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Problemas originados por la construcción del puente de Santa Teresa, en servicio en la Rondilla desde marzo del 2011, y los actos vandálicos provocados en ocasiones por el mal uso de los vehículos de movilidad urbana, han dado lugar a que los servicios municipales de ... la capital hayan tenido que intervenir en once ocasiones en los últimos ocho años, para reparar o sustituir elementos de este paso sobre el río Pisuerga.
Jardineras rotas, lamas del suelo levantadas, cristales de la barandilla fracturados, luminarias led arrancadas, o una parte del asfalto agrietado por donde circulan turismos son algunas de las deficiencias que presenta esta infraestrucuta con una longitud de 194 metros.
El colectivo 'Desde la Rondilla' ha reclamado al Ayuntamiento de Valladolid una «intervención global» en esa zona de la ciudad, que tiene una anchura de casi 30 metros.
«Lo que hemos pedido es una revisión estructural completa del puente, porque hemos comprobado que cada dos por tres se hacen intervenciones por deficiencias que no lo resuelven. Se anunció esta infraestructura como algo muy bonito por su diseño, pero el tiempo ha corregido a los promotores ya que no salimos de arreglos, que llegan incluso hasta la calzada en donde hay baches al paso de los coches», explica Ángel Bayón, miembro del colectivo.
A los pocos meses de abrirse esta vía que une la calle de la Peseta, en la Victoria, con la de La Rábida, en la Rondilla, una parte de sus cristaleras amanecieron rotas.
Estos elementos van siendo sustituidos por chapas para evitar la caída de peatones y ciclistas al río. Además, la creciente circulación con patinetes está contribuyendo a que las maderas se levanten.
«En el documento del proyecto ya se explicaba que la duración de estas piezas no superaba más de siete años. Hay puentes romanos que llevan siglos, y, ¿cómo es posible que uno moderno tenga que estar con arreglos cada dos por tres?», se pregunta Bayón.
El concejal de Movilidad y Espacio Urbano, Luis Vélez, coincide en el diagnóstico, pero recuerda que se han hecho once reparaciones en 9 años, alguna de ellas de mayor envergadura.
«Plantearnos una intervención global con otro tipo de materiales supondría para el Ayuntamiento unos 300.000 euros», dice.
El edil, que visitó el puente la semana pasada, señaló que los cristales rotos de las barandillas se han ido sustituyendo por chapa perforada, y «se ha comprado un material especial para realizar una reparación para este primavera».
Sobre la posibilidad de colocar cámaras de vigilancia en ese punto para prevenir y localizar a los autores de los destrozos, el concejal indica que ello sería competencia de la Policía Municipal, un área que depende de otra concejalía.
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