Comienzo a respirar
Dibujo la salida
La vida que me das
La vida que me das
Calle abajo, cerca de tu corazón
La única que pueden recorrer mis pasos
Y tú
Me vienes a buscar
Me calmas sin hablar
Consigues que se pare el tiempo
La vida que me das
Parece tan bonita
Comienzo a respirar
Dibujo la salida
La vida que me das
La vida que me das, auh
«Nos preguntamos: ¿Qué es lo que nos ha dado la vida en esta cuarentena? Podía ser un trocito de chocolate al terminar el día, una cerveza con los amigos a través de 'zoom', una llamada con la familia. Hay mucha gente que, con sus actos cotidianos, te da la vida. Y eso es lo que queríamos contar en la canción». Aquel germen de 2019 se convirtió, finalmente, en 'La vida que me das'. «Había frases que teníamos entonces y que ahora, con el coronavirus, tienen un nuevo significado: 'Hoy he vuelto a la vida una vez más. Hoy te doy desde el balcón lo que no tengo'». La canción se fraguó y grabó durante el confinamiento. Cada uno de los músicos de Siloé trabajó en su casa, con sus instrumentos y en sus estudios domésticos. Se intercambiaron 'whatsapp' con las letras, notas de voz con las melodías, multitud de archivos con las pistas. Colaboraron en red para ensamblar el material, en colaboración con Miss Cafeína. Al final, el resultado es una canción que funciona como un flechazo al corazón. Certero. Directo. «Ni siquiera dura dos minutos. Nos planteamos si no sería muy corta, si no habría que alargarla... pero no, no. La canción es esta, es así. Dura lo que tiene que durar». Y, además, auguran un directo potente, un subidón seguro cuando se toque desde el escenario. «Ojalá que dentro de poco sea ya sin restricciones, con el recuerdo de que todo esto pasó». Con las salas de conciertos llenas, con el público sin limitaciones de aforo ni miedo al contagio. Que todo esto pase, que sea solo un mal sueño, una larga pesadilla que ha durado meses y de la que despertar cantando. Porque: «La vida que me das, parece tan bonita».
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Origen de una canción









Fito Robles:
«Xavi, se me ha ocurrido una idea para la nueva canción. Algo vinculado con todo esto»
Xavi Road:
«Genial. Pero sin hablar del sufrimiento. Mejor, de lo que la vida nos ha dado esta cuarentena»
F. R.:
Veamos: «Hoy te doy desde el balcón lo que no tengo»
F. R.:
«Si te parece, cada uno desde su casa va grabando los instrumentos»
X. R.:
«Genial, Fito. Hacemos una pista con tu voz y ya lo montamos todo»
F. R.:
«Comienzo a respirar, dibujo la salida...»
X. R.:
«Lo tenemos. Venga, se lo pasamos a Óscar para la versión final»
F. R.:
«Y ahora, la lanzamos. Que suene 'La vida que me das'»
AUX STEP FOR JS
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Melodías antivirus
El rincón del hogar que Fito Robles (Valladolid, 1988) ha convertido en pequeño estudio musical no es solo lugar de trabajo (con el doble teclado de piano y ordenador, con los micros y programas de grabación, con sus guitarras colgadas de las paredes), sino también un altarcito para los ídolos. Hay fotos de Queen y de los Beatles, libros de Bob Dylan y Linking Park, discos, todos los discos, de Coldplay. También hay un póster de 'Star Wars'. Y un 'spotify' del que no dejan de manar canciones. Y canciones. Y más canciones. La música no es solo trabajo en esta casa de Fito, en los hogares del resto de integrantes de Siloé. Es también carburante para el día a día. Más necesario que nunca en estos tiempos de pandemia, cuando una melodía es bálsamo; las canciones, consuelo; un estribillo, parte del remedio.
Lo demostró el grupo ya en los primeros días de la covid, cuando la pandemia nos tuvo atrapados en casa y Fito, Siloé, con su guitarra, se plantó en el centro del patio de vecinos y se puso a a cantar, a regalar música a un público temeroso que aplaudía desde balcones y ventanas.
