

Secciones
Servicios
Destacamos
Pincia, pone en mayúsculas debajo del nombre de la ciudad 'Valadolid' (con una sola l), y al lado de municipios como Renedo, Boezillo (con zeta), ... Simancas, Pesquera o Pennafil (con ene y sin e).Los puntos con los que están marcadas estas localidades se sitúan en la parte superior (la referencia más al norte es Saldaña) del mapa de Castilla que en el año 1606 publicó en Amsterdam el cartógrafo Jodocus Hondius. Es uno de los tesoros que custodia la cartoteca del Instituto Geográfico Nacional, un auténtico joyero que ofrece de forma gratuita la posibilidad de consultar 'on-line' tesoros cartográficos como este, editados en un momento en el que Valladolid era capital de la Corte y del imperio (lo fue entre 1601 y 1606). Unos años, además, en los que Flandes se convirtió en «el núcleo más brillante de la cartografía mundial».
«La mayor parte de los mapas de España que se publicaban estaban editados fuera del país», explica Carmen Líter Mayayo, trabajadora emérita de la Biblioteca Nacional, quien recuerda que ese auge en los Países Bajos paliaba el «vacío cartográfico» de la Península. Se venía de unos años complicados, en los que afloró una doble tensión. Por un lado, era la época de los grandes descubrimientos geográficos.
«Las nuevas tierras descubiertas necesitaban una representación» y los comerciantes y mercaderes demandaban mapas que les guiara en su camino por esas nuevas rutas. Sin embargo, «la competencia y la lucha por el control de los nuevos hallazgos auparon el conocimiento geográfico a la categoría de información estratégica por parte de la monarquía y, por tanto, se restringió tanto el acceso como su difusión», indica Joan Capdevila, del Centro Nacional de Información Geográfica. Así, «muchos proyectos cartográficos quedaron circunscritos a los círculos de poder o, directamente, sepultados en archivos». Hoy, que todos los mapas del mundo caben en la palma de la mano y una pantalla del móvil, llama más la atención una decisión así.
Como consecuencia de estas ideas, en la época de los Austrias se produjo «un enorme vacío de publicaciones cartográficas en la España peninsular». Aquí no se publicaban mapas. Pero, en cambio, a partir de 1570, la actividad editorial de mapas y atlas se potenció en la provincia de los Países Bajos, con focos principales en Amberes, la ciudad más floreciente en la que se impulsó «la edad de oro de la cartografía», como recuerda la historiadora Carmen Manos Porto, y Amsterdam. Manos Porto apunta nombres como los de Abraham Ortelius, Mercator-Hondius y Gerard de Jode. «Sus mapas, muy ornamentados, circularon por las cortes europeas». Y ejemplares de muchos de ellos –aquí se reproducen algunos de los más importantes de aquella primera mitad del siglo XVII– se custodian en el Instituto Geográfico Nacional (IGN).
Marcos Pavo, jefe del área del registro central de cartografía del IGN, explica que una de las novedades de esta época fueron los mapas orlados, en los que el componente estético ganaba presencia para atraer a un público cada vez más amplio. Así, se empezaban a incluir vistas de ciudades, personajes vestidos con atuendos regionales o escudos de armas.
Tal vez la figura más relevante en la edición y recopilación de mapas fue la de Gerard Kremer Mercator (1512-1594). Natural de Flandes, fue el cartógrafo oficial de Carlos V y uno de los primeros en utilizar la palabra atlas para referirse a la colección de mapas encuadernados. A su muerte, en 1595, su hijo publicó uno de esos atlas. Nueve años después, Jodocus Hondius adquirió las planchas de esas obras y añadió los mapas de algunos países que Mercator no había dibujado. De su mano salió este mapa de Castilla –de 36x50 centímetros– fechado en 1606 y publicado por primera vez en Amsterdam. La planimetría incluye los principales núcleos de población y la división de reinos.
Un hijo de Hondius se encargó –junto a su cuñado Petrus Bertius– de la edición que en 1616 se hizo de 'Tabularum Geographicum Contractarum', un atlas del mundo, prolongación del 'Caert Thresoor' de Bernardt Languenés. Bertius (1565-1629) fue un matemático y bibliotecario flamenco en la Universidad de Leyden, en Holanda.
