Valladolid
Los vecinos, sobre los disparos de Las Viudas: «Ya ni nos sorprende»Valladolid
Los vecinos, sobre los disparos de Las Viudas: «Ya ni nos sorprende»Los vecinos de Las Viudas -el entorno próximo donde la noche del martes se produjeron varios disparos con un arma de aire comprimido- no se muestran sorprendidos por lo ocurrido. Muchos dicen no haberse enterado de nada y no les causa estupor que la luna ... delantera de un taxi que pasaba por la zona en ese momento recibiera el impacto de un perdigón, ni que un autobús urbano recibiera dos impactos la misma noche. Tampoco que una mujer recibiera un perdigonazo en el glúteo, al día siguiente, la noche del miércoles, hechos por los que ha sido identificado un menor de 14 años.
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«Nos hemos enterado por las noticias y es raro no haber oído nada si es verdad que ha pasado aquí, porque si los vecinos de estas calles dan una patada a una lata se entera todo Valladolid», dice con sorna una vecina de la calle Ebro, que va junto a una mujer mayor, de la calle Duero.
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En las calle Embajadores, donde la mujer recibió el perdigonazo, la sensación es de indignación no solo por lo sucedido esta semana, si no por el deterioro y la inseguridad que se ha adueñado de la zona en los últimos años. «Llevo aquí desde que he nacido, 53 años, esto era distinto, pero de cinco años a esta parte no me voy del barrio porque no puedo», dice Azucena H. cuando se le pregunta por lo ocurrido en la última semana. «Hay mucha gente incívica por aquí que no respeta las normas de convivencia y que se creen por encima de todo. Y si bien siempre se piensa que en Las Viudas hay más problemas, ojo con las calles cercanas y las fruterías o las peluquerías que se mantienen abiertas hasta las tantas sin que nadie diga nada», dice indignada.
De presencia policial en el barrio nota «lo mismo que todos los días. No hay una sensación de que pasen más coches o motos de patrulla», asegura. Aunque no tiene miedo por ella y lo siente por sus padres, que son mayores y, sobre todo, por su hija de 17 años cuando vuelve a casa por la noche. Azucena se queja además de la impunidad con la que actúan muchos, «en la piscina de Canterac tienes que ir a bañarte en turnos si no quieres que te roben lo que llevas, invito al alcalde a que venga a darse un baño», finaliza antes de seguir su camino.
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María Carmen Gómez, tiene 64 años y lleva desde los cinco, residiendo en la calle Caamaño. «Lo que nos da miedo real a los vecinos es que por las disputas que tienen entre ellos, de refilón, nos toque a los demás y nos pase algo», señala la vecina. Atraviesa con frecuencia la barriada, «no hay que dejar que te falten al respeto, si nos achantamos todos, al final se salen con la suya y no hay que mostrar debilidad o miedo porque muchas veces son críos que no tienen normas y hay que plantarles cara», explica González.
Juani
Vecina de Calle Olmedo
«Sucesos como estos o cuando hay disparos en Navidad, los registros o las detenciones, las peleas, el trapicheo... hacen que cuando quieres vender o alquilar un piso, la cantidad que te ofrezcan sea de chiste», coinciden ambas.
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«Somos conscientes de esta problemática y se lo hemos hecho saber al Ayuntamiento en varias ocasiones pero nada. Esto en 2016 era una zona relativamente tranquila y ahora da hasta miedo bajar al perro o ir con los niños al parque Lola Herrera por las peleas, los trapicheos y el mal ambiente», dice Gorka González, vicepresidente de la Asociación de Vecinos Delicias.
De hecho, el va más lejos para que sus hijos disfruten del parque y también se ha planteado vender su casa, «pero no sacas ni lo que pagaste por ella. En calles como Caamaño hay negocios de toda la vida que están cerrando porque la gente se siente insegura al ir por allí», lamenta el vecino de calle Canarias. Estos últimos episodios, de los disparos, afianzan la idea que tiene los residentes de la zona, «esto parece una ciudad sin ley y es una auténtica pena que se deje así un barrio como este», puntualiza.
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Miguel y Juani llevan 44 años viviendo en la calle Olmedo y conocen de sobra el barrio y cómo ha cambiado. «Desde hace unos 10 años hay mucha más inseguridad y la presencia policial es la misma. Total, si vienen luego no les hacen nada y saben de sobra lo que hay», dice él con enfado. «Que luego la gente diga que es cosa de críos porque lo ha hecho un chaval de 14 años no me vale, no es excusa. Bien saben lo que hacen», asegura.
Su mujer añade otra reflexión como veterana vecina de un barrio que consideran ha cambiado mucho. «Es triste ver cómo ha empeorado el barrio donde has vivido siempre, cómo sales y muchas veces vas mirando de reojo por miedo a que te roben o te hagan algo», finalizan antes de seguir con su paseo. Por el momento, la investigación por los hechos permanece abierta para esclarecer estos disparos, averiguar si hay más personas involucradas y si pudieran tener o no relación entre sí.
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