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«Los veterinarios somos esenciales; los animales no entienden del virus»
Juan Monge, veterinario ·
«Lo que más nos llega son alergias, mascotas que vomitan, se les hincha la cara y les salen habones por todo el cuerpo», aseguraSecciones
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Juan Monge, veterinario ·
«Lo que más nos llega son alergias, mascotas que vomitan, se les hincha la cara y les salen habones por todo el cuerpo», asegura«Somos servicios sanitarios también, estamos reconocidos como tal, y tenemos la obligación moral de mantenernos abiertos porque los animales no entienden de pandemias, al menos de esta». Quien habla es Juan Monge Albarrán, propietario de la clínica veterinaria Zorrilla, «una de las muchas» de Valladolid, dice, que durante la cuarentena permanece abierta. Reconoce que el sentir general en el sector durante estos días es que no se sienten «valorados». Que están en un «segundo plano», una circunstancia a la que no encuentran explicación. «No nos están considerando nada y somos un sector que tenemos mucho que decir en esta crisis; la figura del veterinario es más importante de la que se está considerando», asegura.
A pesar de ello, desde que se decretó el estado de alarma han estado «al pie del cañón, como si no pasara nada», aunque la afluencia de clientes en este centro veterinario ha disminuido en torno al 50%. «Hemos bajado mucho la clientela, más o menos la mitad, y lo que nos cuenta la gente es que tiene miedo de salir de casa», afirma, al tiempo que revela que las consultas a través del teléfono «han aumentado muchísimo». «La gente no sabe si puede o tiene que venir; está un poquito desorientada y preocupada», continúa.
Pero los dueños de las mascotas, «como es lógico», siguen acudiendo a los veterinarios. En el caso de la clínica Zorrilla, tienen que solicitar cita previa, pues está «cerrada con llave», aunque de forma presencial solo atienden aquellos casos que son catalogados como «graves». «Están viniendo animales enfermos como si no pasara nada; esto (en referencia a la covid-19) nos afecta a los seres humanos y ellos se ponen malitos igual. Estamos en una época de muchísimas alergias con la primavera que estamos teniendo y muchas de ellas son graves», apostilla. «Muchas veces lo tenemos que dejar a elección del paciente, y siempre respetando las medidas de seguridad. Nos protegemos con mascarillas, mamparas protectoras y guantes, que aunque limitan mucho el trabajo los usamos, y sino continuamente nos lavamos con gel hidroalcohólico», prosigue.
Precisamente las alergias son las enfermedades que copan la agenda diaria de este equipo durante el confinamiento. Algunas de ellas, explica Monge, pueden acarrear «graves consecuencias si no se tratan». «Lo que más nos llega es por el tema de las alergias;son animales que vomitan, se les hincha la cara, les salen habones por todo el cuerpo y tienen un picor incesante», desvela. También han percibido un «ligero» incremento de propietarios que solicitan ayuda para reparar las uñas de sus mascotas. «Como ahora pasean más por zonas de no parque se pueden enganchar y se las rompen, y es algo que hay que curarlo porque si no se la pueden preparar», incide.
¿Y cirugías? «Pues también, aunque es de lo que menos tenemos», confiesa este veterinario. También reciben casos de cortes y fracturas, aunque son «mínimos». A todo ello, además, cabe añadir el seguimiento que realizan a los enfermos crónicos, cuyas citas no se ven alteradas. «Seguimos manteniendo las visitas normales de control de corazón, diabetes, vendiendo ciertas medicaciones... En definitiva, que necesitan un control y un seguimiento que no entiende de parones ni de pandemias», subraya.
Sin embargo, los servicios que mientras se prolongue la emergencia sanitaria no cubrirán son aquellos «que consideramos no esenciales», como cortar el pelo o las uñas. «No solemos atenderlo, pero en nuestro sector para el propietario todo lo que le pase a su mascota es grave», señala.
Sabe que son «tiempos difíciles para todos». Que la crisis de la covid-19 pasará factura en el sector, «como pasará con todo». Sin embargo, Juan Monge cree que el hecho de que en su clínica veterinaria se trabaje «mucho con animales exóticos, conejos, cobayas y pajaritos» les permitirá amortiguar una más que previsible caída. «Otras clínicas trabajan mucho menos que nosotros con ellos, y tenemos un volumen de visitas un poquito más elevado gracias a eso», asevera.
Reciben clientes no solo de Valladolid, sino también de otras provincias cercanas como Palencia. «En total», estima Monge, pasarán «entre diez y veinte» consultas cada día, una cifra que «aunque ha caído, no está nada mal». «Llevamos el protocolo de seguridad de una forma muy estricta y a pesar de que el número de consultas está bastante bien, evitamos a toda cosa que en la sala de espera haya alguna persona o que coincidan varios dueños y sus mascotas al mismo tiempo».
Cuando Juan Monge atraviesa cada mañana las puertas de su clínica veterinaria cambia el 'chip'. Centra toda su atención en su trabajo, «en salvar vidas», y se le «olvida todo lo que pasa fuera». Ya lo hacía antes de que se decretara el estado de alarma, pero ahora, «con la que está cayendo», más aún. «Es algo que yo creo que nos pasa a cualquiera que estemos de cara al público como sanitarios u hospitales. Estamos el primera línea, expuestos, pero al final te metes en tu trabajo y se te olvida el riesgo que corres», comenta este veterinario.
Reconoce, además, que el hecho de estar la mayor parte del día en la clínica le «ayuda» a afrontar la crisis sanitaria. «Luego ya, cuando sales a la calle y ves el vacío que hay, cuando empieza todo el mundo a aplaudir a las ocho, eres un poco consciente de lo que sucede y te acuerdas de todo lo que está pasando, pero estar dentro es lo que nos está ayudando psicológicamente a sobrellevar todo este tema», apunta. Asimismo, afirma que no les «preocupa» el hecho de saber si están o no contagiados. «Sin pruebas no vamos a saber nada, pero este tipo de profesiones son más vocacionales que otra cosa y se te olvida todo», concluye.
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