Zambomba flamenca celebrada en la plaza Fuente Dorada Carlos Espeso

Valladolid

Los villancicos flamencos toman las calles de Valladolid en la víspera de Nochebuena

Más de un centenar de vallisoletanos se han reunido en la plaza Fuente Dorada al calor de las palmas

Mario Azcona

Valladolid

Lunes, 23 de diciembre 2024, 21:02

El olor a castaña asada y las luces de colores son clásicos que te transportan a la Navidad y a esas gélidas tardes de diciembre. El invierno, una época que viene acompañada de frío, nieve y, en muchos casos, de compañía. El característico -casi más ... de cuento que de día a día- crepitar de las brasas en la chimenea, la manta en las rodillas y las sillas alrededor de la lumbre con un cazo de barro desbordante de sopas castellanas que terminan de templar el cuerpo.

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Una estampa familiar de alegría y celebración que pide acompañar de música, percusión e improvisación. Y, aunque si hay un instrumento por excelencia para esta imagen navideña como es la zambomba, la guitarra española y el cajón flamenco bien se prestan a ello. Valladolid ha traído la tarde de este lunes 23 de diciembre hasta sus calles esta tradición. La plaza de Fuente Dorada ha sido testigo de estos villancicos aderezados con un toque del sur. Las bulerías. Una forma de cantar y bailar para «celebrar la llegada del Niño Dios».

«Se trata de transportarse a un pesebre, con sus pastorcillos y una fiesta de amigos. Pero lo más importante es disfrutar de la música», así definen los autores esta fiesta flamenca que ha llenado de curiosos el entorno de la 'Plaza de los Deseos' instalada en la calle Ferrari para disfrutar de ocho cantores en total, dos guitarras, un cajón, voz y palmas, sobre todo palmas.

Más de un centenar de vallisoletanos se han reunido en la plaza de Fuente Dorada «al calor de los villancicos flamencos» para empezar con ritmo la víspera de Nochebuena. «Una actividad para todos los públicos, para dar palmas y bailar», defienden sus propulsores. Y así ha sido. Una actividad que ha congregado desde niños de 3 años, estos los más animados, a parejas de jubilados que «disfrutaban de la estampa navideña».

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A medida que sonaban las primeras letras los corrillos iban tomando la plaza y las palmas junto a los olés se apoderaron del ambiente. A la par que los artistas clamaban «para el frío palmas» a lo que el público vallisoletano ha respondido con bailes.

Martín, a los hombros de su padre, ha sido uno de los pequeños que ha quedado hipnotizado por las voces y percusiones. Mientras, su madre bromeaba con su abuela e indicaba que «este año tenemos que poner La 2 para que vea a los Chichos y los Chunguitos», mientras su abuela reía e interrumpía a la madre para decirle que los ojos del niño iban al cajón, e igual había que escribir a los Reyes para que cambien la carta.

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«Yo soy más clásica, me gusta Raphael, pero a mi marido antes siempre que podía ponía los villancicos flamencos en casa, justo pasábamos por aquí con unos amigos y nos hemos quedado, cómo se lo iba a perder», reía Martina González, mientras sus amigas -algo más animadas- bailaban al ritmo de las palmas.

Aunque los villancicos en su origen se dotaban de percusión con ollas grandes con una vejiga de cerdo o una piel de conejo, lo que ahora es conocido como zambomba, debido al alto precio de las guitarras, ahora en el siglo XXI «este arte no se entiende sin las cuerdas», concluyen los artistas.

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