Valladolid

La «vida anónima» del fallecido con un golpe en la cabeza en Huerta del Rey

En ese bloque, compuesto por catorce pisos, el fallecido, del que desconocían nombre, profesión y pasado, adquirió el séptimo B hace «aproximadamente un año». «Creemos que era de algún barrio de Valladolid y que nunca había vivido en Huerta del Rey, pero era muy íntimo. Muy suyo», insisten. Porque ese anonimato que buscaba el fallecido, que encontró la muerte en principio en un accidente doméstico, lo reflejaba hasta en su propio buzón. Sin nombre ni apellidos, tan solo un 7ºB en un tamaño de letra grande se podía ver como identificación para recibir la correspondencia.

En ese aproximado año de estancia en el barrio, al vecino anónimo se le veía en las zonas comunes para «entrar y salir» del inmueble. «No me atrevo a decir que viviera solo. Tal vez, aunque alguna vez se le veían visitas porque subía acompañado. Ni siquiera sabíamos si trabajaba o no. Nunca dio ningún problema y hasta se le vio en alguna reunión de vecinos», concluyen a la par que se agarran a la principal hipótesis que maneja la Policía: la de un accidente doméstico con fatal desenlace por un golpe en la cabeza.

La investigación por parte del grupo de Homicidios continúa abierta, a la espera de que la autopsia arroje luz para descartar absolutamente si hubo implicación de terceras personas.

Los hechos de la muerte del vecino del número 17 de Rigoberto Cortejoso trascendieron en la mañana de este miércoles, cuando un familiar de la víctima, al no tener noticias de su ser querido, dio aviso a emergencias. Hasta su vivienda se trasladaron varias patrullas de la Policía Nacional para que el grupo de Homicidios se hiciera cargo de las pesquisas. Al final de la mañana, el servicio forense se llevaba el cuerpo sin vida ante la expectación que había generado el suceso.

Docenas de vecinos flanqueaban todas las aceras mientras la rumorología circulaba por cada esquina. Se hablaba de situaciones dantescas ante el desconocimiento de los hechos. Esas especulaciones, 24 horas después, ya habían desaparecido de las conversaciones para intentar continuar con el día a día.