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La histórica planta de Ovosec, que ocupaba un picón de los terrenos de la también desaparecida Textil Castilla, acaba de pasar por la piqueta dos lustros después de que sus propietarios cerraran la fábrica que elaboró la popular huevina, y otros derivados del huevo ( ... en polvo, congelado....), entre 1967 y 2010, cuando entró en concurso de acreedores. La Victoria dice así adiós a uno de sus últimos vestigios industriales, cuya parcela, que ocupa una manzana entera entre las calles Manuel López Antolí y Europa, dos perpendiculares a la avenida de Gijón, están destinadas inicialmente a la construcción de una hilera de adosados, similar a los situados justo enfrente de la antigua fachada principal; mientras que una parte de la parcela estaría destinada a la ampliación de un espacio peatonal ya existente y a la prolongación de la calle Neptuno para darle salida a Manuel López Antolí, según recoge el nuevo Plan General de Ordenación Urbana.
Las instalaciones de Ovosec cerraron sus puertas en los meses siguientes a la declaración de la empresa en concurso de acreedores en 2010 y sus edificaciones fueron declaradas en ruina en 2017, un año antes de la aprobación de un primer proyecto de demolición, cuya ejecución finalmente se retrasó dos años. La vieja factoría de productos derivados del huevo, cuyos muros carecían de catalogación, aunque sí contaba con una singular fachada principal de cerámica y un lateral acristalado, fue abandonada a su suerte poco después de su cierre, cuando los terrenos pasaron a manos de una sociedad inmobiliaria, y en los últimos años había sido objeto de robos de chatarra y vandalismo al estar abiertas sus puertas de par en par por la entrada de Manuel López Antolí.
El Ayuntamiento autorizó definitivamente el derribo de la planta el 20 de noviembre de 2019, cuando la Junta de Gobierno aprobó la concesión de la licencia de obras de demolición a la sociedad Time Frame Frader, dependiente de la sociedad inmobiliaria Proyectos Tobacor, ambas con sede social en Valladolid. Sus operarios tomaron hace poco más de un mes las destartaladas instalaciones de la fábrica para reducirla a escombros, a falta solo de un pequeño edificio situado en la esquina de la calle Europa. Las máquinas trabajan estos días para retirar los restos de la planta y dejar el solar limpio.
Los vecinos reciben ahora con satisfacción la demolición de la fábrica después de años reclamando precisamente su derribo debido a los «continuos problemas de inseguridad y de salud pública que estaba generando». En su interior, al margen de los robos de chatarra, maquinaria o cableado, se registraron numerosos incendios y sus muros muestran pintadas que evidencia el paso de jóvenes por unas edificaciones que llevaban tres años declarados en ruina y que estuvieron abiertas hasta el inicio del derribo en el mes de mayo.
El barrio de La Victoria, que en sus orígenes fue eminentemente industrial, despide así a otro vestigio industrial que se suma a la reciente demolición de la no menos histórica planta de bombones Uña (allí se levanta ahora un bloque residencial). Años antes, en los noventa, ya cerró su planta más grande, la de la Textil Castilla (1936), una empresa que llegó a dar trabajo a más de cuatrocientas personas y sobre cuyos terrenos se construyeron bloques de pisos y la plaza de La Solidaridad. Solo se salvó de la quema una esquinita, en la que abrió sus puertas Ovosec en 1967. Ahora acaba de pasar también por la piqueta.
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