Hay dos mapas más representativos de estos primeros decenios del siglo XVII. Son versiones de la obra de Mercator, bautizadas como 'Atlas minor' (tenía menor tamaño que aquel), con reproducciones en los años 1632 y 1635, durante el reinado de Felipe IV. Esta sucesión de versiones de un mismo mapa era habitual en la época. Capdevila explica que muchos eran «a escalas pequeñas y medias, muy ornamentados y que no exigían una gran precisión en los datos. De hecho, era habitual la copia entre ediciones de la información meramente geográfica, por lo que los errores e inexactitudes se transmiten con facilidad» de unos a otros. Ya durante el siglo XVIII, con la extensión de las ideas ilustradas, se reactivó la elaboración de mapas en España.
Estos son algunos de los mapas de Castilla más representativos de la época.
Año 1606. Autor: Jodocus Hondius. Publicado en Amsterdam.
Mapa montado sobre tela de 36x50 centímetros. Pertenece a la obra 'Atlas sive Cosmographicae Mediationes de Fabrica Mundi et fabricati figura', cuyas planchas adquirió Hondius en 1604 para añadir otros países que Mercator no había dibujado. Publicó el resultado en 1606. Incluye la toponimia en latín y castellano. En la parte inferior derecha hay una cartela en cornucopia coronada por el escudo de Castilla con el título del mapa y su fecha de edición. A la izquierda, las escalas gráficas en leguas hispanas y millas alemanas.
1616. Autor: Petrus Bertius. Publicado en Amsterdam.
El mapa pertenece a la obra 'Tabularum Geographicum Contractarum', atlas del mundo de pequeño formato, del que se hicieron varias ediciones. La primera, de 1600. La que conserva el Instituto Geográfico Nacional es la de 1616. El relieve está representado por perfiles de montaña abatidos, aunque solo está puesto el nombre de una cadena montañosa:los montes de Oca. Las ciudades están representadas con pequeños edificios y la hidrografía muestra los ríos más importantes, algunos con su nombre, como el Douro.
1632. Autor: Petrus Kaerius. Publicado en Amsterdam.
Mapa de 18,3x25 centímetros, perteneciente a la obra 'Atlas minor'. Se trata de una edición en menor tamaño del 'Atlas sive Cosmographicae Mediationes de Fabrica mundi et fabricati figura' de Gerard Mercator. El mapa de Castilla se encuentra en la página 165 de esta obra, con 199 mapas. Puede verse la división de los reinos, y las ciudades, algo común en la época, están marcadas con pequeñas edificaciones. Arriba a la izquierda hay una nota explicativa sobre los meridianos y paralelos. Debajo, las escalas.
1635. Autor: Jodocus Hondius. Publicado en Londres.
El mapa procede de una versión reducida del 'Atlas minor', el de 1932. Esta edición de 1635, publicada en Londres y en inglés, se denominó 'Historia mundi'. El meridiano de origen es el de la isla de Hierro (en las Canarias)y destaca el marco rotulado cada dos grados que bordea el mapa. El relieve está marcado con las montañas abatidas, con una división más clara de los reinos. Además, las principales poblaciones no se marcan solo con edificios simbólicos, sino también con círculo. La toponimia está en latín y castellano.
¿Y qué pasa con Valladolid capital? Basilio Calderón, José Luis Sáinz Guerra y Salvador Mata son los autores de 'Cartografía histórica de la ciudad de Valladolid', un volumen que contiene 179 planos y mapas. Recuerdan los autores que la producción cartográfica sobre la ciudad de Valladolid es «extraordinariamente irregular desde una perspectiva temporal y, con pocas excepciones, gran parte de los planos son de escasa calidad». «La cartografía disponible es escasa, no existiendo, prácticamente hasta el siglo XVI, información gráfica alguna sobre la ciudad». «No deja de ser sorprendente que una ciudad como Valladolid, sede de la Corte y centro administrativo de primer orden, apenas cuente con información gráfica digna de consideración hasta el siglo XVIII», concluyen.
«El primer documento conocido sobre Valladolid es el grabado de Braun (canónigo de la catedral de Colonia)y el grabador Hohenberg (se encargó de las planchas de estampación)incluido en la obra 'Civitatis Orbis Terrarum', editada en la ciudad alemana en 1593, con 363 planos que describen 480 ciudades. Para los dibujos, se basaron en los grabados realizados por varios autores, entre los que se encontraba Joris Hoefnagel, artista flamenco que entre 1563 y 1567 viajó por España para ilustrar sus ciudades. El grabado de Valladolid se hizo en 1565. «Las vistas del plano están tomadas desde el lugar que hoy ocupa la ermita de San Isidro, puede verse el camino a Tudela», recoge la 'Cartografía histórica de la ciudad de Valladolid'.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.