El coronavirus ha golpeado de lleno a la industria musical. Se han suspendido conciertos, aplazado giras, cancelado festivales, reducido aforos. Pero, pese a todo, los músicos no han callado: se han seguido escribiendo, grabando e interpretando canciones. El virus no ha vuelto mudo el talento. Durante la pandemia han nacido nuevas tonadas. Artefactos como 'La vida que me das' se concibieron en el estudio hogareño de Fito, en el ordenador de Xavi Road (Barcelona, 1991, en Valladolid desde los tres años), en la mesa de mezclas que Óscar Herrador (Madrid, 1975) tiene en la capital.

Los caminos musicales de Fito y Xavi se cruzaron en 2012, cuando amigos en común les pusieron en contacto a raíz de la composición para la banda sonora de un cortometraje exhibido en la Seminci. La anterior banda de Fito buscaba teclista para un bolo. Hasta entonces, Fito había convertido la música en algo más que una pasión. A los nueve años, Raquel, la profesora del cole, el Centro Cultural Vallisoletano, animó a los padres de Fito a que el chaval cultivara su talento musical. Se matriculó en el conservatorio. Fagot. «Esa no la veías venir, ¿eh? Los más pequeños tenían prioridad para elegir instrumento y los clásicos, la guitarra o el saxofón, ya estaban pillados». Así que, fagot. En los pasillos del conservatorio, con otros compañeros, se fraguó el primer grupo de Fito. Consiguió después una beca de composición en el Berklee College of Music (Boston). A su regreso a España, concibió Siloé, un vehículo para mostrar sus inquietudes e influencias: las letras latinas de los 80 y 90 (La vieja escuela cubana, Silvio Rodríguez) y el sonido eléctrico de las bandas británicas y americanas de los 90.
Durante esa estancia en EEUU, creció la conexión cibernética con Xavi. Era habitual el intercambio de trabajos y canciones. Y también una mirada similar respecto a la música y sus mitomanías. «No lo somos, de verdad. Hay gente muy maniática con los instumentos, por ejemplo, que tiene mil guitarras, que se gasta un pastón ahí. Nosotros tenemos una, cada uno la suya. Y ya. A veces, parece que los músicos se pierden en eso y la esencia no tiene que estar ahí, sino en la calidad de tu música. La logística es buena, muy buena, pero también es parte del negocio. La base está en las canciones»:
A finales de 2018, Siloé se reformuló y se convirtió en dúo sobre los escenarios (Fito y Xavi), en trío para la concepción musical (con la producción de Óscar). «Nuestros sonidos se complementan», cuenta Xavi. «Yo iba con mi 'sampler', hacía remezclas de algunos temas y ese sonido, mitad acústico, mitad electrónico, se adaptó de una forma muy orgánica en Siloé». La pasión musical de Xavi nació gracias a su hermano mayor. «Con once años, me enseñó un disco de Linkin Park. Me estalló la cabeza. Le pregunté: '¿Cómo han hecho esta pasada'. Y me dijo:'Pues jugando tantas horas a la consola seguro que no'». Así que Xavi revendió su Play Station 2 y con el dinero que obtuvo se compró un sintetizador. Estudió el grado elemental de música en una academia y después siguió su formación de forma autodidacta: «Por Internet, con programas, vídeos de Youtube». Comenzó una andadura en la producción hasta que en 2018 volvió a coincidir con Fito en Stateroom Studios, el proyecto de Óscar.
Juntos, han llevado Siloé a un «sonido complementario» que ha evolucionado desde 'La verdad' (2016) y 'La luz' (2018) hasta 'Metrópoli', su último álbum, que ahora mostrarán en los escenarios. «El año pasado, pese al coronavirus, tuvimos una treintena de actuaciones, propias de Siloé y como banda de Alba Reche». En este inicio de primavera comienzan una gira de salas con fechas ya cerradas. «Va a ser un año de mucho pico y pala», auguran.
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