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La Vera Cruz sale a la calle 19 días después del derrumbe en su iglesiaNuestra Madre la Virgen de los Dolores de la Vera Cruz regresó este domingo a las calles de Valladolid 19 días después del derrumbe de la cúpula de la iglesia de la Vera Cruz. La talla de Gregorio Fernández fue portada en andas hasta la ... iglesia parroquial de San Miguel y San Julián en un recorrido en el que estuvo arropada por centenares de personas, muchas de ellas ataviadas con la camiseta de la selección española, que comenzó la final de la Eurocopa cuando finalizó la procesión.
Los actos programados comenzaron en la catedral, donde se celebró una misa de acción de gracias en la que el arzobispo de Valladolid y presidente de la Conferencia Episcopal, Luis Argüello, mostró su apoyo a los miembros de la cofradía penitencial de la Vera Cruz. «Un acontecimiento como el que nos convoca aquí nos afecta a todos:a las cofradías, a la Iglesia, a los devotos y también a la sociedad por lo ocurrido a un bien que embellece nuestra ciudad y convoca a otros a que vengan y la visiten», señaló Argüello, quien se dirigió a los cofrades en los siguientes términos: «Habéis querido hacer esta eucaristía como acción de gracias, lo cual supone el querer leer este acontecimiento doloroso, estremecedor, en su primer momento, desde una perspectiva providencial. El hecho de que no haya habido daños personales, ni materiales en esas figuras tan extraordinarias, es un motivo de acción de gracias porque hemos querido ver la mano de la Virgen protegiendo a todas las personas y bienes afectados. Os invito a que sigamos haciendo esta lectura providencial», indicó el arzobispo.
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En sus palabras, Argüello usó una figura retórica a la que denominó como 'la parábola de la cúpula. «Jesucristo es el cimiento, la piedra sobre la que se edifica la vida de la Iglesia, pero también es la clave de bóveda que todo lo recapitula», comenzó el presidente de la Conferencia Episcopal para continuar después señalando que «en las primeras impresiones del colapso de la cúpula –de la iglesia de la Vera Cruz– se nos ha dicho que se ha dado porque las maderas que sostienen la cúpula estaban prácticamente convertidas en polvo, habían perdido su ser, se habían corrompido y en esa corrupción está en la causa de este colapso. Si no pensamos en el edificio de maderas, de piedras de argamasa y lo hacemos en el edificio de piedras vivas, en el que formáis las hermandades y cofradías, ¿cuál es cimiento que las sostiene?», preguntó al aire Argüello para responder acto seguido de la siguiente manera:« Es nuestra relación con Jesucristo, nuestra escucha de la palabra, la acogida de la gracia a través de los mandamientos. Es la expresión de nuestra cercanía en el amor fraterno y solidario a aquellos que más lo necesitan.Cuando descuidamos esos cimientos, cuando se corrompe lo que sustenta la vida cofrade podemos mantener durante un tiempo una apariencia. Nos pasa en las comunidades cristianas, le está pasando a la Iglesia europea, hermanos, que abandonando sus cimientos, que dejando la relación viva con el Señor, llega un momento en el que el edificio de piedras vivas, que somos las comunidades cristianas, tienen riesgo de colapsar», espetó.
Fue después de este discurso crítico, en los últimos minutos de la misa, cuando habló Raúl Díez Segovia, presidente de la Cofradía de la Vera Cruz de Valladolid. «El pasado 25 de junio, poco antes de las 14:00 horas, al personal que estaba trabajando en la restauración de la iglesia, a los cofrades de la Santa Vera Cruz y a muchos vallisoletanos se nos encogió el alma de repente cuando la cúpula de nuestra casa, que tanto significa para nosotros, se derrumbó. Nuestro templo, otrora lleno de luz, nos devolvía imágenes nunca vistas que quedarán para siempre en nuestra memoria. Vivimos momentos de angustia y preocupación que tornaron en un sentimiento colectivo de profundo agradecimiento al constatar que el bien más preciado que tenemos las personas, la vida, estaba a salvo gracias a la intercesión de Nuestra Señora de los Dolores de la Vera Cruz», señaló Díez Segovia en un emotivo discurso.
Una vez acabada la misa, llegó el momento en el que se abrieron las puertas de la catedral para que la imagen de de Gregorio Fernández (de 1623) fuera trasladada en procesión hasta la iglesia parroquial de San Miguel y San Julián, donde permanecerá de manera temporal junto a las imágenes del Atado, el Ecce Homo y el Lignum Crucis hasta que se culminen las reparaciones en la Iglesia de la Santa Vera Cruz.
Dos de los seis trabajadores que se encontraban en la iglesia cuando colapsó la cúpula participaron ayer en lo vivido en la catedral con una ofrenda. José Eulogio Olandía, el encargado de la obra, se mostró emocionado al acabar la misa. «Se me pone la carne de gallina cuando pienso lo que pasó. Sigo pensando que ha sido un milagro que no haya pasado nada. Estábamos arriba cuando pasó todo y yo me quedé al borde del precipicio cuando se cayó la cúpula. Se vino abajo toda la cúpula hasta donde yo tenía los pies», recordó este trabajador, que recordará por siempre el ruido de aquella tarde. «Escuchamos un crac y de repente no había nada. Luego, un instante después, se escuchó un estruendo», concluyó Olandía, quien solo encuentra una explicación divina a que el suceso se saldara sin daños personales.
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