Jorge y Luis Ángel Rodríguez | Loteros de Valladolid

«Aquí vive gente trabajadora y los agraciados con el gordo seguro que lo necesitaban»

Los dos hermanos llevan cinco años regentando la administración, que anteriormente estaba ubicada en la calle Esperanto, y hace dos años se mudaron al paseo de Zorrilla, cerca de El Corte Inglés. Durante todo este tiempo, tanto Jorge, de 33 años, como Luis Ángel, de 37, han trabajado con la ilusión de dar algún día el primer premio de la Lotería de Navidad o del Niño y ese día, por fin, ha llegado. «Es la primera vez y es bastante ilusionante», reconocía Jorge poco antes de explicar que el camino hasta conseguir dar el primer premio del sorteo del Niño ha sido duro, tanto para su hermano como para él. «Yo antes era militar y mi hermano fumigaba con mis primos. Hemos hecho de todo. También he sido mozo de almacén y camarero para ganarme la vida, pero vimos una oportunidad de inversión con la administración y nos metimos en esto», explicaba Jorge, quien espera que este primer premio sea un acicate y ayude a su establecimiento a consolidarse en el mercado. «Llevamos poco tiempo y es difícil hacerse un hueco entre las administraciones de toda la vida, que han repartido más premios», reconocía Jorge.

Los hermanos Rodríguez estaban muy felices. «He tenido que contener las lágrimas cuando me ha llamado la delegación para contármelo», afirmaba Luis Ángel. Pero a ellos no les había tocado la Lotería y no había ni rastro de los agraciados, aunque los loteros reconocieron que conocían a alguna de las personas que llevaban el número 94974. «Conocemos a dos de los que les ha tocado. Nos han llamado para darnos las gracias», reconocía Jorge, que quiso preservar el anonimato de los premiados, aunque sí que dio alguna pincelada de su perfil. «En este barrio viven trabajadores que se levantan muy pronto. Las dos personas que sé que llevan el número son gente normal y estoy convencido de que necesitaban el premio. No son gente pudiente. Espero que lo disfruten y que no lo malgasten», indicaba Jorge, que en un día de alegrías sólo tenía una tristeza: «lo he mirado y nosotros no llevamos ninguno», concluyó este lotero, que, aparte de dos millones de euros, ha repartido alegría, esa que decía Lord Byron que para tenerla hay que compartirla.