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Es lo que tiene el cuidado del medio ambiente y la salud. Que lo que se gana por un lado se puede perder por otro. En este caso, en rapidez. El veto a los herbicidas, concretamente al glifosato, ordenado por el equipo de gobierno desde ... su entrada en el Ayuntamiento de Valladolid en 2015, está ralentizando, un año más, la retirada de maleza de las calles, parcelas y alcorques de la ciudad. La apuesta de la coalición PSOE-Toma la Palabra por evitar químicos en el tratamiento vegetal obliga a que esta tarea se realice con medios mecánicos. Lo que antes desaparecía con unos chorros de pesticida, ahora requiere del trabajo con desbrozadoras manuales de disco en una tarea casi de cirugía vegetal entre las baldosas de la aceras, las juntas de hormigón de los paseos o el espacio de plantación de los árboles.
Tanto el Partido Popular como Vox, que hoy preguntará en el pleno municipal por lo que considera un «abandono» de las zonas verdes, están siendo muy críticos con el aspecto que presentan algunos barrios, llamativo este año, además, por una primavera explosiva tras un invierno pasado por agua.
Fuentes del Servicio de Parques y Jardines explican que en el caso de los paseos, alcorques y zonas de arbustos se trataban con herbicidas de postemergencia y contacto, especialmente con formulación con la materia activa glifosato. Este herbicida se dejó de emplear hace cinco años como medida preventiva al relacionarlo la Organización Mundial de la Salud (OMS) con el desarrollo de procesos cancerígenos. Aseguran en este área que, aparte de la iniciativa que tomó la concejalía, también había quejas de ciudadanos que estaban contra este tipo de tratamiento por la pérdida de vegetación y colorido de las parcelas no edificadas, lo que llevó a abandonar este sistema y apostar por desbroce mecánico, un trabajo que se lleva a cabo después de la floración.
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La concejala de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible, María Sánchez, presentó ayer las actividades organizadas por Aquavall con motivo del Día Mundial del Medio Ambiente, que se celebrará el 5 de junio. Este año se ha organizado una jornada de limpieza en el río en colaboración con la Asociación de Amigos del Pisuerga a la que se puede sumar la ciudadanía. La actividad se desarrollará esa jornada a partir de las 10:00 horas. El punto de encuentro será la caseta de la asociación, junto al puente de Poniente, y en función del número de participantes se delimitarán las zonas de limpieza. Los participantes recibirán unas instrucciones por parte de los miembros de la asociación y un equipo para la limpieza facilitado por Aquavall, que incluye chaleco reflectante, guantes, mochila y botella reutilizable.
Otra de las novedades de este año será la incorporación de la jornada de deporte inclusivo El Pisuerga sin barreras, una experiencia pionera en Valladolid de acercamiento de deportes acuáticos a personas con algún tipo de discapacidad, promovida por el surfista adaptado Ángel Luis Curiel, embajador del agua del grifo de Valladolid, quién ha presentado la actividad.
La jornada permitirá acercar disciplinas como surf y padelsurf (por la mañana de 10:00 a 12:00 horas), mientras que por la tarde se centrará en el piragüismo y natación en aguas abiertas. La programación completa en la web aquavall.es.
Ahora, para la eliminación de vegetación espontánea se emplea el equivalente en horas a sesenta trabajadores durante todo un año. «Los equipos son muy variables a lo largo del ejercicio, pero los más amplios se despliegan en mayo, junio y julio», aclaran. Durante estos meses unas veinte cuadrillas en las que trabajan alrededor de cien operarios, 25 de ellos en activo desde el pasado 10 de mayo tras su contratación, financiada por la Junta, recorren la trama urbana para eliminar malas hierbas. A lo largo del año se desbrozan unas 150 parcelas no edificadas, la mayoría dotacionales, con una superficie aproximada 950.000 metros cuadrados. En este caso, sí se pueden utilizar tractores u otros vehículos que permiten abarcar superficies más amplias. El conjunto de intervenciones en las distintas superficies alcanza alrededor de 400 hectáreas que, dependiendo del año, pueden llegar a limpiarse de maleza dos o tres veces, con lo que se puede alcanzar los doce millones de metros cuadrados, según los datos aportados por el departamento.
La labor se realiza durante todo el ejercicio. Así, las parcelas dotacionales se desbrozan una o dos veces, en el periodo comprendido ente mayo y septiembre. En el caso de los alcorques, es muy variable en función de la compactación de estos y puede variar de una a seis veces por temporada, generalmente desde febrero hasta octubre. La época de mayor acumulación de trabajo, sin embargo, es de abril a mediados del mes de agosto. Es a partir de ahora pues cuando la operación se reactiva e intensifica.
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