Secciones
Servicios
Destacamos
Sofía Fernández
Sábado, 19 de septiembre 2020, 08:13
Dicen que todo llega para quien sabe esperar, que a la tercera va la vencida, y aunque esta popular frase se atribuye a muchas situaciones cotidianas, lo que no podían imaginar Víctor Manuel Rubio y Verónica Pérez es que tendrían que aplicar este dicho a la planificación de uno de los días más importantes de sus vidas, su boda.
Esta joven pareja que se conoció en el trabajo hace cinco años era ajena –como lo éramos todos– hace unos meses al giro de 180 grados que supondría la llegada de una pandemia mundial a nuestras vidas. Tras una romántica pedida en octubre del año pasado en un céntrico restaurante de la capital vallisoletana, Verónica y Víctor comenzaron a planificar con cariño e ilusión su próximo enlace y acordaron darse el 'sí quiero' en el altar ocho meses después, el 6 de junio de 2020, en la iglesia palentina de San Miguel, y celebrar con amigos y familiares el banquete en el Palacio Condes de Gamazo de Boecillo.
Tras más de medio año de preparativos, y con todo ya fijado –fecha, fotógrafo, flores, banquete, iglesia, vestido, traje, alianzas, detalles, viaje, invitaciones repartidas a sus cerca de cien invitados y las ganas de que llegase el día–, lo que apareció fue un virus demoledor que se llevó por delante la vida y los planes de miles de personas. «Empezamos a darnos cuenta de que era mejor posponer la boda a las tres semanas de confinamiento, ya que la cosa se estaba poniendo muy fea y no veíamos seguro casarnos en la fecha prevista», explica ahora más aliviada Verónica.
Evidentemente no había posibilidad ni ganas de festejar las despedidas de soltero de ambos, y lo único que quedaba era esperar a que la situación y las cifras mejorasen. Pero no fue así. Finalmente se pusieron en contacto con la iglesia y al restaurante para cambiar la fecha. «Se han portado estupendamente, tanto en la agencia de viajes como en el lugar de la celebración de la ceremonia y el banquete, dándonos la posibilidad de elegir otro día sin tener que perder la señal que habíamos adelantado».
Así las cosas, decidieron elegir el 10 de octubre como segundo intento para la celebración de sus esponsales. «Es cierto que cuando lo aplazamos por primera vez la situación no estaba bien, pero no sabíamos que esto iba a durar tanto y, sobre todo, que se iba a recrudecer el rebrote como el que está habiendo ahora mismo» señala la futura esposa.
Las opciones que había eran dos: celebrar el enlace o aplazarlo. De elegir hacerlo el próximo octubre, las restricciones amenazaban en cierto modo su día. «El uso de la mascarilla, por supuesto obligatorio en todo momento, los invitados solo podrían quitársela para comer o beber, el 'lunch' no podría llevarse a cabo de forma normal, pues tendrían que ser los camareros los que sirvieran en las mesas, donde no podían ser más de diez comensales. No habría tampoco opción de baile típico de todas las bodas y el miedo a que les pasase algo a nuestra familia y amigos fue decisivo para posponer por segunda vez el enlace», narra con resignación.
Desde principios de marzo, la contratación de este tipo de eventos que mueven en España unos 3.500 millones de euros anuales ha descendido de forma exponencial en un sector que da el año por perdido, ya que la cancelación de las bodas es la nota dominante. Solo en abril y marzo se anularon más de 17.000 enlaces, cifra que retrata la repercusión en este sector.
«Nunca nos planteamos reducir la lista de invitados, porque es un día que queremos compartir con nuestra familia y nuestros amigos, eso no se nos pasó por la cabeza, ya total nos da igual esperar un poco más», dice Verónica. Y es que, en el terreno personal fue duro para la pareja hacerse a la idea. «Te llevas una decepción muy grande cuando preparas algo con tanto cariño. Esta vez ya se lleva de otra manera. Ambos sabemos que lo más sensato es esperar, y más cuando los principales focos de contagio son las reuniones familiares, de amigos y las bodas y comuniones. No nos perdonaríamos que pasase algo, mi suegra y mi padre son personas de riesgo y todo el mundo ha entendido que es lo mejor que podíamos hacer», manifiesta la novia.
Con la vista puesta en septiembre del año que viene, esta joven pareja espera la llegada del enlace con las mismas ganas que tenían el día que, tras la pedida, se pusieron manos a la obra para organizarlo todo. Esta vez con la lección aprendida de que todo puede cambiar de un día para otro y seguro de que, para ellos, a la tercera va la vencida, porque todo llega para quien sabe esperar.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Jon Garay y Gonzalo de las Heras
Equipo de Pantallas, Oskar Belategui, Borja Crespo, Rosa Palo, Iker Cortés | Madrid, Boquerini, Carlos G. Fernández, Mikel Labastida y Leticia Aróstegui
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.